Preocupa el aumento de cruce de migrantes por ruta en desierto de Arizona
Los migrantes se encuentran entre los cientos que han caminado penosamente este verano bajo el sol abrasador
Agentes de la Patrulla Fronteriza ordenaron a los jóvenes senegaleses que esperaran bajo la escasa sombra de la maleza del desierto mientras subían a un grupo más vulnerable de migrantes —una familia de la India con tres niños pequeños— a una camioneta blanca para el corto viaje en medio de un calor de más de 38 grados Celsius (100 grados Fahrenheit) hasta un centro de admisión de campo cubierto con un toldo.
Los migrantes se encuentran entre los cientos que han caminado penosamente este verano bajo el sol abrasador y a través de las compuertas abiertas en el muro fronterizo hacia suelo estadounidense, a lo largo de un corredor remoto en el extenso Monumento Nacional Organ Pipe Cactus que se encuentra entre las áreas más desoladas y peligrosas de las zonas fronterizas de Arizona.
Las temperaturas alcanzaron los 47.7 grados Celsius (118 grados Fahrenheit) justo cuando los traficantes abruptamente comenzaron a llevar a inmigrantes de África y Asia a este punto para solicitar asilo.
De pronto, el Sector de Tucson de la Patrulla Fronteriza, que supervisa el área, se convirtió en julio en el más activo a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México por primera vez desde 2008. Ha visto migrantes de países lejanos como Pakistán, China y Mauritania, donde a través de las redes sociales se atrae a jóvenes a la nueva ruta hacia la frontera que comienza en Nicaragua. Hay un gran número de personas procedentes de Ecuador, Bangladesh y Egipto, así como migrantes más tradicionales de México y Centroamérica.
“En este momento estamos encontrando personas de todo el mundo”, dijo Justin De La Torre, subjefe de la Patrulla Fronteriza del Sector de Tucson. “Ha sido una verdadera emergencia aquí, una situación realmente difícil”.
La Patrulla Fronteriza está pidiendo ayuda a otras agencias —incluidos el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, o CBP por su siglas en inglés, y la Administración de Seguridad del Transporte— para auxiliar a sacar a los migrantes “de la intemperie y llevarlos a nuestros centros de procesamiento lo más pronto posible”, agregó De La Torre.
Durante una visita reciente, periodistas de The Associated Press vieron a cerca de 100 migrantes llegar en sólo cuatro horas al muro fronterizo cerca de Lukeville, Arizona, dentro de Organ Pipe Cactus, cuando las temperaturas alcanzaban los 43.3 grados Celsius (110 grados Fahrenheit). A la mañana siguiente, varios cientos más de inmigrantes hicieron fila a lo largo del muro para entregarse.
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“Bienvenido a Estados Unidos; esa es una buena persona”, dijo un joven senegalés en su limitado inglés, sonriendo mientras hacía crujir el suelo del desierto después de que Tom Wingo, un voluntario de ayuda humanitaria, le diera un poco de agua y bocadillos. “Estoy muy, muy feliz por ti”.
Las compuertas en el imponente muro de acero han estado abiertas desde mediados de junio debido a las lluvias de la temporada de monzones. El agua torrencial de los fuertes aguaceros puede dañar las puertas cerradas, el muro, un camino fronterizo rocoso y la flora y la fauna. Pero los migrantes entran incluso cuando las puertas están cerradas, a veces rompiendo las cerraduras o deslizándose por huecos en los muros.
Agentes de la pequeña estación de la Patrulla Fronteriza de Ajo, a media hora en auto al norte de la frontera, se toparon con varios grupos numerosos el primer fin de semana de agosto, incluido uno de 533 personas de 17 países en el área que incluye el monumento nacional, una extensión de desierto escarpado salpicado de cactus, ocotillo y creosota. El Sector de Tucson registró 39,215 arrestos en julio, un 60 % más que en junio. Las autoridades migratorias estadounidenses atribuyen el aumento repentino a la publicidad engañosa de los traficantes de migrantes que les dicen que es más fácil cruzar aquí y ser liberados en Estados Unidos.
Los inmigrantes son llevados primero al centro de admisión, donde los agentes recopilan los nombres de las personas, sus países de origen y otra información antes de ser trasladados a la estación de Ajo, a unos 48 kilómetros (30 millas) por una carretera estatal de dos carriles.
