Texas promulga ley que permite a policía estatal detener a migrantes que entren ilegalmente en EEUU
También otorga a los jueces locales autoridad para ordenarles a los migrantes que abandonen el país
El gobernador de Texas Greg Abbott promulgó el lunes una ley que permite a la policía detener a los inmigrantes que crucen ilegalmente la frontera de Estados Unidos y otorga a los jueces locales autoridad para ordenarles que abandonen el país, poniendo a prueba los límites sobre qué tan lejos puede llegar un estado en la aplicación de las leyes migratorias.
Sus detractores han calificado la medida como el intento más drástico por parte de un estado para controlar la inmigración desde la ley de Arizona de 2010 —denunciada por sus críticos como la iniciativa “Muéstrame tus papeles”—, que fue en gran medida anulada por la Corte Suprema federal. La aplicación de las leyes de inmigración es competencia federal, por lo que también es previsible que la ley de Texas sea impugnada rápidamente en los tribunales.
La nueva medida permite que cualquier agente policial de Texas detenga a personas sospechosas de haber ingresado ilegalmente al país. Una vez bajo custodia, pueden acceder a cumplir la orden de un juez estatal y regresar al extranjero, o ser procesadas por cargos menores de ingreso ilícito. Los migrantes que no salgan de Estados Unidos podrían enfrentarse a una nueva detención por cargos de delitos graves.
Abbott, quien promulgó la iniciativa frente a un tramo del muro fronterizo en Brownsville, pronosticó que el número de personas que cruzan ilegalmente hacia Texas caerá “muy por encima del 50%, tal vez el 75%”.
Los republicanos de Texas han desafiado cada vez más la autoridad del gobierno federal en materia migratoria, y alegan que el gobierno del presidente Joe Biden no está haciendo lo suficiente para controlar los 3.149 kilómetros (1.950 millas) que abarca la frontera sur estadounidense. Desde agosto de 2022, Texas ha enviado en autobús a más de 65.000 migrantes a otras ciudades del país, y más recientemente instaló alambre de púas a lo largo de las márgenes del río Bravo (o Grande), el cual ha provocado que algunos solicitantes de asilo se lesionen.
Por otra parte, el gobierno federal cerró temporalmente el lunes dos pasos fronterizos ferroviarios en Texas para que sus agentes ayuden a procesar a los inmigrantes. Los operadores de trenes dijeron que los cierres de esos cruces en Eagle Pass y El Paso obstaculizarían el comercio antes de la Navidad.
Troy Miller, comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), indicó que las autoridades registran una cifra “sin precedentes” de arribos a la frontera, mayor a 10.000 cruces en ciertos días este mes. Los cierres de los cruces ferroviarios fueron ordenados en respuesta a que cada vez más migrantes se trasladan en trenes de carga, particularmente durante la última semana.
Expertos jurídicos dicen que la nueva ley de Texas infringe las competencias del gobierno federal en materia de inmigración, y la Unión Americana de Libertades Civiles de Texas informó que impugnará la ley ante los tribunales. Más de 20 legisladores demócratas también firmaron una misiva en la que exhortan al Departamento de Justicia a nivel federal a que interponga una demanda para frenar la ley, conocida como Iniciativa 4 del Senado (SB 4 por sus iniciales en inglés).
“La SB 4 es peligrosa para la población de Texas e interfiere con la competencia exclusiva del gobierno federal en materia migratoria y de asuntos exteriores”, se lee en la misiva.
El gobierno mexicano también ha rechazado la medida. En virtud de los acuerdos bilaterales e internacionales, México está obligado a aceptar la deportación de sus ciudadanos, pero no la de migrantes de otros países. Según la nueva ley de Texas, los migrantes a los que se les ordene salir del país serán enviados a puertos de entrada ubicados a lo largo de la frontera con México, incluso si no son ciudadanos mexicanos.
Durante el debate en la Cámara de Representantes de Texas en noviembre, el representante estatal republicano David Spiller restó importancia a las preocupaciones de que la ley pudiera ser utilizada como una red de arrastre para detener a inmigrantes en todo el estado. Aseguró que su aplicación tendría lugar principalmente en los condados fronterizos, y rechazó los intentos de los demócratas por crear una ley más específica que incluyera directrices para la policía en los campus universitarios.
“Esto no es: ‘detengan a todos los que están aquí ilegalmente y envíenlos de regreso a México’”, declaró.
Los detractores de la medida han acusado a los republicanos de Texas de usar la ley como un vehículo para obligar a la nueva mayoría conservadora de la Corte Suprema federal a revisar su histórica decisión de 2012 respecto a la iniciativa de Arizona. En ese entonces, el juez Anthony Kennedy dijo que Arizona podría tener “frustraciones comprensibles” con los inmigrantes que están ilegalmente en el país, pero no puede intentar implementar políticas que “socaven la ley federal”.
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Weber contribuyó desde Austin, Texas. Los periodistas de The Associated Press Mark Stevenson, en la Ciudad de México, y Elliot Spagat, en San Diego, contribuyeron a este despacho.
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