Los cuidadores de pacientes con demencia se enferman hasta tres veces más
La neuropsiquiatra Daisy Acosta llama a los cuidadores a educarse para evitar el desgaste
La persona que se dedica al cuidado de un paciente con demencia tiene probabilidades de enfermarse hasta tres veces más que un cuidador de otras patologías.
La observación la hace la doctora Daisy Acosta, neuropsiquiatra y miembro fundadora de la Asociación Dominicana de Alzheimer y Similares, quien, en conversación con Diario Libre, aseguró que un diagnóstico de demencia, cuando se entrega con herramientas y educación, empodera al paciente si aún le queda conciencia y a sus familiares para que entiendan de antemano lo que les espera con esta enfermedad.
“Un diagnóstico de demencia no quiere decir que la vida se acabó, es un proceso, el diagnóstico es simplemente el comienzo de un largo camino de cambios en los que el cuidador debe estar muy empoderado y conocedor de la enfermedad para que pueda manejar la situación porque es muy difícil”, afirmó Acosta, quien también es médico geriatra y la creadora del primer Banco Nacional de Cerebros en República Dominicana.
La especialista indicó que el paciente con demencia empieza a presentar cambios de ánimos muy bruscos, que no se suelen entender, de ahí la labor de brindar apoyo para que la familia pueda manejar la situación sin que se enferme el cuidador.
“Cuando hablamos de prevalencia de personas con demencia, no podemos pensar en el paciente, tenemos que pensar en la familia que está recibiendo los embates de esa enfermedad. A medida que la enfermedad avanza, el paciente se va desconectando, y eso va calando profundamente, por tanto, si el cuidador no se cuida, se va con el enfermo y de hecho, normalmente el cuidador muere primero que la persona enferma”, comentó.
Indicios
La doctora explicó que identificar cuando un paciente tiene indicios de Alzheimer es muy difícil, sobre todo cuando se trata de la población adulta mayor de 65 años porque suele atribuir a achaques por la edad.
“Son cambios sutiles que se confunden con la vejez y lo dejan (el diagnóstico) ya cuando llegan los síntomas de memoria y los trastornos de conducta, el paciente ya no duerme, vocea de noche y ya ha empezado el desgaste”, destacó.
Acosta resaltó el hecho de que “la memoria se mide, si usted siente que su memoria no está como estaba antes, vaya al médico. Si usted pierde la memoria se hace dependiente de otra persona”.
Estudio de campo
Desde el año 2003, Acosta realiza estudios en San Carlos, Villa Francisca y la Zona Colonial, donde se han examinado 2,046 personas mayores de 65 años, determinado una incidencia de 11.6 % de demencia en el área, esto incluye Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas.
La experta en demencia citó 14 factores de riesgo modificables que, de mantenerse controlados, ayudan a evitar o ralentizar la aparición de las enfermedades neurodegenerativas. Estos son: pérdida de la audición, depresión, fumar, colesterol alto, diabetes, falta de ejercicio, hipertensión, obesidad, consumo de alcohol, aislamiento social, polución del aire, pérdida de la visión no tratada, traumatismos craneales y poca estimulación cognitiva.
Acosta detalló que un descontrol de estos factores, especialmente en la edad media de la vida (entre 35 y 50 años) incide altamente en la degeneración de demencia. En el caso de los mayores de 65 años los que más los afectan son el aislamiento, la polución y la pérdida de visión.
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