Las confesiones lectoras de Fernando Marías
Confesiones de Lector revive en esta entrega las lecturas que Fernando Marías sumó a su vida
La muerte no lee. Tiene cosas más importantes en las que entretenerse: restar presencias y sumar ausencias a la vida. Eso le basta y le sobra.
La vida por su lado, en su afán de esquivarla ya que no puede matarla, no cesa de idear. Con la escritura, su mejor ingenio, ha logrado al menos salirse con la suya atrapando y guardando las palabras que perecían en el tiempo. Como la muerte no sabe leer, aquí se quedan.
También se idea la ficción para alumbrar vidas que solo los lectores pueden hacer suyas generación tras generación; para desdibujar los límites de la finitud, sumar presencias, trascender y abrir puertas a mundos alejados de su visión.
Y hasta ahora lo ha logrado. Basta y sobra para ahuyentarla el reflejo de las velitas de cumpleaños que festejan a diario la existencia de miles de hombres y mujeres que se volvieron inmortales a través de la literatura y la de los personajes a los que dieron luz y eternidad. Hay que seguir leyendo para restar ausencias a la vida y vidas a la muerte.
Confesiones de Lector revive en esta entrega las lecturas que Fernando Marías sumó a su vida y compartió en una entrevista para Diario Libre en 2019. Se enciende una eterna velita de gratitud. Su obra y su pasión lectora quedan presentes.
Describe en pocas palabras tu encuentro con el libro.
Iba yo por un camino, de niño, y de pronto vi un puente. Al otro lado se movía algo. Era una hermosa historia de aventuras metida dentro de un libro. Crucé el puente sin pensarlo dos veces. Y aquí sigo. De este lado del puente. Me gusta como título para algo, aunque no sé para qué.
¿Cuál es tu personaje literario preferido?
Doctor Jekyll & Mister Hyde.
¿Qué libro regalarías a ciegas?
“Ficciones”, de Jorge Luis Borges.
Menciona tres escritores que hayan ejercido fuerte influencia sobre ti.
Borges, Mary Shelley y Joseph Conrad.
Cuando escribes, ¿tú decides el tema o este te elige a ti?
Nos elegimos mutuamente tras mucho atraernos, pelearnos, separarnos, volvernos a juntar... Si no hay amor pasional entre el escritor y el proyecto de novela no habrá novela.
¿Cuáles son los géneros que sobresalen en el conjunto de los libros que posees?
Últimamente he adquirido la extraña manía de librarme de los libros que no voy a leer o no necesito. Es una especie de deconstrucción de la biblioteca que una vez me planteé tener. Así que ahora, básicamente, tengo dos clases de libros: aquellos que han superado la prueba y se quedarán conmigo siempre y aquellos que he sumado voluntariamente y con ganas a los libros por leer.
Si una tormenta tomara por asalto tu biblioteca y solo pudieras rescatar cinco obras, ¿cuáles serían?
“Poesía completa”, de Jorge Luis Borges; “El extranjero”, de Albert Camus; “Moby Dick”, de Herman Melville; “El embrujo de Shangai”, de Juan Marsé; y uno mío, “La isla del padre”. No por vanidad, sino por si algún día pierdo la memoria para poder leer quién fui.
¿Qué libro de los que habitan en ella te hubiese gustado escribir?
“Frankenstein”, de Mary Shelley.
Borges expresó: “La lectura es una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz”. ¿Crees que esa felicidad se puede contagiar?
Vaya, Borges sale de nuevo. No hay quien le impida colarse, jaja. Sí, la felicidad se puede contagiar. Desde este punto de vista, podríamos decir que es la mejor enfermedad del mundo, la única gozosa. Lamentablemente, a veces se cura.
¿Qué libro amaneció contigo hoy?
Ahora estoy releyendo “Matria”, la última obra de la poeta española Raquel Lanseros. Lo releo porque cuando lo terminé sentí que debía empezarlo de nuevo. Es un libro mágico, no se sale de él.
¿Si fueses un libro, cómo te llamarías?
“El extranjero”.
¿Qué eslogan propondrías para una campaña nacional de lectura?
Entre las páginas de algún libro de título desconocido está la solución a ese problema que te impide ser feliz.
Novelista, editor, productor teatral e inventor de conceptos culturales. Autor de novelas como “La luz prodigiosa”, “El Niño de los coroneles” (Premio Nadal 2001), “La mujer de las alas grises” o “Todo el amor y casi toda la muerte” (Premio Primavera 2010). Su novela “La isla del padre” recibió el Premio Biblioteca Breve 2015. Entre sus novelas dirigidas al público juvenil destacan “Cielo abajo” (Premio Anaya 2005 y Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2006), “Zara y el librero de Bagdad” (Premio Gran Angular 2008) y “El silencio se mueve”. De su obra se ha llevado al cine “La luz prodigiosa” (adaptada por él mismo y dirigida por Miguel Hermoso, 2002, ganadora de numerosos premios internacionales) e “Invasor” (Daniel Calparsoro, 2012).
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