Teletrabajo en Ecuador: consecuencias de la delincuencia organizada
Toma de rehenes en un plató de televisión, tiroteos y explosiones en la calle: Ecuador lleva varios días sumido en un violento conflicto armado con bandas vinculadas al narcotráfico
El número de paseantes en las calles de Quito ha disminuido fuertemente este 10 de enero. Tras el cierre por la semana de las escuelas y universidades, los jóvenes se quedan en casa.
Todos los que pueden hacer teletrabajo lo hacen, pero Carlos Guastai no puede, por su trabajo de conserje en un edificio del norte de Quito: "Parece que la gente con eso que pasó en TC ayer se volvió tensa, muy nerviosa. Muchos han vuelto a casa y ya no quieren salir", dice.
Los ataques múltiples en varias provincias del país, los levantamientos en media docena de cárceles, las tomas de rehenes y las informaciones falsas que siguen circulando en redes sociales han afectado a la población.
"Las personas se sienten desconcertadas por la fuga de estos máximos dos delincuentes que ha tenido el país. Entonces no se sabe. O sea, la fuerza pública de parte de cual está, del lado del pueblo o del lado de la delincuencia. Todos sospechan de todos", recalca Carlos Guastai.
En una entrevista en un medio local, Radio Canela, el presidente Daniel Noboa ha pedido el apoyo popular a un proyecto de ley de amnistía para amparar a los policías y militares que usen sus armas en la guerra interna declarada contra los 22 grupos de delincuencia organizada del país.
A una pregunta de un radioescucha afirmando que la gente no quiere que los delincuentes sean capturados sino matados, el presidente respondió sin responder: "Mi postura es que todos estos grupos terroristas son objetivos militares y si es que quieren resistirse, sean valientes, peleen contra los militares", afirmó.
Más allá de esas declaraciones fuertes, el primer test para el Gobierno es hoy retomar el control de sus cárceles.
Entrevista a Diego Arcos, periodista de TC Televisión en Guayaquil, testigo del ataque
RFI: ¿Cómo ocurrieron los hechos y cómo lo vivió usted?
Diego Arcos: Fueron situaciones realmente dramáticas que uno tal vez está acostumbrado a ver en guiones de películas, al escuchar balaceras alrededor tuyo, escuchar gente que gritaba y pedía nombres y buscaba a periodistas, y escuchar como golpeaban y querían tumbar puertas, rompían vidrios, como tomaban rehenes y había gente escondida.
Fue muy rápida la incursión de ellos y muy rápida y también valerosa la incursión de la de la policía. Tenemos algunos compañeros heridos, golpeados, algunas cabezas rotas, brazos rotos, vidrios que rompieron y cortaron a otros compañeros y a un camarógrafo de estudio que le dieron un balazo en la pierna, que está a salvo. La situación es tensa, durante dos días no podemos ingresar al canal.
En este momento Fiscalía hace un reconocimiento de todo lo que ocurrió y toma declaraciones para que los cargos sean mayores ante estas personas y ya sean juzgadas como terroristas.
RFI: Un grupo de periodistas del que usted forma parte se dispone a denunciar ante la Justicia, pero otros prefieren guardar silencio por razones de seguridad. ¿Cuáles son los riesgos para ustedes y la prensa ecuatoriana en esta situación de conflicto armado interno?
Diego Arcos: Es difícil, pero uno trata y tiene una lucha interna con lo que te dice tu ideal y lo que te dice también tu sentido común de protección. Muchos de los que estuvieron de rehenes, que vieron una situación mucho más tensa, recibían amenazas constantes de estas personas porque ellos sabían que la policía iba a ingresar, ellos sabían que la policía iba a superarlos, entonces estaban como preparando el siguiente escenario.
Les decían 'Si ustedes hablan, sabemos lo que les va a pasar'. Muchas de estas personas hasta hoy están inaccesibles, están en sus casas, con sus familias, no quieren salir, están con miedo. Y otros son los que estamos tratando de hablar y decir lo que pudimos ver para que el proceso sea más importante y más fuerte en la parte judicial.
Pero sí de mi hogar al trabajo yo me hago diariamente 25 minutos, hoy me demoré 12 porque las calles están vacías, no hay nadie. Los comercios de a poco están abriendo, pero el 70% están cerrados.