Condenan a 130 años de cárcel a hombre de Indiana por el asesinato de dos adolescentes en 2017
Justicia para Abby y Libby tras el desenlace del escalofriante caso Delphi
Un hombre de Indiana, condenado por asesinar a dos adolescentes que desaparecieron durante una caminata invernal en 2017, fue sentenciado el viernes a un máximo de 130 años de prisión en un caso que ha dejado una larga sombra sobre Delphi, la pequeña ciudad natal de las jóvenes.
Una jueza especial sentenció a Richard Allen en una audiencia que comenzó a las 9 de la mañana. Allen, de 52 años, fue condenado el 11 de noviembre por los asesinatos de Abigail Williams, de 13 años, y Liberty German, de 14, conocidas como Abby y Libby. Un jurado lo encontró culpable de dos cargos de asesinato y dos cargos de asesinato mientras cometía o intentaba cometer un secuestro.
Allen fue sentenciado en dos de los cuatro cargos de asesinato por la jueza del Tribunal Superior del Condado de Allen, Fran Gull, que impuso el máximo de 65 años por cada cargo, a cumplirse de manera consecutiva. La audiencia de sentencia, que incluyó declaraciones de impacto de seis familiares de las adolescentes, duró menos de dos horas y tras concluirla, una de las abogadas de la defensa de Allen dijo que planean apelar y buscar un nuevo juicio.
“Nuestros pensamientos y oraciones para las familias de las víctimas. Lo que pasaron fue inimaginable”, dijo la abogada defensora Jennifer Auger. Añadió que la defensa planea dar una declaración más detallada posteriormente, “pero hoy no es el día para hacerlo”.
Allen enfrentaba entre 45 años y 130 años de prisión por los asesinatos de las adolescentes de Delphi.
Allen también vivía en Delphi, y cuando fue arrestado en octubre de 2022, más de cinco años después de los asesinatos, trabajaba como técnico de farmacia en un local a unas cuantas cuadras del tribunal del condado, donde más tarde se celebró el juicio.
El proceso, que duró varias semanas, se produjo después de repetidos retrasos, una filtración de pruebas, la renuncia de sus defensores públicos y su restitución por la Corte Suprema de Indiana.
El caso, que incluyó pruebas estremecedoras, ha generado una atención desmesurada entre los entusiastas de los casos de crímenes reales.
Las adolescentes fueron encontradas muertas en febrero de 2017, con las gargantascortadas, un día después de que desaparecieran mientras hacían una caminata en un día feriado escolar.
Gull, la jueza especial que supervisó el juicio de Allen, se trasladó del condado de Allen, en el noreste de Indiana, al igual que el jurado.
Las siete mujeres y cinco hombres estuvieron aislados durante todo el juicio, que comenzó el 18 de octubre en Delphi, sede de gobierno del condado de Carrol y ciudad natal de las chicas, que cuenta con unos 3.000 residentes y está a unos 100 kilómetros (60 millas) al noroeste de Indianápolis.
Un familiar dejó a las adolescentes en un sendero justo en las afueras de Delphi el 13 de febrero de 2017. Las estudiantes de octavo grado no llegaron al lugar que habían acordado y fueron reportadas como desaparecidas esa noche. Sus cuerpos fueron hallados al día siguiente en un área boscosa cerca de un puente ferroviario abandonado que habían cruzado.
En su alegato final, el fiscal del condado de Carroll, Nicholas McLeland, dijo a los miembros del jurado que Allen, armado con una pistola, obligó a las jóvenes a salir del sendero y había planeado violarlas antes de que una camioneta que pasaba lo hiciera cambiar de planes y les cortara la garganta. McLeland dijo que una bala sin disparar encontrada entre los cuerpos de las adolescentes “había sido cargada” en la pistola Sig Sauer calibre .40 de Allen.
Una experta en armas de fuego de la Policía Estatal de Indiana dijo al jurado que su análisis vinculaba la bala con la pistola de Allen.
McLeland dijo que Allen era el hombre que aparece siguiendo a las adolescentes a través del Puente Monon High en un borroso video de celular que German grabó. Y dijo que era la voz de Allen la que se podía escuchar en ese video diciendo a las adolescentes, “debajo de la colina” después de que cruzaran el puente.
“Richard Allen es el Hombre del Puente”, dijo McLeland a los miembros del jurado. “Las secuestró y luego las asesinó”.
McLeland también señaló que Allen confesó repetidamente los asesinatos —en persona, por teléfono y por escrito. En una de las grabaciones que reprodujo para el jurado, se podía escuchar a Allen diciéndole a su esposa, “Lo hice. Maté a Abby y a Libby”.
La defensa de Allen argumentó que sus confesiones no eran fiables debido a que la presión y el estrés de encontrarse encerrado y aislado, ser observado las 24 horas del día y recibir las burlas de las personas encarceladas con él le provocó una grave crisis de salud mental. Un psiquiatra llamado por la defensa dijo que, si una persona pasa meses en confinamiento solitario, puede volverse delirante y psicótica.
El abogado defensor Bradley Rozzi dijo en su alegato final que Allen era inocente. Afirmó que ningún testigo identificó explícitamente a Allen como el hombre visto en el sendero o en el puente la tarde que las chicas desaparecieron. También dijo que no hay huellas dactilares, ADN ni pruebas forenses que vinculen a Allen con la escena del crimen.
Los abogados de Allen habían buscado argumentar durante el juicio que las chicas fueron asesinadas en un sacrificio ritual por miembros de un grupo nacionalista blanco conocido como los Odinistas, que siguen una religión pagana nórdica. Sin embargo, la jueza dictaminó en contra de eso, diciendo que la defensa “no logró presentar pruebas admisibles” de tal conexión.