Ave marina sorprende a los científicos por su intensa actividad nocturna
Las grabaciones acústicas de una colonia de mergullos atlánticos en Groenlandia han ofrecido un valioso medio de seguimiento de la biología aviar ártica
El estudio del canto de la especie de ave marina más común en la vertiente atlántica del Ártico, el mergullo común, un pequeño pajarillo de la familia de los frailecillos y colores similares a los pingüinos, ha revelado curiosos patrones sobre su comportamiento como su intensa actividad nocturna.
Las grabaciones acústicas de una colonia de mergullos atlánticos en Groenlandia han ofrecido un valioso medio de seguimiento de la biología aviar ártica a los investigadores de las universidades de Hokkaido (Japón) y Aarhus (Dinamarca), cuyo estudio recoge este viernes la revista Communications Biology.
Cada verano, unos 60 millones de aves marinas acuden a la región atlántica del Ártico a reproducirse y alimentarse, y aunque sus cantos son parte del paisaje sonoro estival para los habitantes locales, los científicos desconocen casi todo de las rutinas de estos pájillos, testigos de los cambios en esta zona tan sensible del planeta.
Las grabaciones acústicas a una colonia han revelado un aumento "nocturno" de la actividad vocalizadora, en contra de las expectativas de los habitantes de estas latitudes, más familiarizados con los cantos al amanecer.
Bajo la luz perpetua del día, los mergullos atlánticos muestran un patrón acústico que refleja sus ciclos de comportamiento, y muestra cómo se asisten entre ellos, se alimentan o se reproducen.
La sorpresa ha sido descubrir que por la noche también están muy activos y es cuando se reúnen la mayor parte de ellos en la colonia.
"El mergullo atlántico es un testigo de los cambios ambientales del Ártico, comprender su dinámica de comportamiento es primordial para la conservación eficaz y la gestión de los ecosistemas ante las rápidas transformaciones ambientales", afirma uno de los autores, Anders Mosbech, investigador de la Universidad de Aarhus.
"La importancia de este estudio va más allá de la mera curiosidad", añade Mosbech, quien aboga por seguir utilizando la monitorización acústica como método no invasivo y eficaz para estudiar las colonias de aves en el Ártico.
"Combinando los datos sonoros con otras técnicas de seguimiento, como las cámaras o los sistemas de radar, e implicando a las comunidades locales, podemos mejorar los esfuerzos de conservación de importantes poblaciones de aves marinas y promover al mismo tiempo la sostenibilidad", explica Monica Ogawa, investigadora de la Universidad de Hokkaido.
El equipo de investigación tiene previsto seguir estudiando la ecología acústica de las aves marinas del Ártico, aprovechando colaboraciones interdisciplinarias para profundizar en la biología aviar y los cambios ambientales que la afectan.