Presencia de buques iraníes en Brasil preocupa a EEUU
El jueves se pudo ver a uno de los buques frente a la reconocida zona de playas en el sur de Río
La autorización del gobierno brasileño para que dos buques iraníes atracaran esta semana en Río de Janeiro ha provocado críticas tanto de Israel como de Estados Unidos.
“Israel percibe el atraco de hace unos días de los buques de guerra iraníes en Brasil como un hecho peligroso y lamentable”, dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, Lior Haiat, en su cuenta de Twitter. “Brasil no debería otorgarle ningún premio a un Estado maligno”.
Los comentarios de Haiat se produjeron un día después de las declaraciones del portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price. En respuesta a la pregunta de un reportero sobre la llegada de los buques a Brasil, Price dijo que Washington está discutiendo el tema con sus socios brasileños y quiere estar seguro de que Irán “no sea capaz de tomar una posición de apoyo, no sea capaz de aprovecharse de otros en nuestro hemisferio”.
“Ciertamente no es el caso que el gobierno de Brasil, el pueblo brasileño quisieran hacer algo que ayude a un gobierno, a un régimen que es responsable de una brutal y violenta represión de su propia gente", añadió.
El jueves se pudo ver a uno de los buques frente a la reconocida zona de playas en el sur de Río, mientras que el otro permanecía atracado. Los barcos IRIS Makran e IRIS Dena tienen permiso para permanecer en Río hasta el 4 de marzo.
La Oficina para el Control de Activos en el Extranjero del Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso sanciones a ambas embarcaciones el mes pasado.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil no respondió por el momento a una solicitud de comentarios de la AP sobre las declaraciones de funcionarios de Israel y Estados Unidos.
El viaje de la marina iraní se produce en medio de un aumento de las tensiones entre Teherán y Occidente por el colapso del acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y potencias mundiales, y en momentos en que la república islámica se encuentra más cerca que nunca de enriquecer uranio a grado armamentístico.
Funcionarios iraníes han descrito el viaje como un desafío a la influencia de Estados Unidos en su propio patio trasero, un punto de fricción desde hace tiempo, puesto que Teherán critica continuamente la presencia de la quinta flotilla de la Marina estadounidense en la región, la cual patrulla el Golfo Pérsico y el estratégico Estrecho de Ormuz.
En declaraciones a la agencia noticiosa estatal IRNA, el comandante de la marina iraní, el contralmirante Shahram Iraní, dijo en enero pasado que “la República Islámica no está presente en dos estrechos estratégicos del planeta, pero este año, los iraníes planean contar con presencia en uno de ellos, el Canal de Panamá”. La prensa estatal ha descrito el viaje como un desafío a la “hegemonía” de Estados Unidos.
Irán también enfrenta protestas y repudio a nivel nacional después del fallecimiento en septiembre pasado de Masha Amini, una mujer que falleció luego de ser detenida por la policía de la moral del país. Desde entonces, Teherán ha intentado desplegar su poderío militar en otras partes. Teherán proporcionó drones a Rusia, realizó maniobras en una región fronteriza con Azerbaiyán y bombardeó posiciones kurdas en Irak.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva le dio prioridad a la diplomacia internacional en su segundo periodo presidencial, el cual finalizó en 2010. Las labores incluyeron intentos de mediar un acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Irán ese mismo año, aunque las negociaciones se estancaron.
Tras ser elegido en octubre nuevamente como presidente, Lula viajó a Washington el mes pasado con el objetivo de demostrar su alineamiento con el presidente Joe Biden. El enviado especial de Biden en materia climática, John Kerry, también visitó esta semana la capital brasileña para discutir colaboración en la protección de la selva amazónica.
En un comunicado emitido el martes, el senador federal Ted Cruz destacó que Estados Unidos ya había impuesto sanciones a los dos buques iraníes, y que el puerto de Río de Janeiro y cualquier proveedor de servicios brasileño ahora está en riesgo de ser penalizado.
“El gobierno federal está obligado a imponer sanciones relevantes, reevaluar la cooperación de Brasil con las labores antiterroristas de Estados Unidos y examinar nuevamente si Brasil mantiene medidas antiterroristas efectivas en sus puertos”, escribió Cruz.