Cómo supervisar a tus hijos adolescentes sin hostigarlos
Cuando se encuentran en esta etapa en la que ni son niños ni son adultos, surgen preguntas como ¿hasta qué punto es válido controlar a los hijos? o ¿cuáles son los límites que debemos establecer?
La etapa de la adolescencia es un reto para muchos padres. Cuando los hijos se encuentran en esa edad en la que ya no deben ser tratados como niños, pero tampoco están preparados para recibir las libertades de un adulto, surgen preguntas como ¿hasta qué punto es válido controlar a los hijos? o ¿cuáles son los límites que se deben establecer?
Para conocer las respuestas a estas inquietudes, consultamos a la psicóloga Iris Castillo, terapeuta infanto-juvenil. “Es de mucha importancia, en especial en la adolescencia, dar seguimiento y velar por la conducta y emociones de los hijos”, adelanta la profesional de @lotuscentrointegral.
“Esto porque a pesar de tener más autonomía y conciencia en comparación con la niñez, en esta etapa aún se encuentran en desarrollo y requieren de orientación y acompañamiento de sus padres para asegurar su bienestar y sano crecimiento”, agrega.
Pero ¿supervisarlos es sinónimo de invadir su privacidad? La especialista en trastornos de ansiedad aclara que no. “Más bien se trata de establecer los límites y normas dentro de las cuales el adolescente puede desarrollar su autonomía y construir confianza en su entorno familiar”, señala.
Hay que establecer límites
Uno de los estilos más beneficiosos para lograr estar al pendiente de los adolescentes sin hostigarlos es combinar prácticas de supervisión con la promoción de su autonomía. Esto implica que los padres establezcan límites y exijan a sus hijos cumplir con sus obligaciones, pero manteniendo la comunicación y el diálogo, lo que significa escuchar sus opiniones y comprender sus necesidades.
Si bien Castillo advierte que los límites a establecer varían en cada sistema familiar, entre los más comunes se encuentran los horarios de llegada, las salidas, los compromisos escolares y académicos, mantener el respeto en la comunicación y los hábitos de autocuidado.
La profesional advierte que, de no existir y respetar estos límites, la relación se puede ver afectada e invadida por expectativas desproporcionadas, quiebre en la comunicación y falta de confianza de ambas vías.
¿Y la tecnología?
El uso de las nuevas tecnologías es una de las preocupaciones más frecuentes de los padres de adolescentes. Está claro que no se les puede prohibir, pero sí se puede controlar el contenido que consumen a través de las plataformas digitales.
“Se recomienda utilizar el control parental para moderar los contenidos a los que se exponen los adolescentes ya que es una etapa de mucha vulnerabilidad en la que la desinformación y promoción de conductas lesivas pueden impactar de forma importante”, sostiene la psicóloga.
Y añade: “Para ser más concisos, tenemos como ejemplo múltiples páginas que promueven y refuerzan conductas alimentarias altamente dañinas y patológicas cómo la anorexia o la bulimia a las que los adolescentes son más vulnerables y es responsabilidad de los padres prevenir y educar en esta clase de contenidos”.
Castillo finaliza diciendo que la clave para mantener una buena relación con los hijos llegados a la adolescencia está en ganarse su confianza y respeto desde la primera infancia.
“Para sostenerlo y consolidarlo en la adolescencia es importante trabajar en la escucha, sobre todo, y en el diálogo”, refiere, agregando que como padres hay que agradecer los momentos de acercamiento y aceptar los momentos de cierta distancia, que también son necesarios para su desarrollo.
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