Los arrestos por cruzar sin autorización legal en cualquier punto de los casi 3,200 kilómetros (2,000 millas) de la frontera entre Estados Unidos y México se dispararon un 33 % de junio a julio, según cifras del gobierno de Estados Unidos, lo que revirtió una caída después que se introdujeran nuevas restricciones de asilo en mayo. El gobierno del presidente Joe Biden señala que los cruces irregulares todavía están un 27 % abajo ese mes desde julio de 2022 y atribuye el mérito al enfoque de recompensa o sanción que amplía las vías legales y al mismo tiempo castiga a los migrantes que ingresan ilegalmente.
De La Torre subrayó que la mayoría de los inmigrantes en el área solicitan asilo, algo que está lejos de estar garantizado con las restricciones recientes.
El área de responsabilidad de la estación de Ajo es actualmente la más atareada dentro del Sector de Tucson, reportó De La Torre. Incluye las zonas fronterizas de Organ Pipe Cactus y el Refugio de Vida Silvestre Cabeza Prieta, zonas aisladas con caminos en mal estado y escasez de agua y de sombra. También incluye la región de la Carretera del Diablo, donde 14 personas que cruzaron la frontera en un grupo de 26 murieron en 2001 luego que los traficantes de migrantes los abandonaran.
Los rescates de la CBP por aire y tierra a lo largo de la frontera han remontado este año, con 28,537 contados durante el período de 10 meses que finalizó el 31 de julio. Eso se compara con 22,075 para el período de 12 meses que finalizó el 30 de septiembre de 2022, dijo la agencia. Hubo 2,776 rescates de migrantes en julio.
Los rescates continuaron en agosto, incluyendo uno en un día especialmente atareado cuando un helicóptero Black Hawk rescató por aire a un menor guatemalteco de 15 años de una remota montaña del sur de Arizona hasta un lugar seguro. Poco después, el helicóptero rescató a un guatemalteco que llamó al 911 desde el vasto territorio de los tohono o’odham, al este de Organ Pipe.
Activistas protestaron recientemente frente a la estación de Ajo para señalar que los inmigrantes eran mantenidos en un recinto al aire libre donde no tenían suficiente sombra. Autoridades de la Patrulla Fronteriza argumentan que únicamente los hombres adultos que esperan ser trasladados a instalaciones más grandes para ser procesados se mantienen en la intemperie durante unas horas y bajo un toldo grande y con ventiladores. Las mujeres, los niños y las personas vulnerables permanecen dentro. El tiempo medio de espera en las instalaciones es de 15 horas.
La afluencia también ha presentado desafíos para los grupos humanitarios.
Wingo, un profesor de escuela jubilado que trabaja con Samaritanos Sin Fronteras, viaja a la frontera varias veces a la semana para llenar barriles de plástico de color azul brillante en seis estaciones de agua. Él y otros voluntarios distribuyen gorros, pañoletas, bocadillos y agua embotellada helada a los migrantes que encuentran en el camino.
“Muchas de estas personas entran al desierto sin saber en qué problema se están metiendo”, lamentó Wingo.
Durante una visita reciente a la frontera, Wingo entregó agua embotellada a personas de la India que esperaban ayuda junto al muro porque una mujer con que viajaban se torció un tobillo. Le dio agua y barras de granola a una pareja guatemalteca con tres niños pequeños que viajaban con un hombre peruano.
Wingo dijo que presta especial atención a quienes pueden ser más susceptibles al calor tórrido, como las mujeres embarazadas y lactantes y los ancianos. Recientemente se encontró con una mujer de la India, de 89 años y diabética, a punto de entrar en shock.
Cuando llamó a los agentes de la Patrulla Fronteriza en ese día especialmente atareado, le pidieron que él mismo la llevara a su centro de admisión para recibir atención médica, explicó. La mujer se recupera en un hospital de Phoenix.
Muchos otros no sobreviven.
Los restos de 43 presuntos migrantes que cruzaron la frontera fueron encontrados en el sur de Arizona en julio, y aproximadamente la mitad de ellos había muerto recientemente, según la organización sin fines de lucro Human Borders (Fronteras Humanas), que trabaja con la Oficina del Médico Forense del Condado Pima para rastrear y mapear los números.
Entre ellos se encontraban dos hallados en Organ Pipe: Hilda Veliz Maas de Mijangos, de 36 años, de la ciudad de Guatemala, muerta aproximadamente un día antes; e Ignacio Muñoz Loza, de 22 años, del estado mexicano de Jalisco, que llevaba muerto alrededor de una semana. Ambos fallecieron por exposición al calor.