Pubertad forzada: en los campos de Siria, se induce la menstruación para casar a una hija
Una padre obligó a su hija de 12 años a tomar pastillas
Inaam, que lleva años trabajando para combatir la violencia contra las mujeres, ha sacado a la luz la magnitud del problema de los tratamientos hormonales dados a niñas menores de edad para forzar su pubertad, y así poder casarlas.
Inducir la "pubertad forzada"
Fue en 2020 cuando una matrona le contó el caso de una niña de 12 años a la que su padre había obligado a tomar pastillas. "Presenté su caso en una reunión de colegas, y resultó que su historia era similar a otras. Todos acordaron iniciar una investigación para averiguar si se trataba de un fenómeno que hasta entonces había pasado desapercibido. Y ahí llegó el shock", explica Inaam al sitio de noticias libanés Daraj, que publicó esta investigación.
Sobre todo, en los campos del norte de Siria, como Salkin o Atmeh, había muchos casos de padres que intentaban inducir la "pubertad forzada" de sus hijas. Por ejemplo, dos hermanas de 12 y 14 años, obligadas a tomar medicamentos, eran también golpeadas en la espalda por su padre, que creía que así ayudaría a acelerar su primera menstruación.
"Cuando tenía 14 años, mi padre me obligó a tomar medicamentos. En cuanto me vino la regla, me casé. Me quedé embarazada, pero no pude seguir adelante. Y tras menos de un año y medio de matrimonio, mi marido me repudió", cuenta una joven de 16 años que se hace llamar Samar, y que vive en el campo de refugiados de Salkin.
"Aligerar la carga financiera"
Según Fátima, una comadrona, se dan no menos de 10 casos al mes, en su mayoría huérfanas o niñas de familias pobres. En todas estas situaciones, el padre quiere casar a su hija lo antes posible para "aligerar la carga financiera" del hogar.
Fátima detalla que los signos de la menstruación aparecen después de tomar tres o cuatro píldoras. Si los resultados tardan en aparecer, algunas mujeres recurren a inyecciones de productos de estimulación ovárica, que se consideran más eficaces. "Por desgracia, estos productos también están a la venta en farmacias", lamenta.
Amira, que también trabaja en la lucha contra la violencia sexual, recuerda a una niña de 12 años que acudió al centro de apoyo para contar que la habían golpeado y obligado a ingerir esas píldoras: "Cuando su padre se enteró por un vecino de que su hija había testificado delante de nosotros, vino y nos amenazó con matarnos". Los testimonios revelan también el papel desempeñado por las madres, que cumplen las órdenes de sus maridos.
Graves consecuencias
Aunque en 2020, tras una alerta del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), las autoridades sanitarias de Alepo e Idlib prohibieron la venta sin receta de productos que contuvieran hormonas como progesterona y estrógenos, el fenómeno no ha cesado.
Según Daraj, basta con entrar en una farmacia para darse cuenta de que la prohibición no se cumple, puesto que las farmacias no se niegan a vender dichos productos. Ahmed, un farmacéutico, comenta no haber oído nada sobre la prohibición de venta impuesta por el departamento de sanidad. "Cuando hay dinero, se puede comprar lo que se quiera. El médico puede negarse a expedir una receta, pero eso no nos impedirá vender un medicamento, a un precio ligeramente superior", afirma por su parte Abdallah, farmacéutico en Idlib.
La ley siria no prohíbe explícitamente la administración forzosa de estas sustancias para acelerar el inicio de la menstruación, aunque sí protege a las menores del embarazo hasta los 18 años. Hacer daño a un niño también está penado por la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, ratificada por Siria en los años 90. "Se puede invocar esta ley para presentar una denuncia", explica la abogada siria Rehada Abdoush.
La administración de estos medicamentos a una edad en la que el organismo no está fisiológicamente preparado "puede conducir a una menopausia precoz, a partir de los 35 años", y provocar cáncer de útero o de ovarios, explica Kenaan Ziyadoglu, ginecólogo obstetra. Del mismo modo, el embarazo tras una pubertad forzada puede provocar malformaciones genéticas en el feto, así como complicaciones como abortos y partos prematuros.