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Socios, no rivales

La estrategia de la liga saudí para acaparar el mercado deportivo global

Este viernes se cierra el mercado de fichajes en Europa en un verano donde las incorporaciones hechas por la liga saudí han generado mucho revuelo. Jugadores con carreras exitosas en las principales competiciones del Viejo Continente tomaron la decisión de irse a un fútbol emergente motivados en gran parte por una oferta salarial que va rompiendo los umbrales económicos conocidos hasta ahora. La apuesta de esta liga es una estrategia país, motivada fundamentalmente en colocarse con mayor jerarquía en la conversación de quienes mueven el negocio del fútbol.

Muchos lo podrían ver como una amenaza, cuando en realidad se trata de la nueva etapa de un proyecto que ya consiguió con éxito atraer a su territorio eventos como la Súper Copa de España y de Italia. A partir de ahora, con la incorporación de nombres como Cristiano Ronaldo, Benzema y Neymar estaríamos ante un intento notorio de posicionamiento con miras no de hacer crecer el deporte de ese país, sino de acaparar parte importante del consumidor global que alimenta el mercado deportivo.

Ya se ha barajado la posibilidad de que en un futuro la misma UEFA habilite a los equipos saudíes a las principales competencias europeas, algo que pudiera ser descabellado para la esencia de la competencia, pero muy atractivo para los empresarios y dirigentes que toman decisiones en las altas esferas del deporte. Qatar nos quitó un poco la inocencia, nos demostró que atraer al fútbol de alto nivel era posible pagando el precio, sin importar el costo.

Pero de ahí a hablar de desplazamiento en cuanto a interés, a competir de igual a igual con las ligas de europeas, o hasta incluso con las ligas grandes de América, hay una distancia grande en años de tradición y trabajo de desarrollo. El jugador nativo de Arabia Saudita se encuentra todavía algunos escalones por debajo de la media del futbolista profesional en Europa, por lo que de no aprovecharse este empuje a la liga que le darán estos nuevos fichajes, estaríamos siendo testigos de un descalabro parecido a lo que sucedió en China.

Así las cosas, ni la sonada incorporación del joven talentoso Gabri Veiga una de las grandes promesas del fútbol español, ni la oferta estratosférica que le han puesto sobre la mesa al Liverpool por el egipcio Mohamed Salah deberían ser indicadores que motiven a levantar las banderas de la preocupación. Al final, estamos siendo testigos de negocios entre socios, no de enfrentamientos entre rivales, a quienes vistas las cuentas hasta ahora, les ha ido muy bien.

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Apasionado del fútbol en todas sus facetas.