VIDEO | Gabriela Márquez: la voz que viajó de Miami para conquistar el Golden Buzzer en DGT
La joven cantante, hija de uno de los sobrevivientes de la tragedia del Jet Set, llegó al reality con una historia que estremeció al público… y una voz que lo cambió todo
A sus pocos años, Gabriela Márquez ya carga con una historia que parece sacada de una película.
Nació en Miami, pero sus raíces dominicanas la jalan siempre de vuelta: su padre, sobreviviente de la tragedia del Jet Set, fue quien la impulsó a cruzar el mar para audicionar en Dominicana’s Got Talent.
Ella aceptó, quizá sin medir lo que venía. Y terminó logrando lo que muchos sueñan: el Golden Buzzer.
Durante su audición interpretó Fly Me to the Moon con una voz cálida, enorme, madura, que dejó al jurado y al público completamente rendidos.
Cuatro sí, y una emoción que todavía ella misma intenta procesar. “Like… ¿esto me está pasando a mí?”, decía entre lágrimas y risas, con todo el maquillaje luchando por sobrevivir.
Un milagro, una familia y la música como puente
Hablar de su padre es hablar de un milagro. Gabriela recuerda el día del accidente como un antes y un después: ella en Miami, él en República Dominicana, y una angustia que todavía le quiebra la voz.
“Sentí como si lo hubiera perdido… no podía viajar, no podía verlo. Fue un shock enorme”, cuenta.
Cuando finalmente supo que estaba vivo y estable, el mundo le cambió el color. Y la música, la eterna compañera entre ambos, se volvió un refugio.
“Papi siempre me decía: tú eres una estrella. Yo cantaba desde chiquita, pero él fue quien me lo tomó en serio primero”.
Sus amigos del coro en la escuela de arte en Miami también se volvieron parte crucial del proceso: oraron con ella, aportaron al GoFundMe para ayudar a su padre y se mantuvieron firmes como su red de apoyo. “La música nos conecta a todos. Por eso esta audición también fue por él”.
Talento, práctica y orgullo dominicano
Aunque el inglés sea su lengua dominante en la vida diaria, su español sigue vivo gracias a su familia. Aun así, hablar frente a cámaras y público hispano la pone nerviosa: “Me da vergüencita a veces, pero aquí estamos”.
En su escuela, casi todas sus amigas son cubanas, y ella se pasea orgullosa diciendo “Dominican Republic”, bandera en mano, y un claro Plátano Power en la sonrisa.
La joven no teme reconocer su talento. “Sí, yo sabía que podía hacerlo”, admite entre risas tímidas. Pero también suelta su mantra: practice, practice, practice. Para ella, nacer con una buena voz no es suficiente; todo se pule, todo se trabaja.

¿Y qué haría si gana la competencia? La respuesta llega sin pensarlo: “Ayudar a mi familia. A mi papá, a mi mamá… y celebrar juntos".
Antes de despedirse, deja un mensaje para quienes sueñan pero dudan: “Don’t doubt yourself. Cree en ti, aunque estés solo. Siempre, siempre cree en ti”.
Con un talento que desborda y una historia que toca, todo apunta a que Gabriela no solo llegó para competir: llegó para quedarse.
Y si el Golden Buzzer fue el comienzo, la final podría ser su próximo destino.
