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Colón, Caonabo y el primer huracán registrado en América

La carta de Colón: ¿Huracán, terremoto o ambos en 1495?

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Colón, Caonabo y el primer huracán registrado en América
Sumérgete en la intrigante historia del huracán de 1495 según Cristóbal Colón. (FUENTE EXTERNA)

Caonabo, cacique de Maguana (esposo de Anacaona), era considerado el más valiente de los taínos de la isla Española: Colón lo describió como “el más osado y atrevido de todos los caciques”. Pero, además, era la chispa inspiradora para luchar contra los españoles. Ya capturado Caonabo, el Almirante Colón entró en la capital del recién conquistado cacicazgo de Maguana, desde donde escribió una extensa carta a los Reyes Católicos, fechada el 15 de octubre de 1495.

En la misiva les relata los pormenores del nuevo territorio conquistado, pero lo más sorprendente de todo fue que el Almirante menciona una supuesta “tempestad y terremoto”, que ocurrió en julio de dicho año y destruyó todo a su paso.

Caonabo fue apresado en 1495 por Alonso de Ojeda, lo cual era un mal presagio, según los ancianos taínos de la aldea. Estos inmediatamente atribuyeron el huracán a la presencia de los españoles en sus tierras. Los taínos estaban atónitos ante tan inusual evento climático, y con sus rituales mágico-religiosos buscaban una respuesta divina de los dioses, ya que ellos no tenían conocimiento de un desastre de tal magnitud.

En esta tesitura, cuenta el Almirante que el fenómeno atmosférico fue tan fuerte (posiblemente el huracán fue categoría 5) que arrancó de raíz los árboles más grandes, “los árboles que desde la crianza de Adán eran nacidos”, según Colón manifiesta en la carta, donde también cuenta que el huracán hasta quebró las amarras de las carabelas en el puerto de la Isabela (Puerto Plata) y las hundió. Menciona también el Almirante la entrada del mar a tierra: “Crecieron las aguas de la mar más de dos brazas a tierra adentro, que adonde solía ser seco y hondo”.

El Almirante estaba ajeno a fenómenos atmosféricos de esta magnitud en tierra, al no saber describir un “huracán” (palabra taína que utilizamos hoy en día), ni mucho menos el término “ciclón” (proveniente del inglés cyclone, y este a su vez del griego kykloûn ‘remolinar’). Además, se debe considerar que Colón no dominaba el español en su totalidad; siendo genovés y marinero, utiliza dos términos en italiano que son similares: tempesta e terremoto (‘tempestad’ y ‘terremoto’).

¿Habrá tenido razón el Almirante al decir que fue un terremoto junto con un tsunami? ¿Ocurrieron los dos fenómenos al mismo tiempo (un terremoto y un huracán)? Son preguntas dignas de un estudio científico más profundo; recordemos la situación de los huracanes y de los terremotos en México en el 2017.

Debajo podemos leer el fragmento de la carta de Cristóbal Colón:

En el mes de julio (1495), en un momento se engendró un viento con un terremoto y tanta tempestad del cielo, no muy lejos, do vino por línea derecha de parte de levante [el oriente] por esta sierra, al luengo de la mar, arrancando los árboles que desde la crianza de Adán eran naçidos; y vino a parar aquí a La Isabela, adonde sin ninguna tormenta de mar quebró las amarras a estas naos y las echó al fondo junto con tierra. No peligró en ellas criatura. Espantados quedan los indios, en especial los antiguos, que dicen que jamás acaeció otro terres moto que acá se supiese, y nos echan la culpa. Una cosa acaece aquí que paresçe maravilla: que después que aquí estamos, en cresçido las aguas de la mar más de dos brazas la tierra adentro, que adonde solía ser seco, y fondo. El puerto es bueno, y se muestra en todas estas tierras no debe haber habido tormenta jamás, porque los árboles y yerbas están metidas hasta el agua. Otro puerto tenemos aquí al este, a tres leguas, que Degran se llama. Cabrán en las todas las naos del mundo. La entrada será de setenta pasos, y allí todas las naos pueden estar.

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