Tras elevar su gasto a US$1,000 millones, el Chelsea de Pochettino visita al West Ham

El hecho de no estar en los torneos europeos dará a Pochettino una semana completa entre partidos

Moisés Caicedo, centrocampista ecuatoriano de Brighton, se arrodilla, tras el partido de pretemporada contra Brentford, el miércoles 26 de julio de 2023, en Atlanta. (AP/Brynn Anderson)

Después de un cambio de propietario, dos técnicos destituidos, dos periodos enloquecidos de transferencias y la llegada de 23 jugadores —hasta ahora— por un costo cercano a los 1.000 millones de dólares, hay una pregunta pertinente.

¿Está el Chelsea listo para competir de nuevo por un título de la Liga Premier inglesa?

No, sería la respuesta de la mayoría.

Sin embargo, hay señales de que vienen cosas buenas para un club que, durante los últimos dos años ha quedado consumido por el caos dentro y fuera de la cancha. En este periodo, los Blues rara vez han estado lejos de la atención generalizada, ante su gasto escandaloso para reconstruir el plantel.

El contrato récord para hacerse del ecuatoriano Moisés Caicedo y la llegada inminente del contención belga Romeo Lavia pondrían el cerrojo a otro activo periodo de traspasos para el Chelsea. Pero éste fue más interesante por los nombres que se fueron que por aquellos que llegaron.

Se han marchado Edouard Mendy, Kepa Arrizabalaga, Cesar Azpilicueta, Kalidou Koulibaly, Mateo Kovacic, N’Golo Kante, Mason Mount, Christian Pulisic, Ruben Loftus-Cheek, Kai Havertz y Pierre-Emerick Aubameyang, entre otros.

Y han llegado Christopher Nkunku, Axel Disasi, Nicolas Jackson, Robert Sánchez, Lesley Ugochukwu, Angelo y más recientemente Caicedo, quien firmó un convenio por 146 millones de dólares, un récord para un equipo británico.

Lavia se uniría pronto desde Southampton por un monto cercano a los 70 millones de dólares. Ello elevaría el gasto del Chelsea en este periodo a más de 400 millones de dólares, tras los 280 millones observados el verano pasado y los 350 millones desembolsados en enero.

Por cierto, hay también un nuevo entrenador, el argentino Mauricio Pochettino, quien busca mostrar la serenidad que se requiere en medio de la locura que predomina en Stamford Bridge.

Los cambios han sido vertiginosos durante los primeros 15 meses de gestión de Todd Boehly y Clearlake Capital. Adquirieron el club por 2.500 millones de dólares en mayo de 2022, cuando Chelsea era todavía campeón europeo.

La campaña pasada, primera con los nuevos propietarios, la escuadra se hundió al duodécimo sitio de la Liga Premier.

A fin de cuentas, lo que les importa más a los aficionados del equipo son los resultados en la cancha. La campaña comenzó de manera alentadora.

Sacar conclusiones después de un partido es siempre riesgoso. Pero el empate 1-1 entre Chelsea y Liverpool incluyó varios momentos positivos —particularmente en el segundo tiempo— como para causar emoción sobre lo que está por venir, especialmente ahora que Caicedo refuerza el medio campo.

Junto al ecuatoriano están el argentino Enzo Fernández y ya sea Lavia o Connor Gallagher. Reece James y Ben Chilwell jugarían como extremos, y la defensa incluiría a Thiago Silva y Levi Colwill —uno de los centrales más promisorios del fútbol inglés.

Todo apunta a que hay aquí un buen equipo, con bastante juventud, excluyendo desde luego a Silva, de 38 años.

El hecho de que Chelsea no dispute los torneos europeos dará a Pochettino una semana completa entre partido y partido de liga para hacer que sus métodos se arraiguen.

Y un comienzo aparentemente fácil de calendario ayudaría también. West Ham será el rival del domingo, seguido por Luton, Nottingham Forest, Bournemouth, Aston Villa, Fulham y Burnley. Para entonces, Chelsea podría tener bastantes puntos y estar funcionando como quiere el estratega argentino.

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