Cómo se vivió el cuarto juego de la final de Lidom
En el cuarto juego de las serie final del Lidom, tanto los preparativos, el partido y la celebración se pueden ver desde varios puntos de vista. Ahora queda una serie empatada que se decidirá en los próximos dos partidos.
PREVIA
4:30 de la tarde, las inmediaciones al estadio Quisqueya dejan de parecer un lugar desértico, imagen que se da un día normal como cualquier otro, pero este no es el caso.
La gente comienza a llegar, las aceras y sombras de los árboles comienzan a teñirse de azul; ya se escucha a los hombres de reventa de entradas; ya se escucha a la marea azul ambientar al equipo local; es día de partido.
Mientras fuera todo comienza a tener vida, dentro del estadio los dos mejores equipos de esta temporada calientan para medirse en el cuarto partido de los siete posibles de estas finales.
Es necesario llegar a las cuatro victorias para declararse campeón del LIDOM.
Con un resultado previo de dos victorias para Las Estrellas, contra una de Los Tigres, los verdes analizan a los liceístas en su turno de bateo. Las miradas quedan pendientes al ocupante del home.
Aún así, quién podría decir que, con un partido importante al caer, ambos equipos parecen relajados, se animan y se divierten durante el calentamiento. Parecería una manera de liberar tensiones.
Con el cambio de turno de bateo, las Estrellas terminan la rueda de calentamiento y se arrodillan en un círculo para hacer la oración previa, una costumbre que, desde fuera puede señalarse como supersticiosa, pero aporta paz y ánimos al equipo, que busca la victoria para quedarse más cerca de llevar un nuevo campeonato a San Pedro de Macorís.
Las Estrellas de Oriente cuentan con 3 campeonatos nacionales, mientras que los Tigres de Licey quieren apoyarse en la historia que les precede, con 23 campeonatos a la espalda, y engrandecerla más.
MVP
De igual manera, no solo por el encuentro es un día importante, previo al partido se entregaba el trofeo al “Most Valuable Player” (MVP) de la Liga Regular. Los focos de atención se van a la parte superior del estadio, mientras los de Macorís terminan de batear. El jardinero de los Toros del Este, Ronny Simon, ofrece una rueda de prensa a los periodistas donde responde a todas las respuesta sobre su nuevo trofeo como MVP.
Un trofeo al que luego se le uniría una jeepeta completamente nueva de la marca Jetour, Dashing 2024 MVP Edition.
La ceremonia oficial fue realizada junto con el saque de honor en el terreno del estadio un poco antes de que comenzara la primera entrada.
El Encuentro
Después de escuchar el himno nacional, y con los primeros innings ya en juego, el estadio Quisqueya estaba completamente teñido por camisetas, gorras y banderas de color azul. La banda del equipo local alentaba al público para que animarán a los bengaleses a conseguir una nueva épica: remontar hasta el 2-2.
Desde el pie de pista se vivía un ambiente de fiesta y, sobre todo, había muchos intentos de desconcentrar al equipo rival, a las Estrellas. Gritos hacia los jugadores en base, al pitcher contrario y al bateador; vuvuzelas, silbatos e incluso golpes a las vallas publicitarias. Todo ello para que los campeones del Caribe mantuvieran la diferencia de tres carreras que habían conseguido en su primer turno de bateo hasta la novena entrada.
Como era de esperar, tenían que aparecer las Estrellas, pues por algo son finalistas. En el noveno inning, llegó para los de Macorís la tan buscada vuelta que hasta entonces no habían conseguido. Vidal Bruján sorprendió a todo el estadio con toque hacia la tercera base de Robel García, el pitcher Asencio capturó la bola pero la lanzó mal a primera base, lo que dió chance a Brujal para llegar hasta tercera.
Tal jugada puso en tensión al estadio; el resultado era de 3 a 1 en el comienzo del último inning, y los visitantes se habían plantado con un jugador en tercera base y ningún out. Las Estrellas lo intentaron con rolling al campocorto de Canó, pero éste otorgó el primer out con roletazo al torpedero. Miguel Sano también probó suerte para los de Macorís, pero erro con un batazo al short stop, que entregó el segundo out para los visitantes. Lewin Díaz, primera base visitante, logró un doble play y generó desconfianza a los liceistas. Pero un confiado Jairo Asencio ponchó a Wilfred Veras para acabar el partido.
La Celebración
La locura se desató desde el banquillo de los campeones del Caribe que rápidamente se contagió al estadio entero. La grada se tiñó aún más de azul: bengalas de humo, pancartas, juguetes de tigres vestidos del Licey y saltos de emoción. Tanto fuera como dentro, la gente desfilaba al grito de “Licey campeón”; en las inmediaciones incluso se formó un gentío alrededor de una batucada.
Todos querían ser parte de esta serie final que, prácticamente, ha vuelto a empezar de cero.
Ahora quedan por delante 2 partidos. El primero en San Pedro de Macorís, casa de las Estrellas, y, quien gané ahí, podría proclamarse campeón de LIDOM en el segundo partido,en casa de los Tigres, en Santo Domingo.
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