Armando Lucas Correa: “Me gusta crear una conexión emocional con el lector”
El escritor y periodista ha publicado su más reciente obra, “El silencio en sus ojos”
El acto de contar historias siempre ha tenido una fuerte presencia en la vida de Armando Lucas Correa, desde sus días como estudiante de Teatrología y Dramaturgia, durante su extensa y exitosa carrera como periodista y hasta esta nueva etapa de su vida en la que se dedica plenamente a la escritura.
Con la publicación de su más reciente obra, “El silencio en sus ojos”, Correa continúa compartiendo su entusiasmo por las historias con el resto del mundo.
Después de una carrera tan exitosa en el periodismo, ¿qué lo motivó a dedicarse a tiempo completo a la literatura?
Desde niño soy un lector que escribía. La lectura siempre me fascinó. Yo comencé mi carrera en una revista de artes escénicas como crítico de teatro y danza. De alguna manera esa era mi forma de escribir.
Después cuando voy para Estados Unidos comienzo a trabajar para el Nuevo Herald como reportero, después se crea People en Español y paso a ser escritor principal hasta que me convierto en el editor en jefe por los últimos 15 años de la revista, pero en medio de todo eso yo seguía escribiendo, aunque no sabía qué iba a pasar con lo que escribía.
En el 2008 un editor me dice que quería que yo escribiera sobre el proceso de cómo tuve a mi hija. O sea, una especie de un libro de no ficción y muy personal.
Yo tenía dudas porque estaba muy ocupado en esa época en el trabajo, pero al final me di cuenta que yo llevé casi un diario de todo el proceso. Entonces publico el libro “En busca de Emma” en el 2009.
Cuando el libro sale, una editora de Samuel Schuster me dice que debería escribir una novela.
El próximo mes le mostré todo mi trabajo sobre los refugiados judíos durante la época de Hitler que tenían permisos para ir a Cuba y fueron rechazados. La mayoría terminaron en campos de concentración.
A ella le fascinó la idea y me dijo que quería comprar la novela. El libro salió publicado en el 2016, pero antes de que saliera, se vendió a 12 países.
De alguna manera, mi vida se fue complicando. El trabajo me ocupaba mucho tiempo, pero en eso llega la pandemia. De alguna manera, me ayudó a poder conseguir más tiempo para escribir.
People en Español fue adquirido por una compañía digital que cerró muchas revistas y eso tal vez fue el empujón que yo necesitaba para tomar la decisión de dedicarme a escribir a tiempo completo.
Al leer la reseña de “El Silencio en sus ojos” me recordé de “Rear Window”, película dirigida por Alfred Hitchcock. ¿Ese filme fue una de las influencias de la novela?
Muchos la han comparado cuando salió la reseña, pero yo quería que “El Silencio en sus ojos” sonara como dos libros en uno, como en “Vertigo”. Tú ves toda una película hasta que sucede el clímax. Y ahí te das cuenta que es otra. Entonces, yo quería esa estructura.
Leah, el personaje principal de la novela, tiene una rara condición neurológica conocida como akinetopsia. ¿Cómo surgió la idea de crear un personaje con esta condición?
Yo estaba buscando una enfermedad o un tipo de ceguera que hiciera vulnerable al personaje. Hay muchos tipos de ceguera y, de pronto, la kinetopsia me pareció que tiene muchas posibilidades literarias porque es la ceguera del movimiento.
¿Qué quiere decir? Si yo estoy hablando contigo, te veo. Y tú vas a estar conmigo hasta que yo pestañee. Tú te puedes ir, pero sigues conmigo porque no puedo ver el movimiento. Si algo se mueve, tú ves estelas de luz, de colores, pero si tú estás conmigo, te quedas hasta que yo pestañee.
Entonces, vives con estatuas de sal que se disuelven en algún momento con solo abrir y cerrar los ojos. Eso me pareció que tiene un potencial literario y al mismo tiempo creas una realidad que el lector nunca sabe qué es o no es.
Al final, no sabes qué es real o no, si la estatua de sal está ahí o no.
En este libro deja a un lado el género de la novela histórica para centrarse más en el del suspenso. ¿Con cuáles otros géneros le interesan experimentar?
Yo no pienso en género. Me gusta contar historias. Me gusta crear atmósfera. Me gusta crear una conexión emocional con el lector.
Después de tener un contrato de tres novelas históricas, o sea, inclusive antes de haberlas escrito, yo tenía la idea, y cuando descubrí la Kenetopsia dije que hay muchas posibilidades literarias principalmente para escribir. Y, por supuesto, en todas mis novelas también hay muerte y crímenes, pero no son novelas de suspenso.
¿Qué pasa? El nivel de suspenso era tan grande que me di cuenta que lo que estaba haciendo era un thriller psicológico, pero eso tiene sus reglas.
Tienes que mantener ese final en suspenso y tienes que pulir para que no se te vaya ningún elemento que la gente pueda sentir donde voy con el libro. Yo quería que el final fuera inesperado. Hay gente que tiene que volver a releer las páginas para entender lo que ella hizo.
¿Qué es lo que más le gusta de escribir un libro?
Hay gente que necesita hacer yoga, que va al gimnasio, que se va de fiestas, o sea que hace algo como para salir de la rutina. Para mí escribir es eso. Es mi vida.
La palabra no es caótica, pero la gente lo es. Estoy ocupado siempre. Entonces cuando escribo me encierro en ese mundo. Es mi momento de paz, a pesar de que me deja extenuado y que me pueda dar estrés o quitar el sueño.
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