Hamas y Hezbolá
El problema está en que Israel y Estados Unidos no han podido detener el crecimiento en influencia de estos dos grupos, muy violentos y extremos en sus métodos.
El problema del conflicto en Medio Oriente, que hoy vive un momento álgido con la guerra en Israel, pasa por dos organizaciones religiosas musulmanas que cuentan con sus correspondientes brazos militares y políticos, ellas son Hamas y Hezbolá.
Las dos, en teoría, son enemigas, pues Hamas es de corte suní y Hezbolá de filosofía chií, lo que las enfrenta en su creencia de cómo debe ser aplicado el Islam. ¿Por qué? Los suníes creen en una forma más libre de interpretar el Corán, mientras los chiíes se guían por las prédicas de un líder supremo, el Ayatolá. Claro, ese tema es más complejo que eso, pero explicarlo requeriría de un libro, así que lo dejo ahí para picar su curiosidad.
El asunto es que mientras Hamas opera en los territorios palestinos, Hezbolá lo hace en el vecino Líbano. Las dos organizaciones reciben apoyo de Irán, que a pesar de ser la cuna del chiísmo, apoya a Hamas, pues la finalidad de los tres es la misma: destruir a Israel.
El problema está en que Israel y Estados Unidos no han podido detener el crecimiento en influencia de estos dos grupos, muy violentos y extremos en sus métodos. Su influencia en Palestina y Líbano es tal, que Hamas gobierna la Franja de Gaza y Hezbolá cuenta con amplia presencia política en suelo libanés. El secreto está en que estas dos organizaciones han ido ganando poder político en sus respectivos territorios, a la vez que su presencia en la guerra de Siria -en bandos opuestos, de hecho- les ha dado una experiencia militar que los ha llevado a creerse capaces de enfrentar a Israel en su propio terreno.
En medio de la guerra con Hamas, Hezbolá ha comenzado a hostigar a Israel en su frontera, con la amenaza de abrirle un segundo frente a los israelíes. Igualmente, se especula que Hezbolá es el mayor suplidor de armas iraníes para Hamas, una colaboración que le quitaría el sueño a cualquiera. Entonces, si el mundo quiere que el Medio Oriente respire, tiene que buscar la forma de detener a estas dos organizaciones, que cada día crecen en simpatías en el extremismo musulmán. Por eso, no hay que confundir el apoyo a la paz en Palestina a un respaldo a Hamas o Hezbolá, porque son cosas muy diferentes.