Las 10 cosas para las que sí sirve el alcohol
El alcohol no es veneno por una sola copa, pero tampoco es inocente por ser legal o social
Durante años nos han vendido la idea de que una copa “relaja”, que el vino es “cardiosaludable” o que el alcohol forma parte de una vida equilibrada. Pero si dejamos a un lado la narrativa social y miramos el cuerpo humano con ojos fisiológicos, el alcohol tiene usos muy claros. No los que crees, pero usos al fin.
1. Para perder músculo con eficiencia
El alcohol inhibe la síntesis proteica muscular, reduce la señalización de mTOR (interruptor que le dice a tu cuerpo cuándo crecer, reparar y construir) y disminuye la testosterona. Da igual si entrenas, comes proteína o tomas creatina: beber es como sabotear el proceso desde dentro.
2. Para empeorar el control de la glucosa
Aunque a corto plazo puede bajar la glucemia, el alcohol altera la gluconeogénesis hepática, aumenta la resistencia a la insulina y favorece picos tardíos. Ideal si el objetivo es confundir al páncreas y desregular el metabolismo.
3. Para inflamar el intestino
Aumenta la permeabilidad intestinal, altera la microbiota y facilita el paso de endotoxinas al torrente sanguíneo. Perfecto si buscas más distensión, gases, disbiosis y síntomas digestivos persistentes.
4. Para detonar o agravar enfermedades autoinmunes
El alcohol estimula inflamación sistémica, activa el sistema inmune innato y puede exacerbar brotes en personas genéticamente predispuestas. Un excelente “gatillo” para quien ya tiene el terreno preparado.
5. Para elevar ferritina sin tener hierro
Como reactante de fase aguda, la ferritina sube con inflamación hepática inducida por alcohol.
6. Para dañar el hígado silenciosamente
No hace falta ser alcohólico. El alcohol favorece hígado graso, estrés oxidativo y disfunción mitocondrial incluso en consumos sociales. Y lo mejor: puede hacerlo con transaminasas (enzimas hepáticas) normales durante años.
7. Para alterar hormonas en hombres y mujeres
Aumenta la aromatización (cuando el cuerpo convierte testosterona en estrógenos), baja testosterona, interfiere con estrógenos y progesterona y desregula el eje HPA (la comunicación entre Hipotálamo – Pituitaria – Adrenales). Ideal si buscas fatiga, baja libido y peor composición corporal.
8. Para dormir peor creyendo que duermes mejor.
Induce el sueño, sí, pero fragmenta el descanso, reduce el sueño profundo y REM y aumenta despertares nocturnos. Te “duermes”, pero no te recuperas.
9. Para subir grasa abdominal
El alcohol prioriza su metabolismo hepático, desplazando la oxidación de grasa. Resultado: más lipogénesis, especialmente visceral. No falla.
10. Para normalizar el autoengaño
Quizá su función más potente: hacernos creer que “no pasa nada”, que es poco, que es ocasional, que todo el mundo lo hace. Socialmente aceptado, metabólicamente costoso.
El alcohol no es veneno por una sola copa, pero tampoco es inocente por ser legal o social. El cuerpo no negocia con la narrativa cultural. Cada trago tiene un efecto medible y te lo describimos para información no satanización.