Una invitación a vestir tu mesa, hoy, sin miedo a mezclar
La diseñadora de interiores Judith Santos, de Marquesa, propone un regreso a lo esencial

Hoy es el gran día: Nochebuena. Las familias se esmeran en ofrecer a sus seres queridos lo mejor y presentada para ser recordada o inmortalizada a través de las redes sociales, a través de las fotos.
En ocasiones esta labor se convierte en un gran reto, que, para lograrlo, hemos consultado a la diseñadora de interiores Judith Santos, de Marquesa, quien propone un regreso a lo esencial: contar historias a través de la mesa y reconciliarnos con las piezas que ya forman parte de nuestra memoria familiar.
“No tener miedo a mezclar” es el primer consejo que comparte Santos, convencida de que la Navidad es, ante todo, un tiempo para recordar. Piezas heredadas, vajillas antiguas, objetos que evocan la casa de los abuelos o las Navidades de antes pueden convertirse en el punto de partida de una mesa con alma.
En una de sus propuestas recientes, por ejemplo, la inspiración nace de una vajilla decorada con pequeñas casitas de campo, una referencia directa a la familia, a lo antiguo, a lo que permanece.
Para la decoradora, no es necesario, tampoco recomendable comprar decoración nueva cada año. La clave está en combinar lo que se tiene con uno o dos elementos actuales. Una vajilla antigua puede dialogar perfectamente con un plato base moderno; el cristal puede convivir con la cerámica sin perder elegancia.
“Se trata de mezclar, siempre de mezclar”, insiste.
El color como aliado

Lejos de las combinaciones tradicionales rígidas, Santos invita a jugar con el color. Rojo y azul, como en una de sus mesas navideñas, o combinaciones menos convencionales como azul, amarillo y verde, pueden resultar frescas y armoniosas si se usan con equilibrio. Los elevadores también ayudan a dar dinamismo y altura sin saturar el espacio.
Explica que uno de los errores más comunes en la decoración es el uso de elementos demasiado grandes. Arreglos florales voluminosos o centros de mesa excesivos pueden interferir con lo más importante: la conversación. “La mesa debe permitir la visibilidad entre los comensales”, subraya.
Las velas, en cambio, son imprescindibles. Aportan una iluminación cálida y crean un ambiente acogedor, ideal para largas sobremesas. En cuanto a la cristalería, la recomendación es simple y práctica: colocar solo las copas que realmente se van a usar:
- Flautas para el brindis
- Copas multiuso para vino
- Agua o bebidas no alcohólicas. Menos exceso, más funcionalidad
Las piezas de plata, los floreritos pequeños, los envases reutilizados para arreglos delicados pueden convertirse en grandes protagonistas. “A veces uno tiene en casa elementos que, bien utilizados, crean composiciones muy lindas”, dice Santos, recordando que el encanto está en los detalles y no en la ostentación.
Al final, su propuesta es clara: una mesa navideña no debe impresionar, sino emocionar. Mezclar, reutilizar y recordar son actos que, más allá de la estética, devuelven a la Navidad su verdadero significado: el encuentro, la memoria y el calor del hogar.

Mayra Pérez Castillo