Repetir la mentira la hace verdad

No es verdad que Juan Bosch usara "borrón y cuenta nueva"

Por lo general ignoro las estulticias que leo en las páginas de opinión de los periódicos. Algunas no. Federico Jóvine Rijo, por ejemplo, adopta como verdad una expresión que mal intencionadamente se le atribuye a Juan Bosch: “borrón y cuenta nueva”. La difundió en su columna, “Sin paños tibios” (Listín Diario, 1/06/23, p.13), y se aventura a afirmar que erradicar la dictadura de Trujillo más de medio siglo después del ajusticiamiento del dictador ha sido imposible. En parte tiene razón. República Dominicana nunca ha juzgado la dictadura de Trujillo. Se intentó al enjuiciar a los asesinos de las Mirabal y al reclamar en extradición a Ramfis Trujillo Martínez, entonces radicado en París, por los crímenes de la Hacienda María aquel nefasto 18 de noviembre; el gobierno francés no accedió a extraditar al asesino de los conjurados del 30 de mayo de 1961.

De su artículo, “Hay que matar al jefe”, me llamó la atención que Jóvine Rijo afirmara como verdad que Bosch fuera el autor de la hoy famosa frase “borrón y cuenta nueva” que repetidas veces negó haberla dicho. Afirma también con el entusiasmo que le dio su desaprensiva retórica: “Comenzando por Bosch y su funesto “borrón y cuenta nueva” y pasando por todos los presidentes que hemos tenido desde entonces, nadie hizo nada para hacer saldar todas las deudas pendientes: no hubo devoluciones [sic], excusas, perdones, desagravios, comisiones de la verdad, juicios, sentencias, prisiones o fusilamientos [sic]... No, sólo hubo un silencio cómplice, un mirar hacia otro lado, un olvidarlo todo”.

Decía que en parte, porque se hace eco de una mentira que a fuerza de repetirla se ha convertido en verdad. Bosch no dijo a su llegada a Santo Domingo el 20 de octubre de 1961 “¡Borrón y cuenta nueva!” Esa expresión de deuda de colmados o de bares fue dicha por Ramón A. Castillo en julio de ese año poco después de su llegada a la entonces Ciudad Trujillo junto a la avanzada del PRD que encabezaban Ángel Miolán y Nicolás Silfa.

Lo que Bosch dijo a su llegada en un improvisado discurso al pie de las escalerillas del avión fue: “¡Hay que matar el miedo!” y abogando por la reconciliación de los dominicanos agregó: “Yo pido por fin, por último, a mi pueblo y a los funcionarios gubernamentales y a los funcionarios militares de todas las categorías, que como consecuencia de esa meditación nos dispongamos todos a matar el miedo, que seamos nosotros mismos el San Jorge de ese dragón que nos está oprimiendo hace más de treinta años, que está destrozándonos hace más de treinta años; que nos ha convertido en la vergüenza y en la ignominia del Continente” (Cfr. Bosch, Obras completas, t. 19, p.9).

A propósito de Borrón y cuenta nueva, en carta-réplica al Listín Diario publicada en la sección “Línea Directa” titulada por el periódico: “Bosch reitera Castillo fue quien trajo frase” (Listín Diario, 6 de agosto de 1986, p.1/p.14), el reconocido escritor y político expresó: “Voy a repetir una vez más que las palabras “borrón y cuenta nueva” fueron dichas por el señor Ramón Castillo en un mitin que se dio en el parque Colón tres meses antes de que yo llegara al país después de casi 24 años de exilio, y hasta donde lo veo en mis recuerdos, nadie más las repitió en la República Dominicana. La primera persona que puso esas palabras en boca mía fue Julio de Peña Valdez, a quien respondí explicando lo que acabo de decir, pero por lo visto los que leyeron a de Peña Valdez nunca leyeron mi aclaración ni en esa ocasión ni en las que se han repetido, la última de las cuales ha sido ahora, en la sección “Línea Directa” del Listín Diario” (ibid., en Bosch, Obras completas, t. 33, p.350).

Federico Jóvine Rijo que, por la homonimia, supongo hijo del talentoso poeta Federico Jóvine Bermúdez acepta como verdad esa mentira repetida tantas veces que ya ha adquirido la categoría de verdad. Me viene a la memoria que Jean-Batiste Arouet, Voltaire, el filósofo del Siglo de las Luces decía: “Mentez, mentez il reste toujours quelque chose!”. Y tenía razón.

La Unión Cívica Nacional y la oligarquía dominicana de entonces nunca perdonaron a Bosch, único de los candidatos que terciaron en las elecciones de diciembre de 1962 con experiencia política, la apabullante victoria electoral del PRD ni que Bosch descartara en sus discursos de campaña la persecución a los trujillistas. Bosch comprendió que el pueblo dominicano de entonces aún era trujillista y no podía hablar de persecución. Ante esa evidencia no desautorizó a Ramón A. Castillo. Prefirió, escribe Bosch, explicar “qué es una Constitución, qué es una ley, cómo trabajan los poderes separados; cómo y por qué se vota, qué es un partido político […]; al hablar de la organización de la sociedad dominicana explicaba por qué el Pueblo estaba y había estado siempre sometido a una minoría y apliqué a esa minoría la palabra tutumpote, que se popularizó rápidamente y no tardó en traspasar los límites del país”. Explicar lo que era justicia social, tratar de educar al pueblo; nunca recordaba que había pasado 24 años en el exilio ni que su padre y hermano fueron víctimas de la represión trujillista.

“Trujillismo” y “comunismo” figuran entre los principales argumentos esgrimidos por los golpistas en el ignominioso Libro blanco de las fuerzas armadas (1964) para derrocar el gobierno de Bosch. Un acto irresponsable con un elevado costó de vidas humanas y una intervención militar de Estados Unidos. Es lamentable que Bosch sea todavía víctima de esa burda y repetida mentira que ha adquirido la categoría de verdad. 

A propósito de Borrón y cuenta nueva, en carta-réplica al Listín Diario publicada en la sección “Línea Directa” titulada por el periódico: “Bosch reitera Castillo fue quien trajo frase” (Listín Diario, 6 de agosto de 1986, p.1/p.14), el reconocido escritor y político expresó: “Voy a repetir una vez más que las palabras “borrón y cuenta nueva” fueron dichas por el señor Ramón Castillo en un mitin que se dio en el parque Colón tres meses antes de que yo llegara al país después de casi 24 años de exilio, y hasta donde lo veo en mis recuerdos, nadie más las repitió en la República Dominicana. La primera persona que puso esas palabras en boca mía fue Julio de Peña Valdez, a quien respondí explicando lo que acabo de decir, pero por lo visto los que leyeron a de Peña Valdez nunca leyeron mi aclaración ni en esa ocasión ni en las que se han repetido, la última de las cuales ha sido ahora, en la sección “Línea Directa” del Listín Diario.”

Diplomático. Escritor; ensayista. Academia Dominicana de la Lengua, de número. Premio Feria del Libro 2019.