Historia de perros

Al principio, los animales apenas conocen a sus amos, pero desde que pasa cierto tiempo y crece la relación perruna, los dueños comienzan a asemejarse a sus mascotas

Una amiga muy querida, expianista, ahora profesora de piano, llama a su mascota Chopin. (Shutterstock)

Es increíble lo que la gente se parece a sus perros. Al principio, los animales apenas conocen a sus amos, pero desde que pasa cierto tiempo y crece la relación perruna, los dueños comienzan a asemejarse a sus mascotas.

Una amiga muy querida, expianista, ahora profesora de piano, llama a su mascota Chopin. Antes tenía uno que murió y lo llamaba Chaicoski y cuando estaba muy salamera le decía Chaico y lo mejor del cuento es que el perro respondía con un ladrido entonado, dice ella. Y tuve que aguantarle su historia de que su mascota era culta, pues amaba la música clásica.

-Si ves la carita que pone cuando escucha la novena- me comentó muy seria.

Con el nombre de Pina bautizaron mis amigos Alejandro y Marianela su shih tzu.  Cuando pregunté el origen del nombre ella de inmediato contestó por Pina Bausch, la famosa bailarina y coreógrafa alemana que tanto ha influenciado en el mundo de la danza contemporánea.

Pina tiene tal poder que muchas veces ellos no salen de la casa para no dejarla sola porque la sienten melancólica o nostálgica. Mis nietas tienen un perrito que se llama Taco y debo decir que es un poco atronado, ha perdido todo el pelo y no hay manera de que haga sus necesidades en un lugar fijo. Orina y defeca donde le da la gana y a la hora que nadie espera, en esa casa todos celebran dicha actividad.

Un día paseando por el parque una joven comenzó a gritar el nombre de Juan Manuel a su perro. Intrigado me le acerqué y le dije que ese no era nombre para un perro. Ella un poco molesta me dijo: “pues para ella sí”. Juan Manuel había sido su primer novio y le había dejado buenos recuerdos, y en su memoria había bautizado todos sus animalitos con su nombre, este era su Juan Manuel Tercero.

Rosita quedo viuda y mientras vivía con su marido habían comprado un chihuahua. Viajaban y lo llevaban a todas partes, es hembra, increíble el ajuar que tiene, hasta perfumes y collares.

Me cuenta ella que duerme en su cama y que hasta que ella no se duerme, Trini, así se llama, no pega un ojo. “Fíjate, Freddy” me dijo “que cuando murió mi marido se pasó todo un día llorando y jamás me ha dejado sola, es como si mi esposo le hubiera encargado que me acompañara siempre”.

“Trini va a todas partes conmigo, la he llevado a viajes muy largos y siempre busco hoteles pet friendly. He llegado a tal punto que no puedo separarme de ella y hasta le hablo, y no me lo vas a creer; en su idioma me contesta. Es tan inteligente y lo bien que se porta”.

Una noche fui a visitar a mi amiga y Tri, así la llaman sus íntimos, estaba en la sala con ella, hablamos mucho, Tri asentía, movía la cola, gruñía discretamente y no se perdía ningún movimiento del grupo de invitados. En un momento la perrita se paró en sus dos patitas y la dueña de la casa con una inocencia increíble nos dijo “miren”. Todos miramos.

-¿No se dan cuenta de lo que ella esta insinuando?

Todos pusimos cara de no saber.

 -Tri está cansada y quiere que ustedes se vayan.

Todos entendimos y nos despedimos.

Una vez fuera de la casa una sola carcajada acompañó nuestra salida.

Freddy Ginebra Giudicelli es un contador de anécdotas cuyo mayor deseo es contagiar su alegría y llenar de esperanza a todos aquellos que leen sus entrañables historias.