“Meta RD 2036”: el único camino es la Educación
Para cumplir con el Plan Meta RD 2036, de duplicar el PIB, necesitamos un sistema educativo que permita a nuestros niños, adolescentes y jóvenes adultos adquirir los conocimientos y competencias necesarios para impulsar este crecimiento
Recientemente, el Gobierno dominicano presentó el Plan Meta RD 2036, cuyo objetivo es duplicar el PIB de nuestro país para esa fecha. Según el ministro de la Presidencia: “lo que perseguimos es que para el 2036 la República Dominicana se convierta en un país desarrollado, lo que amerita que trabajemos un conjunto de reformas estructurales para transformar la economía”.
Esta ambiciosa declaración de intenciones implica un crecimiento anual del 6 %, una cifra superior a la que hemos logrado en los últimos 30 años y que nos ha convertido en un referente en América Latina. Esto nos lleva a preguntarnos, como lo hemos hecho al formular todas las estrategias vigentes, cuáles son los factores clave para el éxito.
Al igual que en la Estrategia Nacional de Desarrollo y en la Estrategia Nacional de Competitividad, la conclusión sigue siendo la misma: necesitamos un sistema educativo que permita a nuestros niños, adolescentes y jóvenes adultos adquirir los conocimientos y competencias necesarios para impulsar este crecimiento.
El modelo que hemos adoptado, exitoso hasta ahora, tiene un límite, la escasez de mano de obra calificada para metas más retadoras. Nuestras zonas francas, por ejemplo, han pasado de maquilas textiles a equipos médicos básicos. Pero ¿tenemos las condiciones de fabricar semiconductores y otros productos de alto valor agregado?
El turismo, que en sus inicios se basaba en el “todo incluido” de 100 dólares la noche dirigido a obreros europeos, hoy crece aceleradamente con una oferta que duplica la anterior en precio y se enfoca mayoritariamente en un público norteamericano de clase media. Si la mayoría de nuestros hoteles “todo incluido” se planteara superar los 400-500 dólares la noche o complementáramos la oferta con hoteles boutique, tan comunes en Costa Rica y Belice, ¿tendríamos talento en capacidad de suplir las necesidades y expectativas de este nuevo cliente?
Podríamos referirnos a cualquier otro sector económico y la respuesta (o la necesidad) sigue siendo la misma: el nearshoring, la mecanización de la agricultura, una oferta culinaria de clase mundial, una industria cinematográfica cuyas películas sean exportables a mercados internacionales. Son ámbitos en los que otros países en América Latina han logrado posicionarse o están en vías de hacerlo. Ni pensar en objetivos más ambiciosos como ser líderes regionales en ciencia de datos o inteligencia artificial.
Recientemente escuchamos algunos aplausos por la noticia de que estamos entre los pocos países que mejoraron en las pruebas PISA luego del COVID. Triste celebración si tomamos en cuenta que seguimos ocupando los últimos lugares: de 81 países considerados, la República Dominicana obtuvo los puestos 79, 77 y 74 en matemáticas, ciencia y habilidad lectora, respectivamente. Aun invirtiendo desde 2013 el 4% del PIB en Educación. No creo que haya alguien en el gobierno o en la oposición que esté contento con los resultados obtenidos.
El gobierno ha anunciado su intención de impulsar una serie de reformas (fiscal, eléctrica, laboral) necesarias. Sin embargo, todas ellas navegarán contra corriente sin un salto cualitativo en la forma en que hacemos las cosas en el sector educativo.
Es la única vía para avanzar hacia la meta de duplicar el PIB con una distribución que nos permita erradicar la pobreza y la ignorancia.
Desde el sector educativo privado me permito plantear algunas iniciativas para lograr este objetivo. En un próximo artículo.