La crisis climática fue la principal impulsora de la sequía en la Amazonía en 2023
Desde mediados de 2023, la cuenca del río Amazonas se encuentra en un estado de sequía excepcional
La crisis climática ocasionada por el hombre fue la principal impulsora de la fuerte sequía que sufrió la cuenca del Amazonas el año pasado y no el fenómeno de El Niño, según un estudio divulgado este miércoles por la iniciativa World Weather Attribution (WWA).
Desde mediados de 2023, la cuenca del río Amazonas se encuentra en un estado de sequía excepcional, que ha afectado a cientos de miles de personas, especialmente de poblaciones ribereñas, que dependen de los ríos para la supervivencia diaria.
Según el estudio, las mudanzas en el uso de la tierra incidieron en la crisis climática con la disminución de las lluvias y el aumento de las temperaturas, lo que llevó a que fuera 30 veces más probable la sequía.
La conclusión fue de un grupo de 18 expertos de Brasil, Países Bajos, Reino Unido y Estados Unidos tras evaluar hasta qué punto la crisis climática inducida por el hombre alteró la probabilidad e intensidad de la ola de calor.
Los investigadores señalan que el fenómeno de El Niño redujo la cantidad de las lluvias en la cuenca amazónica en aproximadamente la misma cantidad que la crisis climática.
No obstante, aseguran, que la fuerte tendencia a la sequía se debió, casi en su totalidad, al aumento de las temperaturas globales.
"Si bien El Niño provocó niveles de lluvia aún más bajos, nuestro estudio muestra que el cambio climático es el principal impulsor de la sequía a través de su influencia en las temperaturas más altas", explicó en una rueda de prensa telemática el británico Ben Clarke, investigador del Grantham Institute.
Las consecuencias de la sequía
La fuerte sequía que sufrió la cuenca Amazónica desde mediados de 2023, ayudó a propagar incendios forestales y provocó la pérdida de cultivos, problemas de salud y escasez de alimentos y agua potable.
En algunas regiones, los ríos alcanzaron sus niveles más bajos en más de 120 años y en otras, el calentamiento de las aguas ocasionó la muerte de infinidad de peces, entre ellos más de 150 delfines rosados en peligro de extinción.
El estudio señala que la sequía se vio agravada por prácticas que incluyen la deforestación, la destrucción de la vegetación, los incendios, la quema de biomasa, la agricultura empresarial, la ganadería y otros problemas socioclimáticos que han disminuido la capacidad de retención de agua y humedad de la tierra.
Los investigadores encontraron que la crisis climática hizo que la probabilidad de que se registraran bajas precipitaciones fuera diez veces mayor, mientras que aumentó en 30 veces la probabilidad de producirse una falta de agua prolongada con efectos en la agricultura.
Esto significa que lo que ahora se clasifica como 'sequía excepcional', habría sido sólo una 'sequía grave' sin los efectos de la crisis climática.
De acuerdo con la brasileña Regina Rodrigues, profesora de la Universidad de Santa Catarina, este tipo de sequía se había registrado antes en otras regiones de la Amazonía, pero esta es la primera vez que se da en toda la cuenca amazónica.
"Es muy preocupante ver que la población local se ve debilitada en la capacidad de su autosustento", aseveró la experta, que recalcó que para proteger la salud del Amazonas, es necesario proteger la selva tropical y alejarse de los combustibles fósiles "lo más rápido posible".
La Amazonía es la selva tropical más extensa del planeta y el hogar de la mayor cuenca hidrográfica del mundo.
Este bioma de 6,3 millones de kilómetros cuadrados alberga unos 50 millones de personas, cuenta con una variada biodiversidad y tiene un papel fundamental en el secuestro de carbono atmosférico, que ayuda a reducir el calentamiento global.