El poder de crecer en todas las direcciones
Somos un sistema vivo, multidimensional, y el potencial se desata cuando nutrimos cada aspecto de quienes somos

Imagina por un momento que tu vida es como un árbol. No basta con que las ramas se extiendan hacia el cielo si las raíces no están fuertes, o que el tronco sea robusto si las hojas no reciben luz. Cada parte importa, y solo cuando todas crecen en armonía, el árbol florece de verdad.
Lo mismo pasa contigo. No eres solo tu cuenta bancaria, ni solo tus emociones, ni solo tus ideas. Eres un sistema vivo, multidimensional, y tu potencial se desata cuando nutres cada aspecto de quién eres.
Seis dimensiones clave

Desde esa perspectiva es importante que tu vida florezca en seis dimensiones clave: tu cuerpo, tu mente, tus relaciones, tus recursos, tus emociones y tu propósito. Porque cuando una de estas áreas está débil o se debilita, las demás sienten el peso; pero cuando todas trabajan juntas, te conviertes en imparable.
Lo sé porque lo he vivido. En 2017 empecé a correr maratones. Al principio, pensé que solo se trataba de mantenerme en forma. Pero pronto descubrí que esas horas de entrenamiento y cada carrera cambiaban mucho más que mi cuerpo.
La disciplina de madrugar para entrenar, quisiera o no, estuviera cansado o no, adolorido o no, fortaleció no solo mi cuerpo, sino también mi mente y mi enfoque en metas.
Cruzar la línea de meta o terminar mi entrenamiento, incluso extremadamente agotado, me llenó de optimismo y alegría, elevando mi estado de ánimo por días.
Planificar cada carrera me enseñó a trabajar con objetivos claros, una habilidad que llevé a mi vida profesional. Pero no solo se trataba de hacer planes de entrenamiento y estrategias de carrera, sino de implementarlas. De eso dependía que pudiera terminar con éxito o no los 42 kilómetros que se corren en un maratón.
Y las conexiones que hice —con grupos de running locales o corredores de otros países— me dieron un capital social mucho más rico, además de conocer otras culturas o revisitar las conocidas, pero ahora siendo otro yo.
El running y la práctica de otros deportes, como la natación y el patinaje, me han hecho más resiliente y determinado, no sólo ante el cansancio, sino ante los retos de la vida. Me enseñó que con entrenamiento, todo se puede y cualquiera puede.
Crecer en varias direcciones
Pudiera escribir un libro solo del running y sus lecciones de vida, incluyendo las lesiones y las recuperaciones, que son quizás la parte más aleccionadora de las actividades deportivas en general. Así, lo que empezó como una actividad física se convirtió en un motor para crecer en todas las direcciones.
Creo en la subversiva idea de que es más fácil y rápido cambiar de afuera hacia adentro que de adentro hacia afuera, distinto a como suelen plantear los guías emocionales y espirituales.
El pensamiento y el lenguaje positivos pueden estar llenos de dudas, de reversas y desviaciones.
Es un trabajo cuyos resultados se ven a largo plazo, pero cuando empiezas a hacer pesas, no tardas en ver músculos, y eso te lleva a un círculo virtuoso de mejoras en el estilo de vida y elevación de la autoestima.
La actriz Jane Fonda, activista y promotora del fitness, contó a la revista SELF cómo el ejercicio transformó la vida de muchas personas, a través de sus videos de entrenamiento, que empezaron a hacerse masivos en los años 80.
Recuerda una carta de una seguidora que la marcó. “Dijo: ‘Esta mañana me estaba cepillando los dientes y mirándome en el espejo, y había músculos nuevos en mis brazos que nunca había visto antes. Y cuando fui a trabajar ese día, pude enfrentarme a mi jefe’”.