Mis estudiantes de Letras y Comunicación Social, la Restauración de la República Dominicana y la fecha del 16 de agosto.

El desconocimiento histórico de las nuevas generaciones

Sucedió el 15 de agosto del 2018.

Entré al aula universitaria a impartir la asignatura Fonética y Fonología, en la cual participaban estudiantes de Letras (futuros maestros de Lengua y Literatura) y Comunicación Social (futuros periodistas)

Antes de iniciar mi lingüística lección, se me ocurrió preguntar:

«-¿Alguien de ustedes desea decirme por qué es feriado y se celebra en nuestro país el 16 de agosto de cada año? ¿Por qué se habla de Restauración de la República? ¿Qué fue lo que realmente se restauró?»

Las respuestas brillaron por su escasez, y no pudieron ser más decepcionantes, deprimentes y hasta jocosas, si se quiere.

« - Porque ese día es que ponen en posesión a las nuevas autoridades » – me respondió el único estudiante que de inicio abrió la boca, de un total de quince que en ese momento conformaban la matrícula.

Al escuchar esto, acto seguido se activó mi histórica y siempre tormentosa migraña.

-¿Qué ocurrió un día de 16 de agosto? – insistí.

 «-Un día 16 de agosto de 1829, creo, sacaron a los haitianos de aquí» - se le escuchó responder al segundo que intervino.

Ante esa segunda respuesta, me pregunté: « ¿Continúo o suspendo aquí el interrogatorio?

Decidí continuar y, en tal virtud, de nuevo pregunté:

«- ¿Qué sucedió en nuestro país un día 16 de agosto de 1863?»

«- Ese día – truena un estudiante, con aire y tono de historiador consumado – Juan Pablo Duarte, Sánchez, Mella y el general Pedro Santana, al frente de un poderoso ejército, sacaron a los españoles de nuestro país»

«-¡Dios mío! – exclamé desesperado.

Al oír esa última respuesta, guardé silencio durante unos segundos, y sentí que el nivel de mi migraña aumentaba. Fue entonces cuando otro estudiante se levantó de su asiento para con acento sentencioso y no menos desprecio al conocimiento histórico exclamar: «Lo que pasó, pasó. Lo que importa es el presente y el futuro…»

Y fue entonces cuando yo, como aquellos veteranos abogados litigantes, no tuve más que decir para mí: « No más preguntas, señor magistrado»; y en lugar de seguir con el interrogatorio, preferí robarle unos minutos al tema lingüístico de mi incumbencia para explicar lo que realmente ocurrió en el cerro de Capotillo un día 16 de agosto de 1863, dos años después que al general Pedro Santana se le ocurriera la antipatriótica y traicionera idea de anexar nuestra república al imperio español.

Vale aclarar que la segunda parte de la pregunta, el porqué del nombre «Restauración», ni un estudiante logró ofrecer la debida explicación

¿A qué se debe ese desconocimiento de nuestra historia que muestran las jóvenes o posmodernas generaciones de estudiantes?

Quizás se deba a no requerida competencia histórica y docente de sus enseñantes, vale decir, a una de las tantas debilidades que padece actualmente la escuela dominicana. O tal vez sea el resultado de la indiferencia de los jóvenes ante todo aquello que no forme parte de su centro de interés. De unos jóvenes, muchos de los cuales, en los niveles primario y secundario, suelen afirmar aquello de que para qué insistir tanto en lo que ya pasó, en vez de concentrarse en lo que está pasando o puede pasar.

En virtud de esa visión juvenil acerca de nuestra historia, no debe sorprender entonces el que en un concurso de belleza, Miss República Dominicana 2008, la representante de Monseñor Nouel afirmara que Juan Pablo Duarte era su personaje histórico favorito o con el cual se identificaba más «porque – según ella - él nos permitió descubrir lo que es Hispanoamérica».

El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura dcaba5@hotmail.com