Iniciativas privadas complementan al Estado en el acceso a viviendas
Entidades como Techo RD y Habitat Dominicana dignifican la vivienda de las personas pobres en la República Dominicana

La casa de María Ángela de León era un desastre. Cuando llovía, sus libros se mojaban, el suelo de tierra se volvía barro y todo se empapaba por las goteras.
Porfirio Rodríguez tiene una historia parecida. Cuando el río crecía, se quedaba sin hogar. Tenía que empezar de cero una y otra vez.
Juana Victoria, por su parte, no tenía baño y cada vez que lo necesitaba, tenía que salir e ir a casa de su madre.
Estas son solo tres de las miles de historias de pobreza en la República Dominicana.
La tasa de pobreza general disminuyó del 23 % en 2023 al 19 % en 2024, según datos del Ministerio de Economía.
En un contexto en el que las desigualdades dan contraste al país, donde muchas familias viven en hogares indignos, el Estado y asociaciones privadas se dedican a construir y remodelar viviendas de personas de estratos económicos bajos.
En diciembre pasado, el Ministerio de Vivienda y Edificaciones anunció que llegó a la cifra de más de 9,000 casas construidas bajo el plan Mi Vivienda. Sin embargo, la iniciativa pública no lo puede abarcar todo; es allí cuando entran en juego las entidades privadas.
Está el caso de Techo RD y Habitat Dominicana, dos organizaciones sin ánimo de lucro que llevan años trabajando en el país, ayudando a miles de dominicanos a conseguir un hogar digno.
Techo RD ya ha construido más de 1,270 viviendas; Habitat Dominicana ha ayudado a 270,675 personas, según reportan.
"El cambio es del cielo a la tierra"
Lejos de los edificios altos de la capital, en la zona barrial y fangosa de Los Alcarrizos, allí donde no hay asfalto, hay tres familias que se beneficiaron de la ayuda de Techo RD. Antes de recibirla, cuando el río crecía, sus casas se inundaban y todo se echaba a perder.
Ángela María de León es una de las beneficiarias. “Era una casa en mal estado de zinc y madera, con el piso de tierra”, evoca.
El sueño de Ángela María es ser médico, por esto estudia Medicina. Antes, cuando llovía, se le mojaban los libros. Ahora es distinto. “La casa me ayuda mucho porque, aparte de que tiene piso, es segura y no se moja. Si yo me descuidaba, algunos libros se me mojaban”, explica.
Un poco más allá, a dos minutos andando, Porfirio Rodríguez descansa en su casa. “El cambio es del cielo a la tierra, eso es indiscutible”, afirma.
Cuando habla sobre su antigua casa, dice: “Era una ruina, no me hagan recordar eso”. La nueva vivienda, aunque es pequeña, está elevada del suelo, por lo que evita las inundaciones.
“El agua nos inundaba a cada rato y perdíamos todo lo que teníamos. Ahora todo es mejor, 10 veces mejor; estamos altos, estamos mejor. Yo me siento feliz”, expresa.
Diego Quintanilla, director de Comunicaciones de Techo RD, informa que el costo de estas viviendas es de 4,500 dólares. “Este costo incluye producción de vivienda, proceso social, logística, movilización de voluntariado y alimentación. Puede ser construido por empresas, grupos de voluntarios, familias y personas que puedan aportar”.
Reformas que marcan la diferencia
“Tenemos un programa de voluntariado nacional e internacional. No se necesita que tengan experiencia en construcción, sino la disponibilidad de ayudar”, dice Francis Medina, gerente de Programa y Habitabilidad de Habitat Dominicana.
Un grupo de jóvenes estadounidenses se encuentran en una vivienda de San Cristóbal. Luego de renovar el piso y nivelarlo, están arreglando algunas paredes y pintando el exterior de las paredes con pintura de calidad. Esto forma parte del voluntariado internacional.
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Yaneri Bruján se encuentra junto a su madre viendo cómo los voluntarios trabajan. “Gracias a este maravilloso equipo vamos a disfrutar del piso y de la pintura”, dice agradecida.
A cinco minutos en carro, Juana Victoria está al lado de su casa de madera, feliz porque ya dispone de un baño. Habitat, a través de la junta de vecinos, detectó que ella debía ir a casa de su madre cada vez que necesitaba ir al baño.
“Me sentía un poquito incómoda porque tenía que usar el baño de mi mamá, pero ahora me siento cómoda y feliz porque tengo el mío propio”, expresa.