Andy Stalman, el alma en las palabras
Antes de hablar en escenarios internacionales o publicar libros, trabajó en oficios muy distintos, experiencias que convergieron en su manera de entender el branding como un ejercicio de dar alma y propósito
A Andy Stalman se le conoce como «Mr. Branding», pero esa etiqueta apenas roza su verdadera dimensión. Su terreno es la palabra y en ella se funden tres de sus oficios: autor, conferencista y maestro. En todos ellos late una misma búsqueda: dar sentido y conmover.
Su trayectoria no fue lineal. Antes de hablar en escenarios internacionales o publicar libros, Andy trabajó en oficios muy distintos —un multimedios, aeropuertos, una productora de cine y televisión, una multinacional agroindustrial—.
Podría parecer un recorrido caótico, pero había un hilo conductor: la búsqueda. Con el tiempo, todas esas experiencias convergieron en su manera de entender el branding como un ejercicio de dar alma y propósito.
El Stalman autor ha escrito siempre como quien descarga lo que no cabe en el pecho. Sus primeros cuadernos eran diarios cifrados, relatos donde solo él reconocía rostros, aromas, dolores.
Con el tiempo, esa expresión íntima se volvió pública. BrandOffOn (2014) lo dio a conocer. Y HumanOffOn (2016), su obra más personal, despliega veintisiete capítulos que recorren temas vitales —la educación, la creatividad, lo digital, la xenofobia— con la fuerza de un tono propio.
El conferencista encontró pronto su lugar. Descubrió que, frente a un auditorio, su timidez se desvanecía y nacía otra faceta. Desde entonces ha llenado escenarios en cinco continentes con la misma convicción: cuando hablas desde el corazón, alcanzas el de los demás.
Lo suyo no es la retórica aprendida de memoria, sino la vibración de una palabra que convoca y despierta.
El maestro, en cambio, siempre estuvo presente. Fue primero un alumno curioso que no se conformaba con memorizar: indagaba y desafiaba. Esa inquietud la lleva hoy al aula. Rechaza programas rígidos y prefiere escuchar lo que sus estudiantes necesitan.
Sus alumnos no recuerdan solo contenidos, sino la forma en que él les cambia la mirada. No es casual que en Colombia exista ya una cátedra que lleva su nombre, prueba de una vocación que concibe la enseñanza como transformación.
Pero más allá de los títulos y los escenarios, queda el Andy humano: el que escribe para no naufragar en la intensidad de sentir, el que habla con el corazón y el que enseña lo que le hubiese gustado recibir.
Por eso, detrás de «Mr. Branding» lo que de verdad hallamos es un hombre que nunca ha dejado de buscar en las palabras —y en las personas— el alma de las cosas.