Porfa, respeten las normas
Las nuevas palabras también tienen que someterse a las normas ortográficas
El cambio incesante de la lengua es condición indispensable para que siga viva. Crear nuevas palabras, combinar las que ya existen, adaptar su forma o su significado; cualquier solución es buena si se trata de seguir diciendo lo que queremos decir. Algunas creaciones entran por la puerta de la lengua oral y se asientan luego, con regusto coloquial, en la lengua escrita. Por ejemplo, los hablantes creamos nuevas voces a partir de palabras que ya tenemos por el procedimiento de acortar alguna de sus sílabas: profe (por el acortamiento de profesor, del que se suprime la última sílaba); boli o foto (por la supresión de las dos últimas sílabas de bolígrafo y fotografía); incluso súper o quimio (una vez suprimidas las tres últimas sílabas de supermercado y quimioterapia).
También hay ejemplos de acortamientos de expresiones formadas por varias voces. Al fin de semana ‘parte de la semana que comprende el sábado y el domingo’ (aunque hay cuerpos que marcan otros días) se le dice coloquialmente finde. Si pedimos algo por favor, podemos familiarizarlo y pedirlo porfa e, incluso, porfi. Si hacemos algo por si acaso, coloquialmente lo haríamos porsiaca. En el español de España es popular el coloquial simpa para referirse a la acción de irse sin pagar la cuenta. La lengua coloquial las crea y las generaliza y acaban pasando a la lengua escrita. Pero no se engañen, son palabras a todos los efectos, por lo que tienen que someterse a las normas ortográficas. Simpa cambia la ene de sin por una eme cuando se une a la pe de pagar; súper lleva tilde como palabra llana terminada en erre. Los nuevos miembros de la familia respetan las normas de convivencia.