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Juan Pablo Duarte, gloria refulgente

Cómo Duarte sembró las semillas de la República Dominicana libre

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Juan Pablo Duarte, gloria refulgente
Juan Pablo Duarte fue el alma más pura de la independencia dominicana. (ARCHIVO/DIARIO LIBRE)

Creo con firmeza que Juan Pablo Duarte es, de nuestros patricios, el que más amó a este país y al que no se le puede atribuir ninguna falla en el ejercicio de ese amor inquebrantable por el ideal de patria libre, por el que soñó y trabajó.

Y como en estos tiempos hay políticos contemporáneos con más espacios en los medios locales y nacionales que Duarte y su memoria, y sus ideales no son exaltados como merecen, pienso que todos los que tenemos el privilegio de escribir en los medios de comunicación tenemos el deber de, al menos una vez al año, dedicarle una reflexión sobre su figura, su vida, su ideario y sus desvelos por el país y la nación que él creó, así como por la independencia por la que luchó hasta morir en tierras extranjeras, apartado de la patria que tanto amó.

Como no soy historiador, apenas llego a simple lector de los hechos históricos, por lo que en este caso me valdré del magnífico libro de Cándido Gerón, publicado por el Archivo General de la Nación con el título Duarte: faro de luz. Siempre ilumina la Patria, para abordar los conflictos existentes al momento de su nacimiento.

El nacimiento de Duarte

El nacimiento de Duarte no fue un hecho casual ni fortuito. Los tiempos de Dios son perfectos, y así quedó demostrado con la llegada al mundo de este niño que, veinte años después, se convirtió en el ideólogo, propulsor y creador de un movimiento libertador que nos condujo a la separación de Haití y la proclamación de la República Dominicana, libre e independiente de toda potencia extranjera.

Duarte había estado en España y, después de su estancia en Barcelona, trajo consigo la semilla de cómo funciona una sociedad en libertad y los procesos democráticos que allí observó.

Para ese entonces, Duarte no tenía armas de fuego ni dónde conseguirlas. Su principal arma era su inteligencia emocional, que lo llevó a fundar La Trinitaria. Junto a nueve amigos convocados, firmó el Manifiesto de Juramento para sacar del poder a Jean Pierre Boyer, separarnos de Haití y declarar la independencia nacional mediante la creación de la República Dominicana.

Hombre de ideas, Duarte encontró en el teatro una manera de difundir las suyas. Para crear conciencia libertaria entre el pueblo, fundó varias sociedades, entre ellas La Filantrópica, dedicada a trabajos sociales y acciones de solidaridad.

El escritor Gerón señala que la “singularidad del nacimiento de Juan Pablo Duarte tiene lugar en medio de una serie de acontecimientos que se inician con los movimientos de independencia de las colonias españolas de América Latina, en el Virreinato de Nueva España, conformado por México, los países de América Central y las Antillas de habla española: Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico”.

Esas ideas de independencia tuvieron gran acogida en los países de América del Sur, especialmente en aquellos que conformaban el Virreinato del Río de la Plata: Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. También las acciones de los pueblos del Cono Sur repercutieron en otros lugares, como Bolivia —entonces llamada el Alto Perú—. Por otro lado, los acontecimientos de Ecuador, Colombia y Venezuela terminaron por imponerse ante la Corona, que se vio indefensa debido a la carencia de recursos económicos y la reducción de sus flotas marinas.

En el caso de Santo Domingo, que anteriormente tenía el control de toda la isla, se vio forzado a ceder la parte este a Francia durante el reinado del emperador Napoleón Bonaparte, lo que contribuyó a fortalecer el Estado haitiano.

En ese periodo de la historia de la isla de Santo Domingo, caracterizado por la imposibilidad de la Corona española de seguir manteniendo a las autoridades y sus ejércitos, y en medio de las facciones entre los principales caciques de Haití —bajo el amparo de Francia—, tuvieron mucho protagonismo Alexander Pétion, Jean Pierre Boyer, Henry Christophe, Jean-Jacques Dessalines y Toussaint Louverture, quien se había ganado el apoyo de los grupos mulatos y negros por haberlos liberado de la esclavitud.

Así explica Gerón que, en medio de una oleada de conflictos provocados por las metrópolis de Francia y España, nace Juan Pablo Duarte y Díez en la ciudad de Santo Domingo el 26 de enero de 1813 y muere en Venezuela el 15 de julio de 1876.

Duarte nació con un propósito providencial. Y, como expresó J. Ma. Cabral y Báez:

“Bendigamos al héroe de la idea. Inclinémonos reverentes ante la figura olímpica de Duarte, la gloria más pura y refulgente de nuestra historia.”

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