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Noviembre – fobia

En teoría, este mes no debería ser catalogado como un mes “peligroso”, pero la historia y las estadísticas le están jugando en contra

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Noviembre – fobia
Noviembre no debería ser catalogado como un mes “peligroso”, pero la historia y las estadísticas juegan en contra. (SHUTTERSTOCK)

Desde hace un par de años el mes de noviembre se ha convertido en sinónimo de clima implacable, inundaciones urbanas y muerte. Cualquier lluvia es sospechosa y cualquier nublado es objeto de debate.  Ya sabemos, de mala manera, que cualquier cosa puede pasar.

Noviembre es un mes triste de por sí. Con un otoño avanzado, el frío se va metiendo poco a poco sin la protección de los árboles. Era tradicionalmente un mes de transición, anodino, con poca gracia, de preparación para las fiestas de diciembre. 

Pero hace unos años, su historia cambió. Viene con furia, con lluvias desatadas, con amenaza de ciclones, con frío y calor, con tapones y calles anegadas y muchos, muchos muertos. Ni mayo se atrevió a tanto.

Hay gente que le ha cogido fobia al mes de noviembre

Las fobias se definen como un miedo irracional, incontrolable y duradero a un objeto, situación o actividad que no representa un peligro real. En teoría, noviembre no debería ser catalogado como un mes “peligroso”, pero la historia y las estadísticas le están jugando en contra.

¿Cómo nos preparamos para noviembre?

Con responsabilidad personal. La ciencia nos dice que este clima impredecible y estos fenómenos naturales cada vez más destructivo son producto del calentamiento de la tierra, causado por la acción directa del hombre. 

Es como si le hubiéramos declarado la guerra al planeta dejándolo sin árboles, secando sus ríos, acidificando sus océanos e impactando la atmósfera con cada una de nuestras decisiones. Es nuestra responsabilidad intentar revertir el daño causado modificando nuestro estilo de vida y hábitos de consumo. 

Muchas calles se anegan durante las lluvias porque los imbornales, cañadas y ríos están llenos de plásticos de un solo uso y basura que un humano tiró. Comience recogiendo su basura y, si puede, recicle y verá la diferencia.

Escuche y respete. La meteorología no es una ciencia exacta, pero se acerca mucho. Se puede saber con varios días de antelación cuando el calor derrite y la lluvia arrecia. Debemos estar pendientes de los partes de meteorología y prepararnos. 

Que la lluvia no nos agarre sin sombrilla. Y si hay que salir, salga. Y si tiene que quedarse en su casa, tránquese.  Salvo la vida, casi todo puede recuperarse. 

Sea solidario. No todo el mundo vive igual que usted. En caso de que noviembre repita con su furia, manténgase pendiente de sus vecinos, de su familia, de las personas que trabajan con usted.

Nunca se me olvida que, en medio del interminable tapón del 5 de noviembre del 22, y bajo aquella lluvia que no paraba, vi deliveris entregando pedidos. Ante la gravedad de la situación que se sabía de sobra pasadas las 7:00 p.m., a mucha gente le faltó humanidad y empatía.

El próximo fin de semana (15, 16 y 17 de noviembre) tendrá lugar la Gran Colecta Techo en varias provincias del país. Todos los fondos colectados se convierten en viviendas de emergencia para docenas de familias vulnerables.

Muchas de esas personas no necesitan de un noviembre para dormir prácticamente en la intemperie, ni para empaparse con una llovizna dentro de su propia casa.

Una forma de ayudar a que noviembre no sea tan malo para tanta gente es aportando a estas organizaciones que trabajan para que otros puedan vivir bajo un techo un poco más digno.

Que noviembre nos sea leve. Ponga de su parte.

TEMAS -

Comunicación corporativa y relaciones internacionales. Amo la vida, mi familia y contar historias.