República Dominicana siembra cada vez más café proveniente de otros países
Plántulas tradicionales se han reemplazado por otras más resistentes a las enfermedades
El 25 % del total de café verde en grano de la última década fue importado
¿Existe un café dominicano? Los orígenes demuestran que no. Sin embargo, desde su introducción a la isla La Española hace más de cinco siglos, el café se ha abierto paso en la agricultura, y la bebida de su infusión acompaña la vida productiva del dominicano en las mañanas, es invitada en las tardes sociales y forma parte hasta de las noches familiares.
En un intento de fortalecer una producción que ha dejado de dar abasto a los niveles de consumo local, las nuevas variedades que se importan para sembrar, resistentes a las plagas, y el café en grano, que se compra a otros países como materia prima, están cada vez más presentes en cada taza de café que se sirve en República Dominicana.
No obstante, la empresa Industrias Banilejas (Induban), que satisface el 86 % de la demanda del mercado local con Café Santo Domingo como su marca más destacada, informó a Diario Libre que el 80 % de sus compras provienen de la cosecha nacional, la cual, aun así, continúa siendo insuficiente para satisfacer la demanda del mercado doméstico.
Esto significa que la compañía debe completar el otro 20 % con compras a otros mercados.
Caída de la producción
Entre el 2002 y el 2010, la producción de café en la República Dominicana promediaba los 803,391 quintales por año, dominada por dos variedades tradicionales: la typica, una de las más antiguas en el país registrada hasta el momento, y la caturra, introducida en la década de los 80.
Ambos tipos de café provienen de la familia Arábica, ampliamente cultivada en todo el mundo por su calidad y buen sabor.
Sin embargo, el crecimiento prometedor del cultivo se vio lastrado por la diseminación de dos plagas devastadoras: el hongo Hemileia vastratix, popularmente conocido como la roya, y el insecto hypothenemus hampei o broca del café. Susceptibles a sus daños, las variedades con las que se inició la producción de un café “dominicano”, están desapareciendo.
“En el 2004 el país tenía dos millones de tareas de café que fueron ferozmente atacadas por la broca y la roya. En el 2020, encontramos solo un millón de tareas que hemos rehabilitado, y hemos incorporado otras 250,000”, informó el viceministro de Producción del Ministerio de Agricultura, Eulalio Ramírez.
Las plagas mermaron en un 54.6 % la producción promedio del país. Del 2012 al 2022, se cosechó una media de 364,582 quintales por año. La productividad del rubro también se ha paralizado, con un rendimiento que ni siquiera llega al 1 % anual.
Hasta ahora, la producción de café en el año 2022 fue de 493,196 quintales, indicó Ramírez.
Crecen importaciones
Paralelamente, las importaciones de café y sus derivados cobraron cada vez más fuerza en el mercado local.
En el 2022, la compra del café verde en grano sin descafeinar –principal materia prima para la molienda de su producto y la extracción de sus derivados– fue de 17,743 toneladas, para un crecimiento del 443 % con relación a las cuatro toneladas que se registran en el 2012, de acuerdo con las estadísticas aduaneras que cita Agricultura.
En los últimos 10 años, el 25 % del total de café que hay en el país ha sido importado, a fin de satisfacer la demanda local y para la exportación, y los volúmenes van cada vez en aumento.
A diciembre del 2023, Brasil y Vietnam dominaban las exportaciones de café hacia la República Dominicana, con un 62.61 y 20.66 %, respectivamente. A estos les siguió el café traído desde Honduras (3.22 %), El Salvador (2.69 %) y Estados Unidos (2.16 %).
Las importaciones superan abrumadoramente la capacidad exportadora del país. En la última década la venta de café verde en grano apenas alcanzó los 54 millones de dólares. Esta cifra es seis veces menor que los 325 millones de dólares importados de ese mismo producto entre 2012 y 2022.
A su vez, el café en grano tostado y sin descafeinar (72.2 millones de dólares) y el café tostado molido (39.2 millones de dólares) fueron los derivados locales del café más exportados en este mismo periodo, de acuerdo con los datos de la Dirección General de Aduanas citados por el Ministerio de Agricultura.
Nuevas variedades
El cultivo del café ha resistido en la República Dominicana a medida que se han introducido nuevas variedades desde otros países, como la lempira (desde Honduras), castillo (desde Colombia), la T-8667 (Costa Rica) y el obatá, (desde Brasil), asegura el presidente del Clúster del Café, César Ros.
Con esto concuerda Benjamín Toral, investigador especializado en este rubro, quien dice que en el país se han introducido más de 40 variedades diferentes de los grupos Sachimor y Catimor, dos variedades que surgen de cruces entre el café Arábica y el Canephora (conocido como café Robusta).
“La typica y la caturra eran variedades que la roya diezmó y que el costo de siembra y de producción es elevadísimo, porque hay que controlar químicamente si no se defolia la planta, y no produce”, indicó el especialista, quien trabaja para el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (Idiaf).
Este centro de investigación lanzó en 2021 las primeras variedades resistentes a la roya desarrolladas en suelo dominicano, denominadas Caribe y Caridiaf 21.
En ese sentido, el director ejecutivo del Instituto Dominicano del Café (Indocafé), Leónidas Batista, aseguró a Diario Libre que, hasta ahora, ya hay sembrado alrededor de 30 millones de unidades de estas semillas.