Reportero estadounidense, juzgado en Rusia por cargos de espionaje que él y su medio niegan
Evan Gershkovich enfrenta juicio en Rusia entre tensión diplomática
El juicio contra el reportero del Wall Street Journal Evan Gershkovich comenzó el miércoles a puerta cerrada en Ekaterimburgo, 15 meses después de su detención en la ciudad de los Urales por unos cargos de espionaje que él, el diario y el gobierno de Estados Unidos niegan con vehemencia.
Gershkovich, de 32 años, apareció en la zona acristalada reservada a los acusados, con la cabeza afeitada y vestido con una camisa de cuadros azules y negros. En la “jaula” de cristal había un candado amarillo.
Los periodistas pudieron entrar a la sala durante unos minutos antes del inicio de la vista a puerta cerrada. También pudieron acceder, brevemente, dos funcionarios consulares de la embajada estadounidense en Moscú, según la legación diplomática.
La próxima vista de Gershkovich se celebrará el 13 de agosto, indicaron funcionarios judiciales.
Jay Conti, vicepresidente ejecutivo y consejero general de Dow Jones, describió el juicio como una farsa durante una entrevista con The Associated Press.
“Era un periodista acreditado que hacía periodismo y esta es una farsa de juicio, cargos falsos que son completamente inventados", añadiuó Conti.
Nacido en Estados Unidos de padres que inmigraron desde la antigua URSS, Gershkovich es el primer reportero occidental detenido por espionaje en la Rusia postsoviética. Fue arrestado durante una cobertura en la ciudad porque, según las autoridades, estaba recopilando información secreta para la inteligencia estadounidense. El Departamento de Estado declaró que está “detenido injustamente”, lo que muestra el compromiso del gobierno para lograr su liberación.
El periódico ha trabajado de forma diligente para mantener el caso en la agenda pública y se ha convertido en asunto de debate en los meses previos a las presidenciales de noviembre.
Desde su detención el 29 de marzo de 2023, Gershkovich ha estado retenido en la conocida cárcel de Lefortovo, en Moscú. Ha mostrado una apariencia sana en sus comparecencias judiciales previas, en las que se rechazaron los pedidos de liberación.
“Evan ha mostrado una notable resistencia y fortaleza en vista de su sombría situación”, dijo la embajadora estadounidense, Lynne Tracy, en el primer aniversario de su arresto.
Si el tribunal determina que es culpable, Gershkovich enfrenta una pena de hasta 20 años de prisión, algo que es casi seguro. Los tribunales rusos condenan a más del 99% de los juzgados y la fiscalía puede recurrir las sentencias que considere demasiado leves, e incluso las absoluciones.
Además, la interpretación de lo que Rusia considera espionaje es amplia. Igor Sutyagin, un experto en control de armamento del centro de estudios Academia Rusa de Ciencias, estuvo entre rejas por espionaje durante 11 años por transmitir un material que, según dijo, era de dominio público.
Paul Whelan, un ejecutivo estadounidense de seguridad, fue arrestado en Moscú por espionaje en 2018 y cumple una pena de 16 años.
La detención de Gershkovich se produjo casi un año después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, impuso leyes que amedrentaron a los periodistas, criminalizando las críticas a la guerra en Ucrania y las declaraciones consideradas como un descrédito para el ejército. Muchos reporteros extranjeros se marcharon del país tras la aprobación de las leyes aunque algunos regresaron en los meses posteriores, pero preocupa que las autoridades rusas puedan actuar contra ellos.
El arresto aumentó los temores a posibles ataques rusos contra estadounidenses, en un momento de creciente tensión entre el Kremlin y Washington. El año pasado, Alsu Kurmasheva, una reportera con doble nacionalidad estadounidense y rusa que trabaja para Radio Libertad/Radio Free Europe, financiada por el gobierno estadounidense, fue detenida por la supuesta violación de la ley que exige el registro de los llamados “agentes extranjeros”.
Otra persona con doble nacionalidad, Ksenia Karelina, residente en Los Ángeles, está siendo juzgada también en Ekaterimburgo por cargos de traición luego de que supuestamente recaudó fondos para una organización ucraniana que proporcionaba armas y munición a Kiev. Varios reporteros occidentales se han visto obligados a marcharse del país tras la detención de Gershkovich luego de que Rusia rechazó renovar sus visados.
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