China se posiciona para ganar la Guerra Fría 2.0
La disputa sobre el uso de equipos Huawei en redes 5G es una muestra de lo que nos depara el futuro
La guerra fría entre EEUU y la Unión Soviética fue una titánica batalla ideológica, económica y tecnológica que duró 45 años y que llevó al mundo al borde del Armagedón nuclear, afectando casi todos los países e involucrando incluso la luna.
La guerra fría que se está desarrollando entre EEUU y China es un tipo de competencia muy diferente, pero podría no ser menos peligrosa y trascendental. Para EEUU, China será un enemigo mucho más formidable, dado su peso demográfico y su ambición tecnológica.
La batalla será más compleja y multidimensional. Mientras EEUU y la Unión Soviética estaban herméticamente separados, EEUU y China están íntimamente entrelazados en términos económicos, tecnológicos y culturales.
China fue el mayor socio comercial de mercancías que tuvo EEUU en 2018. TikTok, la red china para compartir vídeos, cuenta con 40 millones de usuarios estadounidenses entre sus 800 millones en todo el mundo.
Un total de 369,548 estudiantes chinos se matricularon en las instituciones de educación superior de EEUU en 2019. La hija del presidente Xi Jinping se graduó de la Universidad de Harvard en 2014.
La rivalidad entre superpotencias como EEUU y China también ha adquirido una nueva dimensión diferente y posiblemente decisiva: el ciberespacio. Si la Guerra Fría 1.0 giró en torno al hardware militar y la amenaza de la aniquilación nuclear, entonces la Guerra Fría 2.0 tiene más que ver con el software civil y la innovación tecnológica.
El Internet está emergiendo como una tecnología de control, no sólo de comunicación. Quien maneje el Internet de las Cosas a nivel global, mediante el cual se conectan miles de millones de dispositivos, tendrá una ventaja geoestratégica. Y China está fortaleciendo su posición: la disputa sobre el uso de equipos Huawei en las redes 5G de varios países occidentales es una muestra de lo que nos depara el futuro.
Es tentador creer que la retórica belicosa entre EEUU y China no sobrevivirá a sus dos líderes nacionales problemáticos, el presidente estadounidense Donald Trump y el Sr. Xi. Pero Orville Schell, un importante académico estadounidense en temas relacionados con China, tiene una visión más sombría. Alega que la política de compromiso de EEUU hacia China — que se mantuvo casi 50 años durante ocho administraciones presidenciales republicanas y demócratas — ha muerto.
En opinión del Sr. Schell, el compromiso de EEUU se basaba en dos suposiciones, que no han resistido el paso del tiempo. En primer lugar, Washington estaba convencido de que una mayor prosperidad y una mayor interacción con el mundo conducirían a la democratización de China. Posteriormente, supuso que el Internet aceleraría aún más la libertad social
Sin embargo, China se ha convertido en la segunda economía más grande del mundo sin relajar el control del poder del partido comunista. Además, el Gran Cortafuegos de China ha bloqueado la conexión mundial al Internet, a la vez que le ha permitido a Beijing meterse en el ciberespacio de otros. La semana pasada, Twitter eliminó 23,750 cuentas que, según afirma, formaban parte de una campaña de propaganda coordinada dirigida por China.
Robert Atkinson, presidente de la Information Technology and Innovation Foundation, un grupo de expertos con sede en Washington, alega que China ya ha superado a EEUU en algunas industrias avanzadas y está invirtiendo grandes sumas para lograr la supremacía tecnológica.
Con el fin de responder, el Sr. Atkinson alega que EEUU necesita desarrollar urgentemente una estrategia industrial nacional. La creencia generalizada de que los mercados libres, los derechos de propiedad y el espíritu empresarial serán suficientes para garantizar el éxito es “ingenua y no se fundamenta en la historia”.
En el apogeo de la guerra fría en 1963, el gobierno federal estadounidense gastó más en investigación y desarrollo que el resto de los sectores públicos y privados del mundo combinados, dice el Sr. Atkinson. Hoy, gasta menos en I + D como proporción del producto interno bruto que en 1955.
La ironía es que los líderes chinos pueden haber aprendido más de la historia estadounidense y su victoria en la primera guerra fría que lo que ha aprendido la clase política estadounidense. La innovación tecnológica es un asunto de seguridad nacional.
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