Más de 11,600 niños murieron o resultaron mutilados en conflictos armados el año pasado
Escuelas y hospitales bajo ataque en zonas de conflicto
El número de niños muertos violentamente o que resultaron mutilados en conflictos armados llegó el año pasado a la cifra de 11,649 víctimas, la más grave nunca registrada y que supuso un 35 % de aumento con respecto a 2022, según el informe anual que cada curso presenta el secretario general de la ONU para el Consejo de Seguridad, hecho público hoy.
Al total de niños muertos (5,301) y mutilados (6,348) hay que sumar los secuestrados, los reclutados para combatir con alguna facción armada o los detenidos (y a veces maltratados y torturados) como consecuencia de los combates; en total, fueron 22,557 los menores "víctimas de graves violaciones" -algunos en repetidas ocasiones- en 25 escenarios distintos.
El mayor número de casos se registró, por este orden, en los territorios palestinos, la República Democrática del Congo, Birmania, Somalia, Nigeria y Sudán, y sus responsables son en la mitad de las veces "actores no estatales", siendo el resto fuerzas armadas "oficiales" o actores no identificados.
Uno de los ejemplos más graves de los ataques atribuibles a grupos estatales son los perpetrados contra escuelas y hospitales, de los que se han reportado 1650 ejemplos, así como la denegación de auxilio a niños víctimas de combates.
La polémica inclusión de las fuerzas armadas israelíes
El informe ha sido polémico este año porque por primera vez ha incluido a Israel en la llamada "lista negra" de los países que violan los derechos de los niños, una lista donde aparecen sistemáticamente otros países como Afganistán, Somalia, Siria, Yemen u otros inmersos en conflictos enquistados.
Concretamente, aparecen "las fuerzas armadas y de seguridad" israelíes en el listado de 'actores estatales', mientras que como 'no estatales' se incluye a dos movimientos palestinos, los brazos armados de Hamás y la Yihad Islámica. A todos ellos el informe los acusa de "matar y mutilar niños", mientras que el ataque a escuelas y hospitales es atribuido a las fuerzas de Israel, y los secuestros a grupos palestinos.
El pasado viernes, al filtrarse esos nombres, el embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, reaccionó de manera furibunda y escribió en X que las fuerzas armadas de su país "son las más ejemplares del mundo" y que "el único (que debería) entrar en la 'lista negra' es el secretario general, que incentiva y fomenta el terrorismo".
Dentro de un conflicto que "presenta una escala e intensidad sin precedentes" y que ha aumentado en un 155 % las violaciones graves solo en 2023 -pues no recoge los hechos de 2024-, la gran mayoría de niños que han resultado víctimas son palestinos (4,360 frente a 113 niños israelíes), destaca el informe.
No todas las acusaciones recaen sobre Israel, y de hecho el texto recoge un fenómeno permanentemente denunciado por el Estado hebreo, como es la utilización demostrada al menos en una ocasión de una escuela como base de ataque de los grupos palestinos, más "numerosos informes" aún por confirmar del uso de niños como escudos humanos por esas misma facciones.
En el informe, el secretario general insta al Gobierno de Israel a que "firme inmediatamente un plan de acción con las Naciones Unidas para hacer cesar y prevenir la matanza y mutilación de niños y los ataques contra escuelas y hospitales" y que terminen además con "la denegación de acceso humanitario a los niños".
Mañana, viernes, el Consejo de Seguridad celebra una sesión para tratar los resultados de este informe, que probablemente reproducirá de nuevo la tensión geopolítica que la guerra de Gaza ha producido en los pasados meses de manera repetida en el máximo organismo de la ONU.