Rescatan con e´xito a Lyan Hortu´a tras 16 di´as de secuestro en Jamundi´

Tras 16 días de angustia e incertidumbre, Lyan José Hortúa Bonilla, el niño de 11 años secuestrado el pasado 3 de mayo por disidencias de las FARC en el municipio de Jamundí, ha sido finalmente liberado y ya se encuentra junto a su familia. El rescate fue posible gracias a la mediación de la Defensoría del Pueblo, que facilitó el proceso para su regreso.

Lyan fue recibido entre abrazos y lágrimas por sus seres queridos, en medio de un profundo alivio nacional. En imágenes compartidas por medios locales, se le ve bajando de una camioneta, vestido con una camisa roja y pantalón oscuro, acompañado por personal médico y de seguridad. Aunque visiblemente agotado, el menor caminó hasta refugiarse con su familia, donde recibió atención médica inmediata.

La defensora del Pueblo, Iris Marín, confirmó que el niño se encuentra en buen estado de salud, aunque permanece bajo observación médica. Aprovechó la ocasión para lanzar un enérgico mensaje a los grupos armados ilegales:

“Respeten el derecho internacional humanitario, respeten la vida, la libertad de todas las personas, pero especialmente la de los niños. Ellos deben estar fuera de la guerra y fuera de la violencia”.

Una madre convertida en símbolo

Durante los días de cautiverio, Angie Bonilla, madre del menor, se convirtió en un símbolo de resistencia y de la lucha de miles de familias colombianas que exigen acciones firmes frente al secuestro y la violencia.

En una emotiva entrevista a Noticias RCN, rompió en llanto al relatar su calvario:

"Esto es como vivir la muerte en vida", dijo. Además, recordó que su hijo padece una condición respiratoria crónica que requiere atención médica constante. “El mayor temor es que a mi niño se le inflamen los pulmones allá y que no se pueda hacer nada”, expresó angustiada.

Conmovió al país entero con un mensaje directo a su hijo:

“Ay, hijo de mi alma, qué valiente has sido, mi amor. Gracias por estar firme, porque sé que tú lo vas a lograr”.

En medio del dolor, su clamor no fue político, fue humano. Suplicó al presidente Gustavo Petro:

“Presidente, le pido que me mire con ojos de amor, que también es padre. Yo solo pido a mi hijo, el perdón ya está”.

Reacciones y cuestionamientos a la “paz total”

Este caso reavivó el debate en torno a la política de “paz total” impulsada por el gobierno. Muchos ciudadanos han cuestionado la efectividad de esta estrategia, especialmente en zonas donde grupos armados siguen operando con impunidad.

El secuestro de Lyan ha evidenciado la fragilidad del Estado para proteger a los más vulnerables, en especial a los niños.

La indignación creció con el paso de los días. En ciudades como Cali, se realizaron marchas, velatones y concentraciones ciudadanas exigiendo la liberación del menor. Las redes sociales se convirtieron en plataformas de denuncia y solidaridad, con miles de voces clamando justicia.

Investigación en marcha

El brigadier Oviedo, de la Policía Nacional, confirmó que la prioridad actual es el bienestar del menor y su familia. No obstante, aseguró que la investigación para capturar a los responsables continúa de manera firme y coordinada con la Fiscalía General de la Nación.

“La línea investigativa ya ha permitido identificar a los integrantes del frente Jaime Martínez de las disidencias de las FARC involucrados en el delito. Vamos a continuar con las órdenes de captura. Este proceso también apunta a desmantelar la estructura criminal que operó en Jamundí”, explicó.

Desde la Policía Nacional reafirmaron su compromiso de actuar con prontitud para prevenir nuevos casos y garantizar la seguridad de las comunidades afectadas por el conflicto armado.

Una esperanza renovada

La liberación de Lyan Hortúa no solo representa el cierre de un capítulo doloroso para su familia, sino también una oportunidad para que el país reflexione sobre la urgente necesidad de proteger a la niñez en medio del conflicto. Colombia celebró su regreso, pero sigue exigiendo justicia, verdad y garantías de no repetición.