Estrellas que luchan con un diagnostico de cáncer
El actor Jeff Bridges, protagonista de la película “The Big Lebowski”, ha anunciado recientemente que padece un linfoma. Otros personajes famosos ya libraron esa batalla y en muchos casos la ganaron.
Recibir un diagnóstico de cáncer nunca es fácil. Jeff Bridges ha tenido que enfrentarse a esa noticia y así lo reflejaba en sus redes sociales: “Me han diagnosticado un linfoma. Aunque es una enfermedad grave, me siento afortunado de tener un gran equipo de médicos y el pronóstico es bueno”.
Otros personajes famosos también tuvieron que afrontar un diagnóstico de linfoma y someterse a tratamiento, como ahora hace Bridges, para superar la enfermedad.
Actores, cantantes y políticos de distintos lugares del mundo han conseguido vencer al linfoma. Es el caso de Michael C. Hall, muy conocido por dar vida al protagonista de la exitosa serie “Dexter”, en la que interpretaba a un especialista forense de la policía de Miami con una vida nocturna un tanto particular.
Afecta a los linfocitos
El cantante puertorriqueño Draco Rosa, la actriz española Concha Velasco o la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, también superaron un linfoma.
Esta enfermedad tampoco pudo con Mister T, el mítico M.A. Barracus de la serie “The A-Team”. De hecho, a Mister T le diagnosticaron un tipo de linfoma no Hodgkin denominado linfoma de células “T”. “¿Puedes creerlo? Cáncer con mi propio nombre. Cáncer personalizado”, comentó a la revista “Coping with Cancer”.
Sin embargo, también hay personajes célebres que no tuvieron tanta suerte, como Jacqueline Kennedy, el cantante Joey Ramone o el actor Andy Whitfield, protagonista de la primera temporada de la serie televisiva “Spartacus: Blood and Sand”. Todos ellos fallecieron a causa de un linfoma.
El linfoma es un tipo de cáncer que afecta al sistema linfático, concretamente a los linfocitos, que son células defensivas.
“El sistema linfático está formado por finos conductos que se ramifican por todo el cuerpo y transportan un líquido incoloro llamado linfa, que contiene un tipo de glóbulos blancos denominados linfocitos B y T. Los linfocitos B generan anticuerpos para combatir infecciones y los linfocitos T destruyen virus y células extrañas y activan a los linfocitos B para que generen anticuerpos”, explica Antonio Rueda, miembro de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
“En diferentes lugares del sistema linfático existen grupos de órganos con forma de pequeña habichuela, llamados ganglios linfáticos, que se encuentran en el abdomen, la ingle, la pelvis, las axilas, el tórax y el cuello. En los ganglios linfáticos se produce la maduración y activación de los linfocitos para que desarrollen su función fisiológica”, indica el doctor Rueda.
El especialista señala que el sistema linfático “también incluye el bazo, que produce linfocitos y filtra la sangre; el timo, que es un órgano ubicado debajo del esternón; y las amígdalas, que se encuentran en la garganta”.
Suele comenzar en los Ganglios Linfáticos
La Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) apunta que el linfoma es un tipo de cáncer que, por lo general, suele comenzar en los ganglios linfáticos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen más de 60 tipos de linfoma, en función del tipo de células inmunes afectadas y de los biomarcadores implicados.
No obstante, se clasifican en dos grandes grupos: el linfoma de Hodgkin y los linfomas no Hodgkin. La diferencia entre ambos radica en las características de las células malignas, por lo que sólo es posible distinguirlos tras hacer una biopsia y examinar dichas células.
No obstante, hacer esta distinción es fundamental pues, tanto el tratamiento como el pronóstico de la enfermedad son diferentes.
En este sentido, la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) explica que el linfoma de Hodgkin representa sólo el 10% de los linfomas y la mayoría de los pacientes con esta patología alcanza la curación.
En cuanto al linfoma no Hodgkin, la SEHH indica que el 90% de los linfomas son de este tipo. “Los adelantos logrados en histología, inmunología y citogenética han conducido a importantes avances en el conocimiento de la enfermedad y a mejores resultados terapéuticos”, expresa esta entidad.
La Sociedad Americana contra el Cáncer aclara que, además, los linfomas pueden dividirse en indolentes o agresivos.
Los indolentes son aquellos que se propagan despacio. Así, indica que “es posible que algunos linfomas indolentes no requieran tratamiento de inmediato, sino sólo un seguimiento riguroso”.
De igual modo, la SEHH afirma que en algunos casos no se recomienda ningún tratamiento hasta que se desarrollen los síntomas. De hecho, “incluso sin tratamiento, hay pacientes que viven muchos años sin presentar problemas”.
Por otro lado están los linfomas agresivos, que son aquellos que evolucionan muy rápido. “La esperanza de vida es de semanas o meses si no se tratan”, advierte la SEHH.
Esta entidad subraya que el tratamiento de este tipo de linfomas se basa en la inmuno-quimioterapia. “La mayoría de los pacientes responde bien al tratamiento y muchos de ellos se curan”, apunta.
La SEHH subraya que, teniendo en cuenta todos los tipos de linfomas, el 60% de los pacientes con esta enfermedad se curan.
Por Purificación León.
EFE/REPORTAJES
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