El mercado dominicano sufre alza de precios del aceite de oliva
Factores climáticos y económicos afectan el producto, pero las compras se mantienen
La caída de la producción mundial de aceite de oliva ha impactado negativamente en los mercados consumidores de este producto en los últimos dos años, incluyendo a la República Dominicana, donde los precios están cada vez más elevados y los supermercados incluyen aún más mezclas de este con otros aceites en sus “marcas blancas” para mantener ofertas competitivas.
Los precios de esta grasa comestible en el mercado dominicano se han duplicado en el último año, de acuerdo con el presidente de la Asociación Nacional de Importadores, José Antonio Álvarez. “Nosotros mismos, en la empresa (Álvarez y Sánchez, S.A), hemos tenido entre cuatro y cinco aumentos de precios solo en los últimos seis meses”, subrayó.
Y es que la producción global de aceite de oliva ha tenido dos años de malas rachas en Europa, sobre todo en España, un país que lidera el 45 % de la producción global y el 70 % de toda la Unión Europea. De sostener una media de 1.4 millones de toneladas en los últimos cinco años, la producción española descendió a solo 664,000 toneladas en 2022-2023.
Las sequías, las altas temperaturas y el incremento del costo de los insumos mermaron la floración y esta ha jugado en contra de la productividad de los olivos, puntualizó al respecto el olivicultor español, Carlos Valero. Esto provocó que la industria tampoco se recuperara para el 2022-2023, en la que apenas se produjeron unas 800,000 toneladas.
El fundador de la empresa olivícola española Castillo de Canena, Francisco Vañó, señaló otros aspectos que pudieron haber impactado los precios en el país.
¿A cuánto está el producto en el mercado local?
Aunque al país ingresan más de una veintena de marcas –en su gran mayoría españolas–, el Instituto Nacional de Protección a los Derechos del Consumidor (Pro Consumidor) suele monitorear dos de ellas por su popularidad y alto consumo: Fígaro y Goya.
En diciembre del 2022, una botella de 250 mililitros (o 0.25 litros) de aceite de oliva Fígaro tenía un precio que promediaba los 242.26 pesos en las grandes cadenas de supermercados. Sin embargo, este producto se incrementó en 61.29 pesos en casi un año, situándose en 303.55 pesos a noviembre del 2023, según reportes de seguimiento de precios de la institución a los que Diario Libre tuvo acceso.
En el caso del aceite de oliva Goya, este ha tenido un ligero incremento en el mismo período. Su botella de 250 mililitros tuvo un valor de 273.98 pesos promedio a noviembre del 2023, para una diferencia de solo 7.4 pesos respecto a como estaba en diciembre del 2022.
Sin embargo, este mismo producto llegó a venderse a un precio máximo de 379.95 pesos en algunos establecimientos a ese mes, el doble que como se encontraba 11 meses atrás, según registra Pro Consumidor.
Los precios, en general, continúan en ascenso.
Al 28 de febrero, cuatro cadenas de supermercados del Gran Santo Domingo ofertaban, en sus catálogos en línea, una botella de 0.25 litros de aceite de oliva extra virgen con precios que oscilaban entre los 194 y los 419 pesos, dependiendo de si es una marca blanca de la tienda o importada, así como sus propiedades (si está condimentada o no con otros productos como limón, ajo o romero).
De estas, tres de ellas registraron el aceite Fígaro entre los 389 pesos y los 419 pesos, siendo una de las marcas más costosas.
Además, el aceite de oliva se cotiza aún más mientras más cantidad se compre. En los supermercados consultados:
El litro rondaba entre los 499.95 y los 1,389 pesos
Una botella de dos litros se encontraba entre los 1,300 hasta los 1,899 pesos
Cinco litros de este aceite podían oscilar entre 3,359.95 hasta los 5,099.95 pesos
En los supermercados dominicanos proliferan, cada vez más, las mezclas de aceite de oliva (blend, en inglés) con aceites extraídos de semillas, como el girasol, la canola o la soya, lo que permiten abaratar el precio: la compra de 0.25 litros puede costar solo 89 pesos, un litro entre los 258.95 y los 429 pesos y cinco litros a menos de 1,000 pesos.
No obstante, Valero indicó que solo el aceite de oliva virgen y extra virgen mantienen intactas sus propiedades, y que la grasa del olivo que es añadida a estas mezclas suele ser una versión refinada que, por encontrarse degradada, no es recomendable consumir.
