Deportes simbólicos
Aunque son negocios asimilables a los principios empresariales, desempeñan un papel singular en las comunidades que les sirven de sede
Hace años, decenios realmente, la ciudad de Filadelfia en los EE.UU. contaba con dos equipos de béisbol de las grandes ligas, uno en cada una de las dos ligas: en la Nacional los Filis y en la Americana los Atléticos. De los dos, estos últimos terminaron siendo el hermano pobre, con un muy poco envidiable récord de triunfos. Se mudaron para Kansas City y después para Oakland, California, en un periplo hacia el oeste que hizo recordar la fiebre del oro y las caravanas de migrantes. Ahora planean mudarse de nuevo, hacia el este en este caso, aunque no muy lejos, a Las Vegas, Nevada, la capital de otras clases de juegos.
Los economistas llevan mucho tiempo estudiando el comportamiento de los deportes profesionales, incluyendo el béisbol. Aunque son negocios asimilables a los principios empresariales, desempeñan un papel singular en las comunidades que les sirven de sede. Es tal su importancia para esas localidades, que asumen un rol distintivo como símbolos de ellas, formando parte de su identidad cultural, su orgullo y sus aspiraciones. Sus éxitos son vistos como logros colectivos, y se ha constatado que su desempeño influye sobre el estado de ánimo y las perspectivas de inversionistas y consumidores, especialmente cuando opera sólo un equipo de cada deporte.
Por esa razón, las autoridades locales y nacionales tratan de acomodar a los equipos, les otorgan exenciones impositivas, e invierten en vías de acceso, promoción, parqueos, iluminación y estadios. El rendimiento económico de esos gastos públicos es secundario al resultante beneficio político. Conocedores de esa situación, los equipos suelen reclamar, y obtener, concesiones diversas dirigidas a promover su establecimiento o asegurar su permanencia.
Los Atléticos han venido clamando durante años por un nuevo estadio en Oakland. No lo han conseguido y podría ser que la mudanza a Las Vegas sea una forma de presión, combinada con haber dejado caer la calidad de los jugadores y duplicado el precio de las taquillas.