Decir adiós
La vida no se detiene y no me canso de sorprenderme por las cosas que me suceden. Aprendí desde muy niño que cuando una puerta se cierra, muchas otras se abren
No es fácil decir adiós. Rehúyo ir a los aeropuertos y también a las despedidas. Ahora, con la edad, me respeto más y evito esos momentos porque los lagrimales han perdido su capacidad de control y las lágrimas asoman constantemente haciéndome pasar un difícil momento.
Cada vez que me toca despedir a un amigo siento que parte de mí se va con él. Soy un romántico empedernido. Pensé que con los años mi corazón, con tantos adioses, se habría curtido y endurecido, entendiendo que decir adiós es parte de la cotidianidad de cualquier humano, pues no.
Soy tierra fértil de emociones que pueden traicionarme y hacerme perder el equilibrio en los lugares y momentos más insospechados.
Hoy debo decir adiós a mis lectores de Diario Libre. Por casi veinte años, sin fallar, he cumplido al llamado de mi bella editora, Beatriz Bienzobas, para que entregue a tiempo mis 450 palabras de “Celebrando la vida”.
Aún recuerdo como si fuera ayer el día que me llamó para que escribiera en la revista Estilos. Ella me preguntó "¿y de qué vas a escribir?", a lo que le contesté "voy a tratar de escribir para que quien me lea sienta deseos de celebrar la vida y ser feliz".
No sé si lo he logrado, pero me voy habiéndolo intentado con todas mis fuerzas. Algunas veces he roto la disciplina y ella, además de corregir muchos de mis errores, ha permitido mis excesos de palabras.
20 años junto a ella han sido una bendición y un honor. Ha sido paciente, maestra, correctora y excelente editora. Sin ella hubiera sido muy difícil cumplir con mi compromiso.
La vida no se detiene y no me canso de sorprenderme por las cosas que me suceden. Aprendí desde muy niño que cuando una puerta se cierra, muchas otras se abren.
A los lectores que no solamente han compartido mis ideas, sino que muchas de ellas las han hecho virales, mi agradecimiento eterno.
Al Diario Libre por haberme acogido, agradecido siempre; me dieron la oportunidad de sembrar de alegría y esperanza estos tiempos tan convulsos y complicados, esa ha sido siempre mi intención, que cuando la gente leyera mis celebraciones de la vida asomara una sonrisa o la intención de tomar conciencia de que la felicidad es un don que cada ser humano posee dentro de sí y que no depende de nadie ni de nada.
No digo adiós, estoy seguro de que seguiremos encontrándonos en cualquier momento y lugar. Va mi abrazo infinito y agradecimiento eterno.