Lecciones de la pelota
Fuera del conocimiento del juego, cuando te enamoras de la pelota, pero te quitas los lentes de fanático aprendes muchas otras lecciones que te sirven para la vida y para los negocios
La pelota es más que un juego, un espectáculo o un negocio. También es ciencia, arte y el deporte que más pasiones y discusiones levanta en nuestro país.
Indiscutiblemente es responsable de cherchas, apuestas y muchísimos piques, sobre todo cuando te acuestas tranquilo porque vas ganando y con el café del día siguiente te enteras de que el juego se fue a extra inning y finalizó con un “palo” por el center que todavía no ha caído.
Fuera del conocimiento del juego (el béisbol tiene cientos de reglas escritas y no escritas), cuando te enamoras de la pelota, pero te quitas los lentes de fanático aprendes muchas otras lecciones que te sirven para la vida y para los negocios.
El país de los imaginarios
Siete lecciones de vida
Estas son algunas de las que he aprendido como aguilucha perdida, a mucha honra:
- El que gana es el que goza: Hay que saber perder. El que ganó en buena lid tiene a derecho a gozarse su victoria y hacer toda la bulla que quiera. No coja cuerda para que no sufra doble. Cuando le toque ganar, goce más. Esa es su venganza.
- El peso de las letras: cuando un jugador tiene un buen turno, llega a la base y se toca el pecho señalando el nombre del equipo. Ese orgullo tan especial y evidente se contagia a sus compañeros, a los fanáticos y hasta a los contrarios, levantando pasiones. Me ha puesto a pensar en cosas que puedo hacer que motive a otros a ser mejores, a ser la bujía que encienda el equipo cuando los resultados no vayan tan bien. A ser la persona que pueda virar la pizarra y ganar el juego.
- Se gana con un equipo de hombres, no de nombres. ¿Cuántas decepciones nos hemos llevado con equipos llenos de grandes nombres, imbatibles en el papel, pero que se volvieron sal y agua en el terreno? Un equipo ganador requiere un balance de talentos y habilidades, juventud y experiencia, pero también de alto nivel compromiso, estrategia y un liderazgo claro. Como en cualquier empresa, como en la vida.
- Dirigente malo se bota rápido. Es verdad que el mánager ni apara ni lanza, pero debe tener clara la estrategia, saber motivar y mover a los muchachos y el temple de tomar decisiones incómodas en momentos importantes. Al final se le paga para ganar juegos, no para dar excusas.
- Prepárate para las rachas. Ellas van a llegar en cualquier momento. El que tiene una buena posición en el standing tiene mejores posibilidades de aguantar y recuperarse cuando le llegue la mala racha al otro equipo. El aprendizaje de esto es que debes tener un buen colchón de victorias para que cuando lleguen las derrotas no te dejen fuera de la clasificación. Como los ahorros y las contingencias.
- El juego no acaba hasta que se termina. Frase famosa del mítico receptor de los Yankees Yogi Berra que nos recuerda que, en el juego de pelota como en la vida, el resultado puede cambiar en cualquier momento. No te adelantes, que mientras la bola esté viva, cualquier cosa puede pasar. A cualquiera se le cae un fly.
- Cuida a tus fanáticos. Ellos te van a acompañar en la victoria y en la derrota, llorarán contigo y animarán cada jugada. Te perdonarán los errores y cada octubre mantendrán viva la esperanza de ganar el campeonato. Hasta un día.
La pelota es mucho más que un juego. Es mística, orgullo y la oportunidad para cientos de jóvenes desarrollar una carrera exitosa y ayudar a sus familias. También es una excelente fuente de aprendizajes y lecciones para la vida, solo hay que verla con otros ojos.
Y tú, ¿qué has aprendido de la pelota?