Expedición inédita intenta desvelar el misterio de la verdadera longitud del río Amazonas
El Amazonas tiene un fuerte competidor en el río de mayor extensión, el río Nilo
A pesar de todos los avances científicos y tecnológicos, aún no hay consenso sobre la verdadera longitud del río Amazonas. Una expedición sin precedentes, "del hielo al océano", tratará de desvelar éste y otros misterios que esconde el que sería el río más largo del mundo, con casi 7,000 kilómetros de longitud.
¿Cuál es el río más largo del mundo? El Amazonas tiene un fuerte competidor en esta "disputa": según las diferencias de medición, el río Nilo, en África, se señala como el más largo entre los dos. "Es un gran misterio de la geografía, que tal vez quede por descubrir durante mucho tiempo. Y es una cuestión no sólo para Brasil, sino para todo el mundo", afirma el explorador brasileño Yuri Sanada, que planea una expedición de cinco meses en abril de 2024.
Sanada indica que, hasta la fecha, menos de 10 personas han recorrido toda la longitud del Amazonas, muchas menos que otras expediciones emblemáticas como la travesía del Atlántico (1,500 personas) o la ascensión a la cima del monte Everest (6,000 alpinistas).
La misión Guaracy partirá del río Mantaro, en los Andes peruanos, en una primera etapa de descenso en balsa de 5,000 metros. Uno de los socios del proyecto, el estadounidense James Contos, cree que el origen del Amazonas está en realidad más al norte de lo que se pensaba.
"La ciencia no pudo averiguar nada por satélite porque esa región tiene muchas nubes, está muy cubierta. El río hace una serie de curvas, tiene árboles, así que nadie hizo esa conexión. Entonces se descubrió que el río Mantaro está conectado, sí, al río Amazonas. Y eso lo hace un poco más largo, menos de 200 kilómetros, que las otras fuentes, como el Apurimac o el Maranhão", explica el brasileño. "Cuando se mide un río, si se mide desde la orilla, se tiene una medida, pero si se mide desde la mitad del río, se tiene otra. Así que hay que medir los dos ríos, el Nilo y el Amazonas, con el mismo criterio para saber cuál es más grande".
Equipo multidisciplinar
En la etapa más larga del viaje, el equipo se dividirá en dos: uno se centrará en la recogida de datos y el otro en la captura de imágenes. Acompañarán a la misión investigadores de universidades de Brasil, Perú y Colombia, que mejorarán los conocimientos sobre la biodiversidad y las comunidades indígenas que viven a lo largo del río. Además, utilizarán satélites de captura de información para trazar un mapa digital del Amazonas hasta el Océano Atlántico.
Los exploradores viajarán a bordo de tres embarcaciones híbridas, hechas de resina y especialmente diseñadas para la aventura. Las embarcaciones se donarán posteriormente a indígenas y ribereños, que pagan hasta 5 reales por litro de combustible para navegar por la región.
"Es un trimarán, una canoa larga, que copia lo que hacen los indígenas desde hace miles de años, y funciona con energía solar y a pedales. Podemos dormir en su interior, en medio del río o atados a un árbol, lejos de los animales y de posibles personas hostiles, que también son una preocupación", dice Sanada.
Mineros ilegales y traficantes en la ruta
El explorador asegura que la parte técnica de la navegación no le preocupa, pero sí los peligros humanos de la ruta: "Si hay problemas, los resolveremos. Pero la parte humana es la que más miedo da y la más complicada en este momento, porque hay mineros ilegales y narcotraficantes. El gobierno brasileño ha cambiado y ha tomado grandes medidas en la Amazonia, y estos centros de delincuencia han cambiado de ubicación", afirma.
"Esta información es importante para poder saber dónde tendremos que llevar escolta armada para tener cierta seguridad y no correr el peligro de ser ametrallados, hundirnos y desaparecer", subraya.
Está previsto que la expedición finalice en septiembre de 2024 y dará lugar a una serie de vídeos. Después, Yuri Sanada planea repetir la aventura en el Nilo, "una necesidad", según él, para aclarar de una vez por todas cuál es el río más largo del planeta. En 2010, el brasileño y su esposa, Vera, ya estuvieron en el continente africano para rastrear la odisea de los fenicios.