Olimpiadas de amor: los romances de miembros de la realeza que se forjaron en los Juegos Olímpicos
De Silvia y Carlos Gustavo de Suecia a Alberto y Charlène de Mónaco, repasamos las parejas "royals" que se conocieron en los Juegos Olímpicos
El amor se puede encontrar donde menos te lo esperas. Por ejemplo, en los Juegos Olímpicos.
Jefes de Estado, diplomáticos y miembros de la realeza se dan cita al evento para disfrutar de las competiciones deportivas sin pensar que los grandes ganadores serán ellos, al conocer allí a su otra mitad.
De Silvia y Carlos Gustavo de Suecia a Alberto y Charlène de Mónaco, estas son las historias de romances de la realeza que se forjaron en los Juegos Olímpicos.
Silvia y Carlos Gustavo de Suecia
Se conocieron en los juegos de Múnich, en 1972. Silvia Renate Sommerlath, asistente e intérprete, fue la anfitriona de la sala VIP de los juegos, donde se encontraba el príncipe heredero de Suecia, Carlos Gustavo.
“De repente, sentí la mirada de alguien sobre mí. Me di la vuelta. Un hombre me estaba observando con sus gemelos... ¡a sólo un metro de mí! Fue realmente inusual”, contó la ahora reina.
Al parecer, el príncipe de 26 años, precedido por una reputación de playboy, quedó encantado con la belleza de la joven de origen germano-brasileño, de 29 años. Él envió a su ayudante a decirle que “su alteza real desea conocerla” y ella acepta.
Tras conversar un rato, él la invita a cenar: para sorpresa de Silvia era una cena familiar, en compañía del tío de Carlos Gustavo, el príncipe Bertil, su esposa, Lillian, una de sus hermanas, la princesa Birgitta, y su esposo, el príncipe Jorge de Hohenzollern-Sigmaringen.
Silvia fue recibida cordialmente por todos los comensales, quienes la hicieron sentir a gusto durante la velada. Luego de la cena, el príncipe heredero la invitó a una discoteca de moda. Siguieron en contacto, pero unos días después Carlos Gustavo tuvo que regresar a Suecia.
Volvieron a verse a escondidas, primero en Alemania y luego Suecia, hasta que un reportero los fotografía juntos en una gasolinera y la relación empieza a ser conocida. Sin embargo, no pueden hacer pública su relación porque el rey Gustavo Adolfo, abuelo de Carlos Gustavo, no está conforme con la novia elegida.
Carlos Gustavo subió al trono el 15 de septiembre de 1973 y, finalmente, la pareja se casó el 12 de marzo de 1976.
La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin
Cristina de Borbón y Grecia, hija de Juan Carlos I y Sofía de España, conoció al entonces balonmanista en Iñaki Urdangarin en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, donde se alzó con la medalla de bronce junto a su selección.
Fue el portero de waterpolo Jesús Rollán quien los presentó en un encuentro que sería el inicio de una gran historia de amor. A un año de conocerse, el 4 de octubre de 1997, Barcelona acogió la boda real de la pareja, que se convirtió en uno de los eventos nupciales más comentados de la realeza española.
Sin embargo, esta historia no tuvo final feliz. Tras procrear cuatro hijos, la pareja anunció su separación el 24 de enero de 2022, una decisión “de común acuerdo”, según informaron.
Federico y Mary de Dinamarca
La pareja se conoció para los juegos de Sídney 2000. En ese momento Mary Donaldson tenía 28 años y era una abogada que trabajaba en el mundo de la comunicación y la publicidad. Federico de Dinamarca, de 32 años, era heredero al trono de Dinamarca. Él asistió al evento deportivo acompañado de su hermano, Joaquín.
En una salida de Federico y Joaquín junto a su prima, la princesa Marta Luisa de Noruega, el príncipe Nicolás de Grecia y uno de los sobrinos del rey Juan Carlos, Bruno Gómez-Acebo, se mezclan amigos de amigos, entre ellos, se encontraba Mary.
Federico se presentó como Fred y se sentaron juntos a conversar. Ella luego reveló que no sabía que era el príncipe de Dinamarca. Al final de la noche, Mary le dio su número de teléfono a Federico, quien la llamó al día siguiente.
“Algo había sucedido entre nosotros. Desde el primer momento en que empezamos a hablar, y ya nunca paramos”, comentó Mary. Durante más de un año, Federico viajó de Copenhague a Sídney para verse a escondidas con ella. En 2001 la prensa hizo pública su relación y, finalmente, se casaron el 14 de mayo de 2004.
Alberto y Charlène de Mónaco
Aunque se conocieron en un campeonato de natación en Mónaco en el 2000, el príncipe Alberto de Mónaco y Charlène Wittstock hicieron pública su relación en los Juegos Olímpicos de invierno de Turín 2006.
Alberto había subido al trono unos pocos meses antes. A ambos los unió su amor por el deporte: Alberto participó con el equipo monegasco de bobsleigh en los juegos de 1988 y 2002, mientras que Charlène compitió en Sidney 2000 como nadadora.
La pareja se casó el 2 de julio de 2011. Desde entonces, han mantenido una conexión estrecha con el deporte. Alberto y Charlène de Mónaco continúan juntos y tienen a los mellizos Jacques y Gabriella como fruto de su matrimonio.
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