Comida y asientos
Ambos tienen en común algo y es que pueden representar pérdidas pues la existencia de un costo no necesariamente conduce a un consumo o ingreso
Para la ciencia económica, la comida que se daña antes de ser consumida tiene mucho en común con las butacas que quedan vacías en los espectáculos que se presentan en el Teatro Nacional y otros establecimientos. Y ambas, comida y butacas, comparten las mismas conclusiones aplicables a los asientos no ocupados en los vuelos de los aviones de pasajeros. Todos ellos representan una pérdida para los hogares, los organizadores de los eventos o las aerolíneas, según sea el caso, pues implican la existencia de un costo que no conduce a un consumo o un ingreso. Esa pérdida suele ser irreversible desde el punto de vista del aporte al bienestar que pudo haberse obtenido, pero no ocurrió.
En apariencia, la comparación puede lucir extraña por la diferencia en sus consecuencias. Dejar alimentos sin aprovechar cuando hay tantas personas hambrientas en el mundo, parece ser mucho más grave a que quede un asiento vacío en un local o un avión. Y a eso se añade que el asiento estaba en su lugar desde antes, y seguirá estando ahí después de la función o el vuelo, mientras la comida tirada a la basura deja de existir y de ser útil para el propósito para el que fue producida.
Para ambas objeciones, la ciencia económica tiene respuestas.
En cuanto a la seriedad de la pérdida, se admite que las implicaciones humanitarias del desperdicio de comida son más significativas que las derivadas de los asientos sin ocupar, pero la valoración económica viene dada por el costo incurrido, el cual está determinado por las sumas pagadas para su producción o adquisición.
En lo que concierne a que la comida desaparece y los asientos permanecen, la respuesta es que, igual que los asientos, es posible que los recipientes que contenían los alimentos también sigan existiendo. La similitud real es entre la comida y el espacio sobre los asientos, el cual es ocupado por aire en lugar de por las personas que podrían ser transportadas de un sitio a otro, o disfrutarían del espectáculo en el teatro.