"El mayor ataque al narco en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador"
El capo tenía dos órdenes de aprehensión en México, pero fue ejecutada una tercera con fines de extradición a Estados Unidos
El histórico capo del narcotráfico mexicano Rafael Caro Quintero, uno de los hombres más buscados por Estados Unidos por el asesinato de un agente federal en 1985, fue detenido el viernes en el noroeste de México, casi una década después de salir de la cárcel debido a un aparente error judicial y regresar a la vida delictiva.
Según informó la Secretaría de Marina en un comunicado, Caro Quintero fue localizado entre matorrales por una perra de la Armada llamada “Max” durante un operativo conjunto con la Fiscalía General de la República en San Simón, un municipio de la sierra de Sinaloa cercano al estado de Chihuahua. Según el Registro Nacional de Detenciones, la captura tuvo lugar alrededor del mediodía.
El capo tenía dos órdenes de aprehensión en México, pero fue ejecutada una tercera con fines de extradición a Estados Unidos, indicó la fiscalía federal en un comunicado por la noche. Mientras se resuelve su situación jurídica permanecerá internado en un penal de alta seguridad del centro de México.
Las autoridades mexicanas liberaron a Caro Quintero en 2013 tras pasar 28 años en prisión por el homicidio del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena. Una corte de apelaciones emitió una orden de libertad y, aunque posteriormente la resolución fue revertida, ya era demasiado tarde: el capo se evaporó a bordo de un vehículo nada más poner el pie fuera de la cárcel.
Horas después de la captura se desplomó un helicóptero Black Hawk de la Marina, lo que dejó 14 marinos muertos y uno herido. Según indicó el presidente Andrés Manuel López Obrador por la noche en Twitter, se habían encargado de respaldar a los efectivos que detuvieron a Caro Quintero.
La Armada dijo que, según la información disponible, se trató de un accidente por causas desconocidas. El presidente garantizó que se abrirá una investigación al respecto.
La captura de Caro Quintero supone el mayor golpe al narcotráfico del gobierno de López Obrador, que desde que asumió el poder en diciembre de 2018 optó por una estrategia de seguridad de “abrazos, no balazos”, es decir, basada en no luchar frontalmente contra los cárteles sino en atajar las causas que hacen que la gente opte por dedicarse a esa actividad. Esta política ha sido duramente criticada porque la violencia en el país no ha cesado.
La detención de Caro Quintero, considerado uno de los grandes “padrinos” del narcotráfico en México, ocurrió apenas unos días después de que López Obrador se reuniera con el presidente estadounidense Joe Biden en la Casa Blanca.
Por la noche, el fiscal general estadounidense, Merrick Garland, agredeció a México la captura y expresó sus condolencias por los marinos que perdieron la vida al caer el helicóptero.
“No hay escondite para quien secuestra, tortura y asesina a un agente estadounidense”, declaró en un comunicado, y agregó que Estados Unidos buscará “su extradición inmediata” tras un arresto que definió como “la culminación del trabajo incansable de la DEA y sus socios mexicanos para llevar a Caro Quintero ante la justicia”.
En el último año habían surgido tensiones entre el gobierno mexicano y la DEA después de que México promulgara una ley que limitaba las operaciones de esta agencia antinarcóticos en el país. Pero la reciente concesión de una visa para su nuevo responsable en el país latinoamericano había limado asperezas.
El mismo viernes, poco antes de la detención, Salazar dijo en una reunión con periodistas que había habido avances en la relación bilateral de seguridad. “He estado en reuniones con el canciller y con el gabinete de seguridad, junto con todas nuestras agencias, incluido al nuevo jefe de la DEA sentado a mi derecha”, declaró el diplomático. “Si no fuéramos bienvenidos aquí en México, eso no sucedería”.
Horas después hablaba de “otra victoria” del nuevo marco de relaciones y colaboración bilateral.
Caro Quintero desapareció de la escena pública tras salir de prisión sin haber cumplido los 40 años de su condena, y el Departamento de Justicia de Estados Unidos se declaró entonces “extremadamente decepcionado” por una liberación que calificó de “sumamente alarmante”. Según Washington, tanto Caro Quintero como su familia seguían involucrados en el tráfico de drogas.
La Suprema Corte mexicana revocó el fallo de la liberación en 2014, y un año después jueces mexicanos emitieron una orden de recaptura. En 2018, las autoridades estadounidenses ofrecieron una recompensa de 20 millones de dólares por su detención, un cifra récord en ese momento, y el FBI incluyó su nombre en la lista de sus 10 fugitivos más buscados.
El sinaloense, de 69 años y nacido en Badiraguato —el mismo municipio que Joaquín “El Chapo” Guzmán_, fue uno de los fundadores del cártel de Guadalajara a finales de la década de 1970 y posteriormente líder histórico del cártel de Sinaloa junto a “El Chapo”, que en la actualidad cumple cadena perpetua en Estados Unidos, e Ismael "El Mayo" Zambada, el cual se encuentra prófugo.
En esa época Caro Quintero era considerado uno de los mayores traficantes de marihuana hacia Estados Unidos y luego también de cocaína y heroína. Acusó a Camarena de un gran operativo que arrasó una de sus plantaciones de marihuana. Poco después el agente fue secuestrado en Guadalajara, aparentemente por orden del capo. Su cuerpo torturado fue localizado un mes después. Era 1985. Caro Quintero fue detenido ese mismo año.
La DEA no respondió a una petición de comentarios.
Mike Vigil, ex jefe de operaciones internacionales de la DEA, dijo a la AP que, aunque hubo rumores de que a su salida de la cárcel podría haberse vinculado de nuevo con el cártel de Sinaloa, él creía que en los últimos tiempos Caro Quintero operaba de forma independiente.
Según Vigil, el arresto fue algo inesperado dada la política de López Obrador de no confrontar a los capos. “Llega como una absoluta sorpresa, pero mi esperanza es que con la captura de Caro Quintero se suavicen muchas tensiones entre la DEA y México”, declaró.
“No vimos muchos esfuerzos (para capturar a Caro Quintero) en los últimos años, especialmente cuando (López Obrador) llegó y comenzó inmediatamente a desmantelar gran parte de la infraestructura y las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y México en relación con el tráfico de drogas”, agregó el exfuncionario estadounidense.
Después de ver a Caro Quintero salir ya una vez de una prisión mexicana, Vigil dijo que espera que el gobierno no se arriesgue a que esta situación se repita —"El Chapo" se escapó dos veces de prisiones mexicanas de máxima seguridad— y que acepte la solicitud de extradición de Estados Unidos.
En los últimos años Caro Quintero estaba presente en zonas del noroeste de México, como el estado de Sonora, y luchaba por el control de estos territorios contra los hijos de “El Chapo” Guzmán, conocidos como “Los Chapitos”, batallas que están ensangrentando esa región.
Por eso allí la detención se consideró una buena noticia, y algunos confían en que pudiera traer consigo algo más de calma.
Cecilia Duarte, una activista que busca a desaparecidos en ese estado fronterizo con Arizona, dijo que la captura representa un “alivio” para su grupo porque podrían disminuir las desapariciones.
Pero Duarte reconoció que Caro Quintero “sólo es parte" del conflicto y que con su captura "no se termina el problema”.