Trabajo y matrimonio infantil, el impacto de 19 meses sin aulas en la India
Mikaela Viqueira
Nueva Delhi, 1 nov (EFE).- Varias regiones de la India reabrieron este lunes las aulas tras 19 meses de inactividad por la pandemia en un país con un limitado acceso a Internet, una situación que obligó a muchos niños y niñas de bajos recursos a abandonar sus estudios para trabajar o contraer matrimonio.
Las calles de Nueva Delhi volvieron a llenarse a primera hora de esta mañana de jóvenes estudiantes cargando pesadas mochilas y bates de críquet en dirección a la escuela después de que a mediados de marzo del año pasado la llegada de la covid-19 obligase a paralizar la vida en el país.
Las puertas volvieron a abrirse también hoy en las escuelas de educación primaria de los estados sureños de Tamil Nadu y Kerala, donde la gran mayoría de niños y niñas celebraron al ritmo de canciones su vuelta por la bajada de las infecciones.
MATRIMONIOS PARA LAS NIÑAS Y TRABAJO PARA LOS NIÑOS
Uno de los efectos más visibles del cierre físico de las aulas fue la paralización del programa 'Comida del mediodía' implementado por el Gobierno indio, que garantiza que cerca de 120 millones de niños en más de un millón de escuelas de todo el país reciban por lo menos un almuerzo al día, algo que impulsa la escolarización.
Además de esa pérdida, la pandemia redujo también los ingresos en unos hogares que apenas disponían de un teléfono para que sus hijos pudieran seguir con sus estudios, llevando a algunos padres a decidir casar a sus hijas o poner a trabajar a sus hijos.
Es el caso de Sorina, una joven de 17 años del estado occidental de Odisha, que durante la pandemia tuvo que abandonar sus estudios porque no disponía de un dispositivo electrónico para conectarse en línea y sus padres decidieron que su mejor destino era casarse.
Pese a que no disponía de la edad legal para contraer matrimonio, su familia encontró a un hombre once años mayor dispuesto a casarse.
Además los padres de Sorina quisieron aprovechar las restricciones de la pandemia para celebrar una boda a bajo coste, ya que una de las limitaciones para controlar los contagios fue limitar el número de invitados a un máximo de 50, un respiro para esta familia con unos ingresos de 3.000 rupias mensuales (40 dólares).
La jefa de protección infantil en la India de UNICEF, Soledad Herrero, explicó a Efe que 'la precariedad de muchas familias' empuja a que tengan que tomar 'decisiones inconcebibles' para generar recursos económicos, 'y esto se traduce, en el caso de los niños, en trabajar; y en el de las niñas, en buscar oportunidades de matrimonio lo antes posible'.
Pese a que el principal motor de esta decisión es el económico, Herrero agregó que existe un 'componente sociocultural muy arraigado' con el matrimonio infantil en la India.
Por eso, 'cuando las familias están presionadas a tomar la decisión de quién continúa estudiando y quién no, las probabilidades de que las niñas sean relegadas es mucho más elevado', apuntó.
Por suerte, Sorina pudo detener su enlace matrimonial después de que su mejor amiga le animó a reportar el caso a las autoridades del menor de su localidad, quienes, a su vez, persuadieron a sus padres de esta idea que podía suponer una multa de 200.000 rupias (poco más de 2.600 dólares) y la cárcel.
IDEAS CREATIVAS
La vuelta a las aulas tampoco ha sido fácil para los profesores, que han tenido que readaptar su metodología de trabajo para que el alumnado volviese a alcanzar el ritmo de aprendizaje tras el impacto de la pandemia, sobre todo en aquellas familias con apenas recursos para adquirir un dispositivo electrónico con conexión a la red.
Con el objetivo de combatir la brecha digital en el sistema educativo indio, el Gobierno del estado occidental de Odisha y UNICEF iniciaron un programa de prácticas para que futuros maestros de educación primaria puedan completar sus capacitaciones poniendo al día a los niños y niñas de pequeñas aldeas sin acceso a Internet.
Gourimani empezó sus prácticas en la aldea de Mayurbhanj, en Odisha, pero al tercer día los alumnos dejaron de asistir. Poco a poco se dio cuenta de que los niños de esta aldea con lengua local propia no la entendían, ya que durante los meses en los que no asistieron al colegio apenas tuvieron contacto con el idioma estatal.
Rápidamente, esta joven de 21 años tuvo que adaptarse a la nueva realidad y a través de canciones, bailes y juegos interactivos, llamó la atención de sus alumnos y poco a poco recobraron la motivación para seguir estudiando.
Herrero precisó que justo en esta etapa, en la que los alumnos vuelven a las aulas, es fundamental que se realice un control de asistencia, ya que 'detrás de un niño que no está en la escuela estamos ante un caso o de trabajo o de matrimonio infantil'.
'La pandemia ha hecho que estas situaciones sean invisibilizadas, por eso se cree que las comunidades y familias se han aprovechado para llevar a cabo matrimonios sin que las autoridades lo supieran', sentenció. EFE
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