Todos estamos contribuyendo al caos
No nos damos cuenta de que criticamos la violencia y nos asombramos con los muertos todos los días, pero seguimos contribuyendo a la violencia
Nos quejamos de la violencia, pero todos estamos contribuyendo al caos que hay en el mundo y a que la violencia esté más presente. Quisiera sacarme de esa lista, pero a veces también soy violenta.
Hablemos de lo que me rodea. Trabajo en el programa “Desiguales”, por Univisión. Y aunque se intenta mandar buenos mensajes y poner cosas agradables, la verdad es que siempre comienza con un muerto, un muchachito arrojado por su papá o por el padrastro.
Y yo, se lo juro, porque se lo he dicho a ellos, me preocupo cuando el primer tema siempre es lo mismo: un muerto, una violación.
No sé qué voy a hacer, porque, imagínese, quiera o no, ese es mi desayuno. Aunque el programa, si se le compara con otros, no tiene tanta violencia.
La hipocresía de lo correcto
Nos estamos volviendo locos. No nos damos cuenta de que criticamos la violencia y nos asombramos con los muertos todos los días, pero seguimos contribuyendo a la violencia.
¿Cómo queremos un mundo lleno de paz? ¿Cómo queremos que el mundo cambie? Eso no tiene sentido, ningún sentido. Entonces, creo que todos contribuimos a la violencia y da vergüenza que los adultos sigamos haciéndolo.
No me digan más que hay que parar la violencia, que el mundo tiene que cambiar, que la paz es lo que nos debe guiar. Es muy poca la gente, mi hija quizá, que no critica, ni maltrata, ni hace algo para promover la violencia.
Normalmente, no le gusta ni que hablen de nadie delante de ella, porque dice que no es justo. Y es verdad. Claro, a veces, como yo, pierde el control y se pone furiosa cuando ve la violencia contra los niños.
¿Usted sabe la cantidad de niños que han matado este año? Si lo duda, piense en lo que está pasando en Europa, en Israel y demás.
Así que dejemos de hacernos los santitos y admitamos que vivimos peleando y diciendo que la violencia tiene que acabar. Y que, si no lo hacemos, el mundo se va a convertir más, porque ya lo es, en un lugar donde no se va a poder vivir.
Los niños, desde que se levantan, en sus juegos y hasta en la televisión, lo que oyen y ven está lleno de violencia. Paremos de ser hipócritas, de mentirnos a nosotros mismos.
Si usted quiere un mundo libre de violencia, no oiga ni repita nada que tenga que ver con violencia. Pero yo me quedaré sin trabajo, porque es lo único que hay en todos sitios.