Apoyo social en minorías puede reducir mortalidad por cáncer en personas que viven solas
Cómo el apoyo familiar y comunitario hace la diferencia
El apoyofamiliar y comunitario entre los hispanos y otras minorías probablemente contribuye a atenuar los riesgos de muerte por cáncer observados entre las personas que viven solas, indica un estudio publicado este jueves en la revista Cancer.
"Estudios previos han mostrado una vinculación entre vivir solo y mortalidad por cáncer, pero los hallazgos sobre factores como sexo y raza o grupo étnico en general han sido incongruentes entre sí, y los datos sobre niveles socioeconómicos son escasos", dijo Hyunjung Lee, científica de la Sociedad Estadounidense Contra el Cáncer (ACS) y autora principal de la investigación.
El informe indica que en 2020 había en Estados Unidos 38 millones de hogares en los cuales una persona vivía sola, en comparación con los siete millones de 1960.
Los adultos que viven solos tienen más probabilidades de ser varones, blancos no hispanos o negros no hispanos, de edad más avanzada, con ingresos por debajo del nivel federal de pobreza, estar afectados por angustia psicológica seria u obesidad grave, y ser consumidores de tabaco y alcohol.
Para el estudio los investigadores analizaron datos de 1998 a 2019 correspondientes a 473.648 adultos con edades iniciales entre 18 y 64 años procedentes de la Encuesta Nacional de Salud, vinculándolos con el Índice Nacional de Muertes.
Se hizo un seguimiento de 22 años a fin de calcular las tasas de riesgo y la asociación entre vivir solo y mortalidad por cáncer.
Los resultados muestran que los adultos que viven solos tienen 1,32 veces más probabilidades de morir por cáncer que los adultos que conviven con otras personas.
Los hombres que viven solos tienen 1,38 veces más probabilidades de morir por cáncer en comparación con los que viven con alguien más, y en el caso de las mujeres que viven solas las probabilidades de muerte por cáncer son 1,30 veces más altas.
La asociación entre vida solitaria y riesgo de mortalidad por cáncer fue más fuerte entre los adultos blancos no hispanos y los adultos con niveles de educación más elevados, en comparación con las minorías raciales o étnicas y los adultos con menos educación, señaló el informe.
Según el artículo en la revista de la ACS, los hallazgos "pueden sugerir que un apoyo social más fuerte de la comunidad entre las minorías raciales o étnicas y la gente con nivel socioeconómico más bajo podría haber atenuado la vinculación entre vivir solo y la mortalidad por cáncer en estos grupos".
“Las conclusiones de este estudio muestran la importancia de tener en cuenta la vida solitaria en la población en general y entre los sobrevivientes del cáncer, y aconsejan intervenciones para reducir los efectos adversos del aislamientos social", indicó Lee.
Como ejemplos mencionó programas para que las personas que viven solas aumenten su asistencia a las revisiones médicas y la inclusión de esta población entre los grupos de alta prioridad para recibir servicios basados en las necesidades sociales vinculadas con la salud
"Estudios previos han mostrado una vinculación entre vivir solo y mortalidad por cáncer, pero los hallazgos sobre factores como sexo y raza o grupo étnico en general han sido incongruentes entre sí, y los datos sobre niveles socioeconómicos son escasos", dijo Hyunjung Lee, científica de la Sociedad Estadounidense Contra el Cáncer (ACS) y autora principal de la investigación.
El informe indica que en 2020 había en Estados Unidos 38 millones de hogares en los cuales una persona vivía sola, en comparación con los siete millones de 1960.
Los adultos que viven solos tienen más probabilidades de ser varones, blancos no hispanos o negros no hispanos, de edad más avanzada, con ingresos por debajo del nivel federal de pobreza, estar afectados por angustia psicológica seria u obesidad grave, y ser consumidores de tabaco y alcohol.
Para el estudio los investigadores analizaron datos de 1998 a 2019 correspondientes a 473.648 adultos con edades iniciales entre 18 y 64 años procedentes de la Encuesta Nacional de Salud, vinculándolos con el Índice Nacional de Muertes.
Se hizo un seguimiento de 22 años a fin de calcular las tasas de riesgo y la asociación entre vivir solo y mortalidad por cáncer.
Los resultados muestran que los adultos que viven solos tienen 1,32 veces más probabilidades de morir por cáncer que los adultos que conviven con otras personas.
Los hombres que viven solos tienen 1,38 veces más probabilidades de morir por cáncer en comparación con los que viven con alguien más, y en el caso de las mujeres que viven solas las probabilidades de muerte por cáncer son 1,30 veces más altas.
La asociación entre vida solitaria y riesgo de mortalidad por cáncer fue más fuerte entre los adultos blancos no hispanos y los adultos con niveles de educación más elevados, en comparación con las minorías raciales o étnicas y los adultos con menos educación, señaló el informe.
Según el artículo en la revista de la ACS, los hallazgos "pueden sugerir que un apoyo social más fuerte de la comunidad entre las minorías raciales o étnicas y la gente con nivel socioeconómico más bajo podría haber atenuado la vinculación entre vivir solo y la mortalidad por cáncer en estos grupos".
“Las conclusiones de este estudio muestran la importancia de tener en cuenta la vida solitaria en la población en general y entre los sobrevivientes del cáncer, y aconsejan intervenciones para reducir los efectos adversos del aislamientos social", indicó Lee.
Como ejemplos mencionó programas para que las personas que viven solas aumenten su asistencia a las revisiones médicas y la inclusión de esta población entre los grupos de alta prioridad para recibir servicios basados en las necesidades sociales vinculadas con la salud
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