El gran desafío: recuperar la economía y evitar la calamidad sanitaria
La principal tarea económica que tiene que acometer el gobierno de Luis Abinader es recuperar la producción para evitar una crisis social.
En el marco de la presente crisis que vive el país y que debe enfrentar el nuevo gobierno, el Lic. Agustín González, economista y excandidato vicepresidencial de Alianza País escribió unas interesantes reflexiones que por su pertinencia utilizo como médula del presente artículo, sin responsabilizarle de ninguno de los juicios que se exponen a continuación.
La principal tarea económica que tiene que acometer el gobierno de Luis Abinader es recuperar la producción para evitar una crisis social, evitando, simultáneamente, una calamidad sanitaria. Es decir, está obligado el gobierno a tomar las medidas necesarias para incrementar la demanda agregada, estimular el empleo, la producción y la inversión.
¿De dónde puede provenir ese aumento de la demanda? No se generará por los consumidores, cuyos ingresos se han caído significativamente. No puede provenir de las empresas, porque están muy golpeadas, por la desplome de las ventas y de la producción. Tampoco va a venir del exterior porque la pandemia afecta a todos los países con los que realizamos transacciones comerciales, en mayor o menor medida. Además, como sabemos, el turismo, las exportaciones y las remesas tardarán en recuperarse, lo que deja al descubierto la vulnerabilidad de una economía muy dependiente, especialmente de los Estados Unidos.
Es decir, corresponderá casi exclusivamente al gobierno incrementar drásticamente el gasto para reanimar la inversión, la demanda y la producción. Para ello, tiene que buscar cuantiosos recursos, mucho más que los consignados en el presupuesto complementario aprobado en julio pasado.
Por cierto, la aprobación del presupuesto de 150 mil millones que se sometió al Congreso Nacional fue pura formalidad, pues ya habían sido gastados por el gobierno de Danilo Medina, sin la más mínima transparencia ni rendición de cuentas, articulados, de lo que fuimos testigos, a la campaña electoral del candidato oficialista, en los programas de compensación social, distribución de alimentos y de recuperación económica.
¿De dónde podrán venir estos recursos que habrá que buscar para enfrentar la pandemia mantener las ayudas sociales y los aportes a empresas y empleados? En lo inmediato no será con nuevas figuras impositivas aunque si puede apretar el torniquete para el cobro de atrasos o vencimientos a los grandes deudores de la DGII.
La primera gran fuente del gobierno tiene que provenir del ahorro interno y de una mejoría de la calidad del gasto público. Es decir: reducción de la salarios de lujo de los altos funcionarios, llevándolos todos por debajo del salario del Presidente de la República; eliminación del barrilito y del cofrecito; supresión de las instituciones duplicadas y sin funciones; eliminación de las botellas y nominillas; establecer en el Estado la sobriedad en el gasto, sin despilfarro de recursos públicos; enfrentar la corrupción en todas sus manifestaciones y recuperar lo robado en los gobiernos peledeistas.
En la búsqueda de recursos, el nuevo gobierno recurrirá a nuevos préstamos, lo que, de por sí, arrastrará la deuda pública más allá del 60% del PIB, en este mismo año. A propósito de este tema, es necesario auditar la deuda pública para establecer su estado de situación: cuánto debemos, a quién, quién concertó los préstamos, en qué efectivamente se invirtieron y deducir responsabilidades, si ese fuera el caso.
La gran prioridad del gobierno es la asignación de más recursos y atención al sistema de salud y a la prevención del contagio y de otras enfermedades. Las medidas esenciales siguen siendo: i) la administración de forma masiva y gratuita de la prueba del coronavirus; ii) crear las condiciones para el aislamiento de los infectados y iii) que éstos puedan disponer del acceso a los centros de salud para el tratamiento adecuado.
El control de la pandemia es lo que va a posibilitar la reactivación de la economía y no al revés.
En el contexto anterior, para la reactivación de la economía, en lo inmediato se requiere: i) apoyo a la producción con préstamos blandos a las MIPYMES, asesoría, acceso a la tecnología, capacitación laboral; ii) apoyo al sector agropecuario para que éste pueda garantizar la alimentación de la población y para ello, entre otras, acceso al crédito a bajas tasas; absorción por el Estado de las deudas contraídas con el crédito informal; inversión en tecnología para el uso eficiente del agua; reparación de caminos y carreteras; asesoría productiva y para la comercialización; iii) garantizar un ingreso básico a la población en situación de pobreza y en extrema pobreza; iv) mantener los subsidios al empleo; v) agresivo plan nacional de pequeñas obras en todo el territorio nacional que tengan impacto en la calidad de vida de la gente, creen empleo y reactiven la economía local.
Con este conjunto de medidas el gobierno, no el Banco Central, debe tomar el control y la dirección de la política económica del Estado y, además, tiene la oportunidad de hacer del presupuesto de 2021 un programa para la recuperación de la economía, impulsar la producción nacional y las exportaciones, al tiempo que evite la calamidad sanitaria.