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Un producto “bajo supervisión”
El director ejecutivo de Pro Consumidor, Eddy Alcántara, indicó a este medio que el aceite de oliva es uno de los productos que ya se mantiene bajo supervisión en la institución por el disparo de precios que ha venido registrando en los últimos dos años.
Aunque esta grasa vegetal gana cada vez más popularidad y prereferencia entre los dominicanos para cocinar o aderezar las comidas debido a las propiedades beneficiosas que tiene para la salud –como la de ser fuente de ácidos grasos monoinsaturados y de antioxidantes, ambos asociados a la mejora del colesterol y a la prevención de enfermedades cardiovasculares–, Alcántara precisó que este no forma parte de los artículos que se incluyen dentro de la canasta básica familiar.
Los productos dentro de esta canasta son aquellos que se consumen masivamente –y varias veces al día– por al menos el 94 % de los dominicanos, tanto en las zonas rurales como urbanas. En esta lista entrarían los aceites de cocina tradicionales provenientes de semillas como la soya, canola o girasol.
Sin embargo, el funcionario precisó que recientemente se ha contactado con sus homólogos del Foro Iberoamericano de Protección al Consumidor –que el país preside– “para hacer una evaluación” de una situación que está afectando a toda la región, en el caso de que se necesite tomar medidas específicas para regular sus precios en el mercado local.
Hasta ahora, se mantienen volúmenes de compra en el país
El presidente de la Asociación Nacional de Importadores indicó que, pese a lo caro que está saliendo el aceite de oliva, este factor sigue sin afectar el volumen de importaciones de las grandes empresas que traen este producto.
En efecto, a la República Dominicana ingresa una media de 2.6 millones de kilogramos de aceite de oliva cada año para insertarlo al mercado o reexportarlo, y los volúmenes en el 2022 y en el 2023, en vez de incrementarse respecto a años anteriores, han descendido ligeramente.
Sin embargo, comprar 2.7 millones de kilogramos de aceite en el 2023 salió un 30.4 % más caro: casi 20 millones de dólares, el precio más costoso en los últimos diez años, un período en la que las compras apenas superaban los 13.3 millones de dólares anuales, como registra el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM).
Cabe destacar que el aceite de oliva es la tercera grasa comestible más comprada en la República Dominicana, por detrás del aceite de soya y el aceite de palma, por el que se importaron volúmenes valorados en 206.9 millones de dólares y 60.9 millones de dólares el año pasado, respectivamente.
El país se abastece de cinco mercados: España, Italia, Estados Unidos, Grecia y Argentina.
Auguran un mejor desempeño para el 2024
Los productores españoles se mantienen optimistas sobre las cosechas de 2024-2025.
Valero indicó que los niveles de pluviometría en Baeza –un pueblo localizado en Jaén, una provincia que produce alrededor del 25 % del aceite de oliva en España– han mejorado y esto ha motivado a que haya un ligero descenso en los precios.
“Hace un mes, (el aceite de oliva) se liquidaba a 9 euros, a 9.5 euros el kilo. Ahora ya, como mucho, a los aceites vírgenes, les están dando 8. Ya ha bajado un euro. Así que no solo influye que podría haber una buena cosecha, sino la perspectiva de haberla”, resaltó.
Sin embargo, Vañó apunta a que las circunstancias climáticas que se presenten entre los meses de marzo, abril y mayo “serán cruciales” para determinar la siguiente cosecha.
“Una deseada buena cosecha 2024-2025 dependerá de factores tales como la lluvia, la ausencia de heladas a destiempo o de que las temperaturas de finales de abril y finales de mayo sean moderadas. Ello redundará, como esperamos, en una correcta floración y un buen cuajado de frutos”, acotó.
A corto plazo, los productores toman medidas coyunturales para poder sortear la incertidumbre climática, como el incremento de las balsas de agua de riego para mantener los olivos hidratados, además de la optimización de este recurso y la mejora de los insumos con los que se nutren las plantas.
El empresario olivícola sostuvo que también se estudian determinadas variedades de olivos que resistan mejor las altas temperaturas, requieran menos agua o florezcan más rápido, para así aumentar la resiliencia de un producto base para la gastronomía mediterránea y de alta demanda dentro y fuera de sus fronteras.