¿Escuchamos, pero no juzgamos?
El mundo necesita más empatía y menos prejuicios

En los primeros meses de este año se ha vuelto viral un “trend” en las redes sociales denominado “Escuchamos pero no juzgamos”, en el que los usuarios comparten anécdotas o secretos sin esperar a ser juzgados.
El objetivo de la dinámica es promover un ambiente positivo y empático en las plataformas digitales, fomentando el respeto y empatía por las experiencias ajenas, tratando de evitar la cultura de la crítica o prejuicios.
Y yo me pregunto, ¿por qué es tan difícil aplicar esta tendencia en la vida real?, o ¿es que acaso resulta más “cool” solamente montarse en la ola y crear dicho contenido por “likes” y “views”?
Mi inquietud se debe a que, precisamente por las redes sociales, se han viralizado videos de niños mostrando un comportamiento fuera de control con gritos, autolesiones, golpes, pataletas, destrucción de lo que esté a su alcance, etc., y por supuesto que los comentarios a la ligera crecen como espuma y todos tienen la “solución” a los distintos casos.
El autismo te cambia la vida
Es bastante penoso leer o escuchar comentarios de personas juzgando a esos padres acusándolos de permisivos, de tener poca autoridad y hasta insinuando que el uso de la violencia es lo más adecuado para acabar con el mal comportamiento.
Es tiempo de que, al menos por un momento, nos pongamos en el lugar de esos padres que por ninguna razón disfrutan pasar por situaciones abrumadoras como la antes descrita, pero también en el lugar de los niños y tratemos de diferenciar una rabieta de una crisis sensorial como las que padecen las personas con el Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Rabieta o crisis sensorial
La rabieta y la crisis sensorial pueden parecer similares a simple vista en algunos aspectos, pero tienen causas diferentes y requieren enfoques distintos.
Rabieta o berrinche es un estallido de emociones que se genera cuando el niño trata de obtener algo que quiere o necesita y que al momento de lograr su objetivo este comportamiento desaparece.
Las crisis sensoriales en el autismo se producen cuando el cerebro se sobrecarga debido a un exceso de estímulos del entorno como luces brillantes, olores intensos, ruidos fuertes, texturas, comportamientos desafiantes entre otros, lo que conlleva a una reacción involuntaria que es difícil de calmar.
La transiciones inesperadas o cambios en la rutina pueden generar estrés sensorial y por ende provocar una crisis, por lo que se recomienda utilizar siempre el recurso de la anticipación. Conocer los factores que pueden desencadenar una crisis en su hijo, ayudará a que las evite.
Si se encuentra en un lugar público, trate de buscar un lugar tranquilo donde pueda calmar a su hijo hablándole despacio con frases cortas y en voz baja, hacer lo contrario puede empeorar la situación.
Además puede tratar de desviar la atención ofreciéndoles objetos o actividades calmantes como juguetes sensoriales para ayudar a reducir la intensidad de la crisis.