Monumento Natural La Ceiba: un símbolo de longevidad y fortaleza
Curiosamente, el área protegida más pequeña del país es el hogar del árbol más grande. El Monumento Natural La Ceiba fue creado mediante el decreto 571-09 y lo incluye dentro de la categoría tres de la Ley 202-04, la Sectorial de Áreas Protegidas de la República Dominicana
La provincia de Santiago alberga el área protegida más pequeña que tiene la República Dominicana: el Monumento Natural de La Ceiba, un espacio de menos de un kilómetro destinado a la protección de un imponente árbol, cuyo gran tamaño simboliza su cualidad más llamativa: su longevidad.
Y es que la Ceiba pentandra, la pieza central de este espacio con 25 metros de altura aproximada, un tronco de diámetro medio a la altura del pecho de 12.30 metros y una copa extendida de 530 metros cuadrados, es un silencioso testigo de cerca de 1,000 años de historia.
El árbol más antiguo y robusto del territorio nacional se encuentra al borde de la carretera Los Peña, que comunica las comunidades de Licey-Tamboril, en el Valle del Cibao.
El Valle del Cibao está dominado por depósitos fluviales aluviales del Cuaternario, con conglomerados del Mioceno caracterizados por su bajo relieve, de acuerdo a la “Guía Ecoturística del Sistema Nacional de Áreas Protegidas”, una publicación de la Academia de Ciencias, desarrollada por José Mateo Feliz.
Flora y fauna
La zona que alberga el monumento natural es descrita como un bosque húmedo de transición a bosque seco subtropical, con una vegetación que además de estar representada por la enorme Ceiba pentandra, tiene a su alrededor palmas reales (Roystonea hispaniolana) y palmas canas (Sabal causiarum).
De acuerdo a la Guía Ecoturística, sobre la ceiba es posible encontrar reptiles como el lagarto cabezón (Anolis cybotes) o el lagarto común (Anolis distichus), además de aves como la cigua palmera (Dulus dominicus), el rolón aliblanco (Zenaida aurita), el gorrión (Melospiza sp), la golondrina (Progne dominicensis) o el carpintero (Melanerpes striatus). Estas especies emplean el robusto árbol como área de reposo y observación.
La climatología de la zona se caracteriza por temperaturas que rondan entre los 25 y 26 grados Celsius, además de un régimen de lluvia que oscila entre los 1,000 y los 1,200 milímetros al año.
En el decreto 571-09 se declaró de utilidad pública los terrenos comprendidos en un perímetro de 150 metros a la redonda, medidos “a partir del nacimiento de los contrafuertes tabulares del tronco de la Ceiba”
Entidades que la conservan
En 2018 el Ministerio de Medio Ambiente firmó un acuerdo con la Fundación Acción Verde para el comanejo de este espacio, un convenio al que se han integrado otras entidades y comunitarios santiagueros.
El ambientalista Nelson Bautista explicó a Diario Libre que una de las labores de la Fundación es la captación de los terrenos declarados de utilidad pública en el citado decreto para ampliar el área de preservación del árbol.
Historias de su resistencia
De acuerdo a los expertos, la ceiba es una especie longeva y esta cualidad ha sido la protagonista de anécdotas o leyendas narradas en el país. Nelson Bautista comentó una experiencia propia que tuvo con la ceiba de Santiago hace más de tres décadas.
- “En el año 1992 yo dirigía un grupo de ecologistas juvenil y nos invitó la Sociedad Ecológica del Cibao a un operativo de limpieza en la ceiba, que en ese momento estaba arrabalizada, llena de basura. La gente la usaba para meter la basura en el tronco y quemarla dentro”, indicó.
Bautista relata que, para lograr limpiar el árbol, él y otras seis personas entraron a por un hueco que tenía y que consiguieron sacar varios camiones con basura. “En ese momento estábamos pesimistas con la durabilidad de la ceiba, pensamos se debe a ver muerto porque por dentro estaba calcinada. Al día de hoy, ese hueco está totalmente cerrado, la ceiba se curó y ha seguido sobreviviendo”, narra el ambientalista.
Áreas protegidas privadas: ¿un posible aliado para conservar a la naturaleza?
Otras historias no relatan la fuerza de este árbol, sino la disposición de algunas personas por conservarlo. Bautista contó una anécdota que inicia cuando dos ilustres botánicos de Santiago pasan por la zona donde se erige el árbol.
“El profesor Eugenio Jesús Marcano y José de Jesús Jiménez Almonte pasaron por ese árbol y una persona iba a talar la ceiba; le preguntaron por qué y dijo que era para hacer carbón, porque no tenía con qué darle de comer a su familia”, señaló.
Bautista continuó diciendo: “Ellos le preguntaron cuánto aspiraba a hacer con ese carbón y decidieron pagarle ese dinero, a cambio de que ese señor cuidara la ceiba”.
El Monumento Natural La Ceiba es un símbolo del poder de la naturaleza y cuánto puede llegar a crecer en medio de los dos lados del ser humano: uno capaz de destruir y otro que muestra su amor y respeto a través de la conservación.